CALIDAD Y EXCELENCIA EDUCATIVA;
LA EDUCACIÓN EN DISPUTA
EDUCATIONAL QUALITY AND EXCELLENCE;
EDUCATION IN DISPUTE
Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo
Universidad Intercultural de Pueblo-UIP, México
pág. 6262
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i4.12826
Calidad y Excelencia Educativa; la Educación en Disputa
Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo
1
orion-1966-2012@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7216-685X
Facultad de Bellas Artes
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca
Universidad Intercultural de Pueblo-UIP
México
RESUMEN
Es necesario que hablemos de aprendizaje y lancemos luces sobe un concepto sobre el que rota la
pedagogía sin cuestionase, no pocas veces, los males que acarrea diseñar una escuela centrada
solamente en él. El aprendizaje es apenas unos de los propósitos de la escuela; la educación integral del
sujeto histórico desalienado sería su objetivo más general. Hablar de calidad, excelencia y aprendizaje
escolar se ha convertido en un espacio común en el que se repiten conceptos sin cuestionar los procesos
históricos en los que estos conceptos se instalaron en el imaginario pedagógico y social y los oscuros
intereses empresariales, imperialistas y neoliberales que se ocultaban detrás de ellos. (Bianchetti.,
2017)) El presente artículo aborda el desarrollo de los conceptos de excelencia educativa y calidad
educativa como parte de la lucha ideológica del neoliberalismo por instalarse como visión única en los
últimos 35 años.
Palabras claves: educación, calidad educativa, neoliberalismo
1
Autor principal
Correspondencia: orion-1966-2012@hotmail.com
pág. 6263
Educational Quality and Excellence; Education in Dispute
ABSTRACT
It is necessary that we talk about learning and shed light on a concept on which pedagogy rotates without
questioning, not infrequently, the evils of designing a school focused solely on it. Learning is just one
of the purposes of school; the integral education of the disalienated historical subject would be its most
general objective. Talking about quality, excellence and school learning has become a common space
in which concepts are repeated without questioning the historical processes in which these concepts
were installed in the pedagogical and social imaginary and the dark business, imperialist and neoliberal
interests that were hidden behind them. This article addresses the development of the concepts of
educational excellence and educational quality as part of the ideological struggle of neoliberalism to
establish itself as a single vision in the last 35 years.
Keywords: education, educational quality, neoliberalism
Artículo recibido 10 julio 2024
Aceptado para publicación: 15 agosto 2024
pág. 6264
INTROCUCCN
Los conceptos de excelencia y calidad educativa, al igual que el de competencias llegaron a América
Latina y el caribe desde los EUA. Fue precisamente en los albores de la década de los ochenta cuando
estos conceptos se instalaron en el centro del debate pedagógico precisamente en el país del norte. Lo
primero que debe resaltarse es que el concepto de excelencia educativa llegó como parte del análisis de
la supuesta crisis educativa que sufrían los EUA. Ya es sospechoso que la aparición de los informes
sobre educación que hacían una especial referencia a la crisis de la educación en los EUA coincidiera
con el inicio de la instalación en el mundo de la ideología neoliberal.
Los educadores no podemos caer en la inocencia de pensar que las teorías y conceptos que se producen
en los centros de poder mundial tienen el objetivo de mejorar nuestras vidas y hacer de la educación un
espacio de crecimiento personal aséptico. La Dominación capitalista neoliberal no solo se sostiene en
una relación económica y comercial basada en el despojo, sino que se asientan en el sentido común a
través de propuestas culturales, en especial educativas. Y es que la escuela, bajo los sistemas de
dominación se presenta neutra y necesaria para todos como si en ella se preparara a la juventud “para
la vida”; cuando en realidad se pe prepara para la enajenación, el consumismo y la asunción de que
vivir es buscar el éxito personal al margen de la vida miserable de millones de seres humanos en el
planeta. En pocas palabras, la escuela no educa la conciencia histórica, ni el compromiso emancipatorio
porque ello atentaría contra lo establecido.
Es por ello que debemos analizar finamente el origen y la función de las categorías educativas que nos
proponen con el ánimo de pensarla a contrapelo evidenciando su carácter subalterno a la realidad
económica y política que viven los oprimidos de la tierra.
DESARROLLO
Fue precisamente en la década de los ochenta, cuando ya se tenían los primeros resultados del
experimento neoliberal chileno con la aplicación de la teoría económica neoliberal de los Chicago Bois
cuando comenzaron a aparecer informes muy alarmantes sobre la precariedad de la educación en los
EUA preparando el terreno para lo que posteriormente sería la mayor ofensiva privatizadora sobre la
educación que ha conocido el mundo. Junto con ello se instaló el pensamiento único neoliberal.
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Los informes eran liderados por una comisión creada en el gobierno del presidente norteamericano,
actor de películas del oeste, denominada “Comisión nacional para la excelencia educativa”.
Hoy, pasados los años, nos percatamos que la función de esta comisión no era mejorar la educación
pública norteamericana sino, lincharla. Se estaba preparando el terreno para pasar a la privatización en
masas de la educación, para quitarle al estado su responsabilidad en este crucial servicio público y
dársela a actores privados. Primero se buscaba la intención de crear la alarma general, el miedo,
desacreditar al sistema público de la educación y luego imponer sus soluciones mágicas. Los informes
que se socializaban a través de la gran presa no podían ser más elocuentes de la crisis de la educación:
Como declara en su informe, A Nation in Risk, la Comisión Nacional sobre la Excelencia
en la Educación, la cuestión central es, ni más ni menos, que el futuro de «la prosperidad,
la seguridad y la civilidad norteamericana». El informe expresa la amenaza con estas
palabras: (Si una potencia extranjera hostil hubiera tratado de imponer en Norteamérica el
mediocre rendimiento educativo que existe hoy día, bien podríamos haberlo considerado
un acto de guerra. (FISHER & MANDELL, 1989, pág. 145)
El alma del informe no era la preocupación por educar uno u otro tipo de ser humano sino la aterradora
comprensión de que los EUA ya no portaban la grandeza que frente a naciones arrasadas por la primera
y la segunda guerra mundial tuvieron antaño. Les preocupaba el desarrollo ajeno; fue la envidia, el
egoísmo y el ansia por resaltar por encima de otros los verdaderos sentimientos y valores que se
respiraban en aquellos escandalosos informes que se escribían. No se pretendía un modelo educativo
para formar al hombre espiritual y comprometido con un mundo más justo y equitativo; sino, preparar
la masa de trabajadores para que aceptaran como una solución salomónica la avalancha neoliberal que
se gestaba. Se podía leer, por ejemplo:
Nuestra Nación está en peligro. Nuestra otrora incontestada preeminencia en el comercio,
la industria, la ciencia y la innovación tecnológica está siendo superada por competidores
de todo el mundo. (Gardner, 1983, pág. 6)
La Comisión Nacional para la Excelencia de la Educación creada en 1981 y cuyo informe se presentaba
en 1983 no buscaba la excelencia pensando en mejorar los valores humanos de las personas, sino que
el concepto excelencia que se cacareaba venía ya sesgado por la búsqueda de la supremacía de una
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nación sobre otras. La excelencia, como categoría, nació solidaria con la competencia en el sentido de
ser mejor que otros, superior, más grande que el otro, esto es, la excelencia nació conflictuada con la
otredad a la que se asumía como peligro.
En un momento del informe la citada comisión hace referencia a múltiples resultados de los estudiantes
norteamericanos en exámenes estandarizados que muestran que ya no están en los primeros lugares.
Resulta muy significativo que entre los indicadores no se menciona en ningún momento la educación
moral, ética, estética, espiritual, corporal entre muchas otras dimensiones humanas de interés educativo
emancipatorio. El informe gravita una y otra vez, hasta el cansancio, en el problema del aprendizaje y
tal aprendizaje es medido en pruebas estandarizadas. La cosificación del sujeto que subyace detrás de
esto resulta enfermiza.
Es ilustrativo que todo esto pasó hace más de treinta años y sin embargo hoy en día los informes de
educación de algunas naciones al sur de rio bravo que pretenden argumentar la necesidad de educación
de calidad y excelencia repiten las mismas falacias una y otra vez. Por ejemplo, se asume que la
educación cambiará a la sociedad independientemente de las políticas económicas que la sostengan:
“La importancia de la calidad de la educación radica en que permite el progreso del país, porque
contribuye con el desarrollo económico, la preservación de la cultura, de la historia, la evolución de la
sociedad.” (Gómez, 2019, pág. 122)
En lo que estudio el informe, para escribir este artículo, no dejo de pensar que si tal vez los especialistas
norteamericanos encargado de elaborarlo se hubiesen ocupado del problema educativo más que de la
instrucción se hubiesen evitado todas esas muertes de alumnos y maestros en los frecuentes tiroteos
que se suceden en sus instituciones instruidoras. Y es que, realmente ya no es posible denominarle
educativa a un modelo centrado en los aprendizajes y alejado de los valores y otras dimensiones
humanas que deberían ocupar la atención de maestros y educadores.
La crisis actual a la que asiste el mundo no es de ninguna manera cognitiva, es tanto nuestro saber que
estamos en peligro de morir bajo su hegemonía. Es un hombre con otro carácter lo que se necesita para
salvarnos del exterminio.
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Y para que no quede ninguna duda de ello el mismo informe explicita en una de sus partes que la
escuela no debería estar ocupándose de aspectos que graban al gasto económico y no impactan
directamente en los aprendizajes esperados:
Se les pide que, de manera habitual, proporcionen soluciones a problemas personales,
sociales y políticos que no pueden ser resueltos en el hogar o por otras instituciones. Es
necesario que comprendamos que la imposición de estas demandas sobre escuelas y
colegios frecuentemente conlleva costos educativos y financieros. (Digest, ERIC, 2001,
pág. 1)
Como puede apreciarse se da un desplazamiento de los conceptos de calidad y excelencia educativa
hacia la función instructiva de la escuela menoscabando las dimensiones educativas y desarrolladoras,
esto es, la atención a todas las dimensiones humanas de manera integral.
En otro momento, el informe citado, remarcaba nuevamente: El aprendizaje es la inversión
indispensable y necesaria para poder triunfar en la» era informática» en la cual estamos entrando.
(FISHER & MANDELL, 1989, pág. 138)
Debemos repetir que resulta ilustrativo que los discursos que se utilizan hoy para imponer los conceptos
de calidad y excelencia educativa en México repiten los mismos argumentos que en el año 1983 se
servían al pueblo norteamericano para garantizar la “Excelente” educación que hoy disfrutan.
Fue precisamente en este informe: “Una nación en riesgo”; donde se comienza a asestar un golpe
sistemático y contundente a la educación pública haciéndola responsable de males sociales cuyos
orígenes están fuera de sus espacios institucionales. Este informe privilegió los conceptos de la libertad
de elección y las competencias; que de esta manera aparecieron como los principales valores deseables
para la educación que se pretendía imponer. (Gardner, 1983)
No encontramos nada relacionado con otros valores referidos a las dimensiones humanas como la
corporeidad, la eticidad, la estética, la sexualidad responsable, la comunalidad, la educación ideológica
para la participación activa y consciente en los asuntos de la vida pública, entre otros.
La continuidad de esta búsqueda de la excelencia y la calidad educativa desembarcó en la puesta en
marcha de las escuelas Chartel iniciada, precisamente, en la década de los años ochenta del pasado
siglo en los EUA. Este tipo de escuelas lo que ha hecho es viabilizar la desatención del estado respecto
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a la educación y acrecentar este desinterés como parte sustancial del modelo neoliberal y
responsabilizando a la familias y maestros del gasto educativo y de los resultados. Ya la educación no
será vista como una responsabilidad del estado y la mala educación tampoco sería resultado de su pobre
desempeño. Se pretende separar a la educación del contexto social de las escuelas en la búsqueda del
aprendizaje: “El propósito afirmativo de la planificación consiste en elevar el nivel de éxito
organizacional, independientemente del ámbito (…)” (Medina, 2018, pág. 94)
Para concretar todo esto había que decapitar mediáticamente a los educadores y hacerlos responsables
del desastre educativo. Esta es una idea que se ha repetido una y otra vez a través de todo este
continente siguiendo la inercia iniciada en los propios EUA.
Y como era de esperar resultó que la mayoría de las escuelas chárter no reciben los fondos suficientes
para cubrir ni los recintos ni los otros gastos relacionados. (Digest, ERIC, 2001) La pregunta que
siempre queda es ¿A dónde van a parar los recursos dedicados a la educación? Si analizamos el aumento
del gasto militar de los EUA comprenderemos la necesidad del sistema neoliberal de liberar gastos de
áreas consideradas molestas como la educación para redirigirlo. Si analizamos solo la última década
encontramos que:
Los gastos militares de Estados Unidos se han disparado el 81% en la última década y este
año superarán los 700.000 millones de dólares. En conjunto, EEUU se lleva el 43% del
presupuesto militar global (1,6 billones de dólares) y suma más del doble que los gastos
de China, Rusia, Gran Bretaña y Francia juntos. (Fresneda, 2012)
Estas escuelas chartel se propagaron por todos los EUA a una velocidad inaudita. Considérese en el
año 1983 solo existía una de estas instituciones y para el año 1999 se alcanzaron las 1.100 licencias
repartidas entre los distintos estados agrupando a más de 250.000 alumnos/as. Todo este proceso de
chartalización de las escuelas públicas y asignaciones de licencias para comercializar los servició
educativos estuvo respaldada por una enorme campaña mediática que generaba miedo e incertidumbre
preparando a la gente para aceptar aquello que se les venía encima como una solución salomónica. Una
de los fundamentos de este proceso se ancla profundamente en la ideología neoliberal y es que el estado
es crónicamente ineficiente e incapaz y debe ceder sus funciones para que estas puedan realizarse con
calidad. La siguiente cita muy bien evidencia esta argumentación:
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A pesar de que los neoliberales enfatizan los valores del mercado y los neoconservadores
los valores tradicionales, Apple (1996) afirma que ambos responsabilizan a las escuelas de
la mayor parte de los problemas de la sociedad. Para este autor, dicha alianza «combina
los negocios con la Nueva Derecha y con los intelectuales conservadores» (p. 27). Las
principales propuestas de este «bloque de poder» incluyen la implementación de
programas de elección de escuela como bonos o créditos en los impuestos, el intento de
establecer estándares de excelencia, el ataque a las escuelas públicas porque no encarnan
los tradicionales valores occidentales, y la petición de incluir las necesidades de las
empresas en los objetivos de la educación. (Pini & Anderson, 1999, pág. 27)
Como puede descubrirse en la idea central que inauguro el proceso de privatización de las escuelas en
los EUA coincide con la misma idea que se explayó en México a partir de la entrada en vigor de TLC
y dentro de toda la campaña mediática la palabra excelencia juega un papel esencial en la ideologización
sin argumentos del problema. El documental “De Panzazo” resulta un excelente ejemplo de cómo se
convierten estas ideas de los neoliberales en ideología del sentido común del pueblo.
En el gobierno de Ronal Reagan (presidente de los EUA) se afirmaba abiertamente que la burocracia
era inefectiva e ineficiente en el manejo de los servicios sociales y privilegiaba las bondades, según él,
del sector privado para ocuparse de estos servicios hasta ese momento pertenecientes mayoritariamente
al sector público. No olvidemos que estamos en los inicios de la era neoliberal y que esta ideología,
como hemos ejemplificado lanza por delante los conceptos de competencia, calidad y excelencia
educativa. La calidad educativa nace marcada por ciertas características solidarias con el sistema
neoliberal naciente: Entre estas características destacan un marcado individualismo, y una obsesión
por la eficiencia, la productividad, la competitividad, el pragmatismo y el eclecticismo. Argumentan
que la escuela puede y debe tener otra orientación. (Arocho, 2010, pág. 11). Al definir el concepto de
calidad educativa en el informe se observa la intención de proponer criterios de calidad que no puedan
ser más que aceptados por la población. En primer lugar, establecen que entendemos por excelencia de
la educación:
Entendemos la «excelencia, como la interrelación de distintas cuestiones. A nivel del
estudiante individual, significa un rendimiento desarrollado en los límites de su capacidad
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individual, en formas que ponen a prueba y hacen retroceder los límites individuales, tanto
en la escuela como en el trabajo. La excelencia caracteriza a una escuela o colegio que
establece objetivos y expectativas elevadas para todos los estudiantes, y que les ayuda a
alcanzarlos en todo lo posible. (Gardner, 1983, págs. 40-41)
Nótese cómo el espíritu humanista desaparece en lo fundamental para dar paso a la instrumentalidad
racional. Es un aprendizaje que se impone por sobre todas las condiciones reales para buscar un
resultado definido que define al sujeto que lo obtiene. Es el hombre despojado de su dignidad que debe
ir, enconadamente, en pos de ella superando procesos educativos en los que las exigencias se elevaran
cada vez más. Se desconoce las condiciones reales de vida de cada alumno para pasar a exigir el mismo
resultado a todos.
No ocultan que el aprendizaje escolar deberá estar en función del desarrollo industrial. El aprendiz
definido como una parte fundamental de la maquinaria que domina y maneja. Se reconoce que al hablar
de calidad educativa: “(…) se tiende a seguir perspectivas de la calidad educativa de otras regiones
diferentes a la latinoamericana, con mayor énfasis en procesos de desempeño cognitivo (…)” (Martínez-
Iñiguez, Tobón, López-Ramírez, & Manzanilla-Granados, 2020, pág. 236). Con ello se instrumentaliza
la educación a favor del capitalismo neoliberal. Es la vida puesta en función del aprendizaje para lograr
un desarrollo que enriquecerá a una minoría y empobrecerá a la enorme mayoría que ya no podrán
recuperar el tiempo de su existencia que ha dedicado a la producción fabril. Es la enajenación convertida
en el objetivo colectivo e individual de toda una nación. El esclavo moderno luchando por ser cada vez
más productivo para satisfacer los intereses capitalistas de una pequeña minoría de familias. No tienen
empacho en establecer estos propósitos dictados por empresarios individuales a toda la población de un
país. Tal es así que el informe citado expresa:
La búsqueda de soluciones para nuestros problemas educativos debe incluir también un
compromiso hacia el aprendizaje de por vida. La tarea de reconstruir nuestro sistema de
aprendizaje es enorme y debe ser debidamente comprendida, tomada seriamente: aunque
un millón y medio de nuevos trabajadores que salen de nuestras escuelas y colegios
ingresen en el mercado de trabajo cada año, los adultos que ya están trabajando
representarán el 75 por 100 de la fuerza de trabajo en el año 2000. Estos y los nuevos
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trabajadores que ingresen en el mercado de trabajo necesitarán ampliar su educación y
capacitación para poder desarrollarse y prosperar como individuos, y todos en conjunto
como Nación. (Gardner, 1983, pág. 41)
Si uno compara el proceso de concentración de las riquezas en los EUA en las últimas décadas en las
que su sistema educativo se manejó por estas políticas y estos argumentos descubre un cinismo
asqueroso.
Veamos algunos datos muy ilustrativos de lo que ha ocurrido con la riqueza en los EUA en lo que se
aplican estas políticas educativas de calidad y excelencia:
El 1% las familias más ricas controlaron el 38,6% de la riqueza del país en 2016, una cifra
récord, según un informe de la Reserva Federal publicado este miércoles.
Eso es casi el doble que el 90% con los ingresos más bajos, que ha visto cómo su porción
del pastel sigue disminuyendo.
El 90% de las familias con menos ingresos ahora solo tiene el 22,8% de la riqueza, una
reducción de aproximadamente un tercio comparado con 1989, cuando la Fed comenzó a
hacerle seguimiento a esta medida.
El 1% de las familias más ricas obtuvo el 23,8% de ingresos totales en 2016, otra cifra
récord, según la Fed. Eso representa un aumento del 20,3% respecto al 2013 y casi el doble
que el punto más bajo, alcanzado en 1992.
Mientras tanto, el 90% de las familias con menos recursos ahora gana menos de la mitad
de los ingresos del país. Esa cifra descendió al 49,7% el año pasado y en 1992 superaba el
60%. (Egan, 2017)
Esta situación grave en la distribución de las riquezas ha desembocado en que la cantidad de pobres ha
crecido de manera descontrolada:
Una cifra récord: 46,2 millones de habitantes de Estados Unidos son pobres, según los
datos del año 2010 dados a conocer este martes por la Oficina del Censo de ese país. Este
es el número más alto jamás recolectado por el organismo desde que comenzó a ejercer
sus funciones en 1959. (BBC Mundo, 2011)
pág. 6272
El mismo artículo más adelante plantea: Por otra parte, el número de habitantes sin seguro médico
supera los 50 millones de personas.
De manera que la dichosa calidad y excelencia educativa que sacarían al país del atraso y lo dispararía
por encima de sus competidores no fue s que un engaño para implementar las exigencias del
pensamiento económico neoliberal en la esfera de la educación.
Uno de los idealismos de los análisis sobre educación consiste en aislar la escuela para tratar de
entenderla o en proponer modelos educativos para transformar a la sociedad toda. Se paran en las ramas,
no toman al árbol por el tronco. No puede analizarse a la institución educativa ni a ninguna otra sin
poner en primer plano a las condiciones reales de vida de la sociedad, a las condiciones económicas, a
las condiciones de pobreza de la población en las que están enclavadas esas escuelas. “Por eso no es
posible estudiar los problemas de la infancia atendiendo solamente a los rasgos individuales de los
niños. Es necesario hacer mención a la naturaleza de la sociedad en que vive y a las características
generales y específicas de su realidad: advertir si es rico o pobre; urbano o rural, opresor u oprimido.
(Castillo, 1975, pág. 15)
Acá se expone una de las más aberrantes abstracciones de esos gobernantes que proponen educaciones
de calidad al margen de la vida real de las personas que supuestamente se beneficiarán de esa educación.
Se le pretende dar a la educación funciones que no puede cumplir. La educación de calidad no tiene
cómo superar los límites reales del espacio experimental del docente por lo que se constituye solo en
un esfuerzo que se encierra en las aulas para no poder impactar el espacio público. En definitiva: “(…)
se le exige a la educación la solución de problemas económicos, políticos y sociales de todo tipo que
no son abordados en los ámbitos específicos dónde esos problemas se generan.” (Montoya, 2016, pág.
174)
La educación está limitada en sus funciones para transformar a la sociedad porque ella no puede generar
los cambios más importantes que serían los cambios en las relaciones económicas y sociales. Ella no
creó los problemas sociales y no tiene modo de resolverlos más que de forma parcial y muy específica.
Algunos investigadores reconocen que abordar la calidad educativa solo es posible si se atienden los
problemas económicos de los alumnos, comenzando por el de la alimentación: “Los programas de
alimentación escolar en América Latina comenzaron en México en 1929 y llegaron a Colombia en 1955.
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Estos programas se enfocan en nutrición como solución alimentaria, respaldando la educación al
aumentar la matrícula y reducir la deserción escolar.” (Moreno-Villamil, 2023, pág. 5)
Sin transformar la base económica productiva, sin transformar la distribución de las riquezas la
educación continuará siendo la misma por mucho que intente zafarse de esas condiciones objetivas. Sin
tomar el estado y construir un poder que se base, en primer lugar, en el cambio real de la materialidad
de la vida la educación seguirá siendo como hasta hoy; educación para el capital, el consumo y el
individualismo. Las reformas de Buch funcionaron perfectamente porque eran solidarias con el
neoliberalismo económico que las acompañaban.
Tenemos pues, la aceptación generalizada por las sociedades del principio de desigualdad como valor
social fundamental y, más aún, de desigualdad asociada a méritos diferenciados y socialmente
reconocidos de las personas y los grupos que redundan en posiciones desiguales bastante estables y la
ilusión de la circulación por esas posiciones mediante logros individuales cada nueva generación.
(Montoya, 2016, pág. 178)
Con ello se está defendiendo la idea que, en México, sin no se cambia radicalmente el sistema de
distribución de las riquezas no se podrá terminar con la pobreza ni implementar un sistema educativo
que beneficie a todos los sectores de la población de manera equitativa. Es por ello que recibimos con
alegría todas las acciones que en esta 4t se van realizando para redistribuir las riquezas nacionales e
impactar en la elevación de la calidad de vida de los oprimido. Mucho quedará por hacerse cuando
pasen estos seis años, pero habremos comenzado y siempre podremos continuar radicalizando el
proceso. Creemos que el concepto calidad educativa no es ahistórico, sino que, por el contrario, porta
la esencia del momento histórico y el contexto en que es emitido. Los conceptos de calidad educativa
en Cuba, en EUA y ahora en México portan contenidos diferentes y un pedagogo debe comprenderlo.
Apuntamos esta diferencia, aunque no es el objetivo de este trabajo pues solo pretendemos abordar el
desarrollo del concepto de calidad desde la visión del neoliberalismo norteamericano.
Cuando los sucesivos gobiernos de los EUA se refieran al concepto de calidad o excelencia educativa
intentan confundir a la enorme masa de trabajadores que deben cargar sobre sus hombros el
enriquecimiento de unos pocos y el supuesto desarrollo de toda la nación.
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Estos representantes de los ricos que gobiernan según, se nos dice, para todos no son más que farsantes
conscientes de sus farsas. El estado burgués mientras sea estado burgués representará los intereses de
esa clase social que en el plano real de la economía y en el plano de la educación se bica por encima de
la mayoría de la nación donde se ubican las clases explotadas. Ellos piensan en una educación que
favorezca sus intereses económico privados.
Los trabadores borrachos con los conceptos de calidad y excelencia educativa pierden noches
estudiando y preparándose para acceder a puestos de trabajo de explotación cargando con la parte más
dura de las crisis cíclicas e inevitables del capitalismo.
Los obreros del mundo no necesitan más calidad y excelencia educativa porque saben que es en la
relación económica y la distribución de las riquezas donde se decide la vida de todos y cada uno de
ellos, en su lugar luchan por una educación descolonizadora y en la que obtengan la necesaria conciencia
histórica para organizarse para llevar a cabo el proceso de la emancipación definitiva.
En definitiva, debemos asumir que los conceptos evoluciones con el tiempo y también sus múltiples
definiciones, pero siempre responde a intereses, en última instancia, clasistas. Nada en sociología,
pedagogía, filosofía o cualquier ciencia social es neutro. La construcción de saberes y los conceptos a
ellos relacionados siempre estará en función de la dominación o de la emancipación humana.
CONCLUSIONES
Al estudiar el proceso histórico de introducción y desarrollo de los conceptos de competencias, calidad
y excelencia educativa se descubre que, en sus inicios y desarrollo, no constituyeron más eufemismos
necesarios para introducir la privatización de la educación y el establecimiento de modelos instruidoras
gerenciales que elevan la preparación de la mano de obra de modo que aumentarán las ganancias de los
capitalistas.
En las sociedades divididas en clases no es posible, por muy buenas intenciones que se tengan, hablar
de una misma educación de calidad para pobres y ricos. La preparación intensiva de los productores de
riquezas, a través de sistemas educativos de excelencia, gravitará sobre los sistemas educativos como
una necesidad insuperable sentida incluso por los propios explotados que botarán unánimemente por
ella.
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Para generar una verdadera educación liberadora deben liberarse solidariamente con ella el control de
los medios de producción por una clase poseedora de la riqueza para pasar a la producción social como
medio fundamental de vida en la sociedad. Ello influirá en la construcción de conceptos y definiciones
que expresen las ansias liberadoras de los oprimidos y las utopías que se entretejan con la praxis.
Queda por desarrollar el tema de que sí posible hablar de calidad educativa en sociedades de transición
hacia democracias populares en las que se implementen mejores sistemas de distribución de las riquezas
siempre que estén acompañados de las transformaciones paradigmáticas requeridas. En el caso de
México sería imprescindible introducir junto al concepto de excelencia educativa los conceptos de
descolonización y comunalidad.
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