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lugar de la memorización mecánica de información. En ese sentido, las actividades matemáticas no
deben estimular la memorización de fórmulas, la búsqueda de respuestas automáticas, mecanización de
ejercicios repetitivos; al contrario, deben promover el desarrollo de competencias matemáticas como
resolver problemas, razonar, comunicar matemáticas, usar herramientas heurísticas, entre otros.
La competencia matemática se concibe como la cualidad del saber hacer, por ejemplo, “Describir y
reproducir patrones de objetos y figuras basándose en sus atributos” (MinEduc, 2016, p. 76), es decir,
que el ser humano tenga la capacidad de realizar tareas matemáticas. Es meritorio señalar que “la
cognición matemática hace referencia a un conjunto de capacidades, habilidades, cualidades, y
competencias, de las que dispone el ser humano para realizar alguna tarea matemáticamente exigente
(González, 2003).
El currículo de Educación General Básica (EGB) y Bachillerato General Unificado (BGU) de
Matemática indica que para implementar el currículo se “fomentará una metodología centrada en la
actividad y participación de los estudiantes que favorezca el pensamiento racional y crítico, el trabajo
individual y cooperativo del alumnado en el aula” (MinEduc, 2016, p.17). Por ende, las actividades
didácticas que planifique y ejecute el guía del proceso de enseñanza y aprendizaje deben basarse en el
uso de estrategias didácticas para Matemática con énfasis en la práctica, que plantee situaciones
problema, que promueva la formación de conceptos, que el aprendizaje se produzca mediante el juego,
que se use una variedad de recursos didácticos, entre otros., con el propósito de generar un aprendizaje
dinámico e interactivo.
El interés de los niños hacia la Matemática inicia en la escuela y se conecta con el exterior al momento
que resuelven problemas de su vida diaria. La verificación de los logros de aprendizaje de la mayoría
de los contenidos de matemáticas correspondiente al subnivel básica media se pueden aplicar desde el
planteamiento y solución de problemas de la vida cotidiana, sin embargo, todavía son problemas
pendientes que los docentes debemos saber modelar. Por ejemplo, pintar las líneas de paso cebra que se
encuentran al frente de la escuela, conlleva al planteamiento de varias hipótesis de parte de los
aprendices, se discute de manera aproximada las medidas del ancho y el largo, la cantidad en galones
de pintura que se necesita para cubrir las líneas con dos capas, el costo de pintado, el tiempo de duración,
la calidad de la pintura, etc. (Alsina y Planas, 2008).