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existen patologías asociadas a este, como la obesidad, las cuales afectan a su vez otros ámbitos de la
salud de este tipo de pacientes y por ende su calidad de vida.
Por esto, en los últimos años se ha evaluado el papel de la nutrición en este tipo de pacientes.
Hay diversas teorías que explican la relación entre el TDAH y la obesidad. Los estudios han indicado
que las personas obesas pueden tener TDAH, y viceversa, las personas con TDAH pueden ser
diagnosticadas con obesidad. Algunos estudios sugieren que la impulsividad y la falta de organización
asociadas con el TDAH podrían contribuir a la obesidad. Otros señalan que las personas obesas suelen
experimentar trastornos del sueño que pueden exacerbar los síntomas del TDAH. (27)
La impulsividad, un síntoma clave del TDAH, puede llevar a una falta de autocontrol y aumento en la
ingesta de alimentos, resultando en obesidad. Además, las respuestas impulsivas a las señales de comida
pueden contribuir a este problema. El aumento del índice de masa corporal (IMC) puede reducir la
inhibición de las señales alimentarias, promoviendo así la obesidad. Una explicación adicional podría
ser cómo el TDAH afecta el ritmo circadiano, que regula los patrones de sueño y alimentación. Una
alteración en este ritmo podría resultar en patrones de alimentación inestables que predisponen a la
obesidad. Un estudio comparativo observó que los niños con TDAH tienden a tener menos actividad
física y pasar más tiempo frente a pantallas en comparación con los niños sin TDAH, lo cual aumenta
su riesgo de desarrollar obesidad. (28)
A su vez, Durá y colaboradores (2014) investigaron los hábitos alimentarios de un grupo de pacientes
diagnosticados con TDAH que estaban recibiendo tratamiento con metilfenidato de liberación
prolongada (1,02 mg/kg/día). Durante tres días consecutivos, analizaron la ingesta de alimentos de: a)
150 pacientes con TDAH (100 varones y 50 mujeres), y b) 150 sujetos sanos de la misma edad (grupo
control C).
Compararon la cantidad de alimentos y nutrientes consumidos, así como el estado nutricional entre
ambos grupos. Encontraron que en el grupo C, la ingesta calórica y de nutrientes como proteínas,
carbohidratos, grasas, fibra, calcio, hierro, magnesio, zinc, selenio, fósforo, tiamina, niacina, vitamina
B6 y folatos era significativamente mayor en comparación con el grupo de pacientes con TDAH (p <
0,05). Por otro lado, la ingesta de cereales, carnes, legumbres y frutas fue significativamente menor en
el grupo con TDAH (p < 0,05). También observaron que el tratamiento con metilfenidato de liberación