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“derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión” (Corporación de Estudios y Publicaciones,
2008), así como el derecho a participar en la vida pública y en los procesos políticos de su país de
origen.
Por otro lado, la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados y su Protocolo de 1967
(2023) establecen lineamientos para aquellos que huyen de la persecución y los conflictos. Este
instrumento define quién es un refugiado y cuáles son sus derechos, además de las obligaciones de los
estados respecto a la protección y asistencia a estas personas. La convención establece el principio de
non-refoulement, que prohíbe la devolución de refugiados a un país donde su vida o libertad podrían
estar en peligro.
Los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (2021) , adoptados en 1966, también son fundamentales en la protección de los derechos de
los migrantes. Estos pactos reconocen una serie de derechos que deben ser garantizados a todas las
personas, incluidos los migrantes, tales como el derecho a la vida, a la libertad y seguridad personal, a
no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho al trabajo,
a la salud, y a la educación (Zalaquett, 2021).
Uno de los factores que introducen a la normativa internacional se debe a la implementación y el respeto
de los derechos de los migrantes siguen siendo un desafío en muchos países. Entre las formas de
vulneración de la condición humana, por ejemplo, la discriminación, la xenofobia, y la explotación
laboral figuran problemas recurrentes que enfrentan los migrantes. Las consecuencias: la
inaccesibilidad a servicios básicos como la salud y la educación, así como la ausencia de protección
legal adecuada, agravan su vulnerabilidad.
Subsecuentemente, según la Organización Internacional para las Migraciones (2020) “los principales
países de origen de los migrantes internacionales son India, México y China, mientras que los destinos
predominantes son Estados Unidos, Alemania y Arabia Saudita” (pág. 30).
Este movimiento no solo se limita a la migración Norte-Sur, donde personas de países en desarrollo se
trasladan a países desarrollados, que también incluye una significativa migración entre países en
desarrollo. En particular, los migrantes latinoamericanos, enfrentan diversas motivaciones para emigrar
(Cardoso Ruiz & Gives Fernández, 2021).