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INTRODUCCIÓN
Paraguay, es un país que se caracteriza por su población eminentemente joven. Sin embargo, el
número de personas adultas mayores constituye aproximadamente el 10% de su población actual
y ha ido en aumento. El creciente número de adultos mayores plantea nuevos desafíos para la
sociedad paraguaya a nivel individual, familiar, comunitario y nacional. Estos retos requieren de
múltiples acciones preventivas, receptivas y adaptables en los sectores públicos y privados por
igual (Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social, 2018).
Según, Vega, Ávila, & Ávila, (2021) en la etapa de la vejez, es un reto no enfermarse o sufrir
ciertos trastornos patológicos, por esta razón es necesario mencionar el importante papel de la
familia, los cuidados de la transición de una etapa a otra, porque al ocurrir ciertos cambios en la
morfología humana, ya el cuerpo no responde de manera correcta y por tanto dependen en ciertas
y determinadas actividades de la ayuda de las personas que componen el núcleo familiar.
Del mismo modo, Amadasi, Rodríguez, & Garofalo, (2022) mencionan, que, el envejecimiento
individual debe considerarse, como un proceso continuo, heterogéneo e irreversible, que
progresivamente conlleva una pérdida de la capacidad de adaptación, condicionado por factores
genéticos, psicológicos, culturales y sociales, cargado de afectos, que hace difícil determinar el
ingreso a los cambios de la vejez, de tal manera, que cuando se analiza el envejecimiento
individual, se debe considerar tres tipos de edades: la edad cronológica como el número de años
vividos, la edad biológica, que puede no correlacionarse con la anterior, condicionada por el grado
de deterioro físico y la edad psicológica, que se manifiesta a partir de las competencias
conductuales y la adaptación de la persona, por ello su importante valor al analizarlas.
La Organización Mundial de la Salud, (2022) expone, que algunas de las variaciones en la salud
de las personas mayores se deben a la genética, los factores que más influyen tienen que ver con
el entorno físico y social, en particular la vivienda, el vecindario y la comunidad, así como
características personales como el sexo, la etnia o el nivel socioeconómico.
Los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa o a través de la creación
de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y los hábitos relacionados