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INTRODUCCIÓN
La violencia a nivel mundial y específicamente en México es un factor que juega un papel importante
en el desarrollo de traumas a partir de situaciones vividas por las personas. México es un país que se ha
construido a partir de luchas e ideales a lo largo de su historia, así lo expresa Palacios (2023, p. 4) al
considerar que “La postergación permanente, sino de las luchas, sí de la consumación de los ideales,
se ha traducido en la acumulación de la violencia estructural (pobreza, desigualdad y exclusión
social), con sus consecuentes sufrimientos, frustraciones y rencores”.
Actualmente la población mexicana está expuesta de manera directa o indirecta, a un alto índice de
violencia tanto en entornos públicos como privados. Además, problemas adicionales como accidentes
y desastres también generan preocupación debido a su impacto en términos de mortalidad y morbilidad.
Sin embargo, se dispone de poca información sobre la prevalencia de estos eventos en la población
general de México y sobre cómo afectan la salud mental de las personas expuestas.
Y es que la seguridad es una necesidad desde el punto de vista psicológico. Según el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía INEGI (2023) “Durante septiembre de 2023, 67.4 % de las mujeres y 54.1
% de los hombres consideraron que es inseguro vivir en su ciudad”.
Los homicidios son un delito con potencial para desencadenar traumas o estrés postraumático. Según
el INEGI (2022). En México durante el año 2022 se registraron 33,287 homicidios, de los cuales 28,745
fueron varones, 3,928 mujeres, y 614 no especificados. Ahora bien, no todas las consecuencias terminan
con el homicidio, sino que también hablamos de posibles traumas que se pueden generar en el cómo
viven esta experiencia las personas involucradas directa o indirectamente.
Por otro lado, en un escenario más cercano y con efectos quizás más destructivos ante la posibilidad del
trauma, probablemente por el tipo de relación que implica una mayor cercanía. Se encuentra en los
datos del INEGI (2022) 117 homicidios con violencia familiar, de los cuales fueron 70 casos de varones,
y 47 casos de mujeres, todos estos durante el año 2022.
La tasa de prevalencia delictiva por cada cien mil habitantes para el estado de Tlaxcala según el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía INEGI (2022) fue de 31,185 para las víctimas hombres, y de 23,872
de víctimas mujeres. Estos datos son un indicador del aumento de la actividad delictiva en el estado, y
por ende uno de los factores que propician sentimientos de inseguridad.