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INTRODUCCIÓN
En la última década, el ámbito educativo ha enfrentado transformaciones profundas, propiciadas por los
avances tecnológicos y la creciente demanda de métodos pedagógicos que respondan de manera efectiva
a las necesidades de los estudiantes contemporáneos. En este contexto, el aprendizaje activo ha emergido
como un enfoque innovador que busca involucrar a los estudiantes de manera significativa en su proceso
de aprendizaje. A diferencia de los métodos tradicionales que fomentan una enseñanza pasiva, el
aprendizaje activo promueve la participación directa de los alumnos, incentivando el pensamiento
crítico, la colaboración y la resolución de problemas en entornos de aprendizaje dinámicos. Este enfoque
no solo mejora la retención del conocimiento, sino que también desarrolla habilidades interpersonales y
emocionales esenciales para la formación integral del estudiante (Menéndez, 2023).
Simultáneamente, la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado diversos sectores, incluida la
educación. Esta tecnología ofrece herramientas potentes que permiten personalizar la enseñanza,
adaptando los recursos y estrategias a las características y necesidades específicas de cada alumno.
Mediante el uso de algoritmos de aprendizaje automático y análisis de datos, la IA puede identificar
patrones en el comportamiento y desempeño de los estudiantes, facilitando la creación de entornos de
aprendizaje inclusivos y adaptativos (Saldivia, 2023). La personalización del aprendizaje, a través de la
IA, se presenta como una solución eficaz para abordar la diversidad en el aula, donde cada estudiante
tiene un ritmo y estilo de aprendizaje único.
Uno de los aspectos más relevantes en la educación actual es el desarrollo de la inteligencia emocional,
que se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y ajenas. La
inteligencia emocional es fundamental para el bienestar de los estudiantes y su éxito académico, ya que
influye en la forma en que interactúan con sus compañeros, manejan el estrés y enfrentan los desafíos.
En un mundo laboral cada vez más interconectado y complejo, las habilidades socioemocionales se han
vuelto tan importantes como las habilidades cognitivas. Por lo tanto, es crucial que los entornos
educativos fomenten tanto el desarrollo académico como el emocional de los estudiantes (Montes,
2022).
Se propone investigar la intersección entre el aprendizaje activo, la inteligencia artificial y el desarrollo
de la inteligencia emocional, con un enfoque particular en aulas híbridas, donde se combina la enseñanza