obtener por sí mismos. Pinedo (2012) coincide que en la educación médica es importante fomentar la
autogestión, debido a que la fuente más importante de información ya no es la escuela, sino la que
proviene de textos diferentes a los sugeridos en los cursos habituales, acciones presenciales de
actualización o bien la que se dispone en plataformas electrónicas. Esto adquiere más importancia
cuando se refiere a médicos generales, porque su actividad con pacientes en contextos reales inicia dos
años antes de su egreso, esto es, cuando realiza el año de internado y el de servicio social.
Para asegurar el buen desempeño de los médicos pasantes, se requiere implementar un programa que
los prepare, así como de acciones de supervisión y evaluaciones de los prestadores de servicio social,
lo que se complejiza por la dispersión geográfica de sus asignaciones. Por ello, la FMUAS implementa
un curso de Servicio Social de forma virtual. Sin embargo, los cursos virtuales exigen de sus alumnos
características como ser personas automotivadas, auto disciplinadas, tecnológicamente hábiles, que
asumen compromisos con su formación y que estén convencidos de que se puede aprender en cualquier
lugar fuera de las aulas, como lo describe Parra de Marroquín (2008) en su trabajo titulado “El estudiante
adulto en la era digital”.
La cuestión es que no se ha evaluado si este curso formativo para el Servicio Social en modalidad virtual
está promoviendo las habilidades de autogestión del aprendizaje, específicamente en quienes están
siendo formados en la FMUAS. Por ello nace la inquietud de realizar el presente estudio.
Esta investigación es importante porque la formación médica requiere de un aprendizaje continuo, que
se extiende de la escuela a lo largo de la vida profesional y que inevitablemente se apoye en tecnologías.
Para ello, como lo menciona Cunill y Curbelo (2021), es necesaria la formación de capacidades que
favorezcan el aprender a aprender a fin de que los estudiantes sean hábiles para adaptarse a un mundo
en constante cambio y sostengan la vigencia de su actividad profesional a lo largo del tiempo.
Respecto a lo anterior, Ponce (2016) expresa que la educación apoyada con tecnología tiene como
condición que el estudiante sea autogestivo y evaluador de sus procesos de apropiación, lo que requiere
a su vez de capacidad metacognitiva, ya que debe realizar de forma autónoma las actividades diseñadas,
utilizar los recursos puestos a su disposición, y decidir cuándo es necesario solicitar ayuda. Así, la
autogestión para el aprendizaje requiere de independencia y poder, entendido como asumir la
responsabilidad de aprender, proceso donde el estudiante forma, moldea, pule e incrementa sus