INFLUENCIA DE LAS ENTEROPARASITOSIS
EN EL DESARROLLO COGNITIVO INFANTIL
INFLUENCE OF ENTEROPARASITOSIS ON COGNITIVE
DEVELOPMENT IN CHILDHOOD
Máryuris Vanessa Vides Peña
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología, Panamá
pág. 12150
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i5.14643
Influencia de las Enteroparasitosis en el Desarrollo Cognitivo Infantil
Máryuris Vanessa Vides Peña
1
maryurisvides@umecit.edu.pa
https://orcid.org/0000-0001-8249-5438
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología (UMECIT)
Panamá
RESUMEN
Título: influencia de las enteroparasitosis en el desarrollo cognitivo infantil. Propósito: describir
aspectos teóricos que faciliten la comprensión de la influencia que tienen las enteroparasitosis en el
desarrollo cognitivo de los infantes. Metodología: se realizó una investigación cualitativa, descriptiva,
documental y retrospectiva. Se efectuó una revisión de artículos científicos publicados en bases de datos
académicas de libre acceso entre los años 2020 y 2024. Resultados: se encontró que condiciones clínicas
secundarias a las enteroparasitosis como el insomnio, la somnolencia diurna, la deshidratación, la
anemia, la alergia, la desnutrición y la disbiosis intestinal, comprometen el desarrollo biológico y
cognitivo de los niños que las padecen. Conclusiones: se hace necesaria una contribución conjunta de
los profesionales de la salud y la educación para visibilizar la problemática asociada a las
enteroparasitosis y abordar su prevención de manera integral en las instituciones educativas,
gestionando intervenciones entre grupos de trabajo multidisciplinares que promuevan la educación para
la salud en estos entornos comunitarios.
Palabras clave: enteroparasitosis, desarrollo cognitivo, infantes, educación para la salud
1
Autor principal
Correspondencia: maryurisvides@umecit.edu.pa
pág. 12151
Influence of Enteroparasitosis on Cognitive Development In Childhood
ABSTRACT
Title: Influence of enteroparasitosis on cognitive development in childhood. Objective: to describe
theoretical aspects that facilitate the understanding of the influence of enteroparasitosis on cognitive
development in children. Methodology: a qualitative, descriptive, retrospective and documentary
investigation was conducted. Bibliographical references from academic research databases and
institutional repository, mainly published during 2020 to 2024, were considered. Results: it was found
that secondary clinical conditions to enteroparasitosis as insomnia, dehydration, anemia, allergy,
malnutrition and intestinal dysbiosis jeopardize biological and cognitive development in children
suffering from such conditions. Concussions: joint contributions from health and educational
professionals are needed in order to make enteroparasitosis issues visible and approach their prevention
from an integral perspective in schools, carrying out multidisciplinary interventions that encourage
health education for the entire community.
Keywords: enteroparasitosis, cognitive development, children, health education
Artículo recibido 10 septiembre 2024
Aceptado para publicación: 12 octubre 2024
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INTRODUCCIÓN
Seguidamente se expone una descripción de los aspectos teóricos que facilitan la comprensión de la
influencia que tienen las enteroparasitosis en el desarrollo cognitivo de los infantes. Para ello, se
abordan las condiciones clínicas que con frecuencia son secundarias a las parasitosis intestinales, las
cuales incluyen insomnio, somnolencia diurna, deshidratación, anemia, alergia, desnutrición y disbiosis
intestinal, mismas que a su vez, se consideran factores importantes para considerar en niños en quienes
se evidencia falta de concentración, problemas cognoscitivos y dificultades para asumir
comportamientos considerados normales en el proceso de aprendizaje.
Igualmente, se relacionan diversas manifestaciones clínicas con su agente causal, se señala la afectación
predominante en personas que se encuentran en los primeros años de vida debido a la poca tolerancia
inmunológica a estos organismos, en conjunto a la alta transmisibilidad de los enteroparásitos asociada
a los hábitos y costumbres comunes, pero poco salubres, en los años de infancia, lo cual aumenta el
riesgo de padecer condiciones clínicas secundarias que pueden llegar a causar estados de gravedad e
incluso la muerte.
En adición, se refieren parásitos de distribución cosmopolita que causan enfermedades infecciosas en
infantes, asimismo, se señalan algunos factores de riesgo para contraer enteroparasitosis como la falta
de agua potable, la ausencia de infraestructura sanitaria para la adecuada disposición de excretas,
carencia de educación sanitaria para llevar a cabo apropiadamente actividades como la recolección y
disposición de basuras, la preparación de alimentos, la limpieza del hogar, y el cuidado personal.
Del mismo modo, se presenta el entorno escolar como un pilar importante en la transformación del
pensamiento de niños y adolescentes, apreciándose desde hace algunas décadas como una manera
oportuna para impartir y dirigir cambios en el conocimiento que impacten positivamente en las prácticas
saludables y el autocuidado, por tanto, se proponen estrategias de prevención dirigidas a minimizar la
ocurrencia de estas infecciones, todo esto, con la intención de contribuir, desde la educación para la
salud, a la generación de conocimiento que beneficie a los agentes sanitarios y comunidades vinculadas
al entorno educativo, basados en la evidencia de la disminución de las prevalencias de enteroparasitosis
en humanos con la adopción de comportamientos, costumbres y hábitos saludables.
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En resumen, la investigación pretende consumar un aporte conceptual derivado de las bases teóricas
compiladas, que referencie la realización de nuevos estudios sobre temáticas relacionadas y al tiempo,
generar conciencia sobre la importancia que reviste la convergencia entre los sectores de salud y
educación para promover estilos de vida saludables que contribuyan a la prevención de estas
enfermedades en las comunidades escolares.
METODOLOGÍA
Tipo y diseño del estudio:
Esta investigación se cataloga como cualitativa, descriptiva, retrospectiva y de tipo documental.
Estrategias de selección de la información:
Se realizó una búsqueda electrónica destinada a la compilación de artículos científicos de revisión,
metaanálisis, originales y de casos clínicos, todos ellos procedentes de bases de datos académicas de
libre acceso como Google Académico, Dialnet, SCielo, Redalyc, NCBI. Igualmente, se estableció como
criterio de inclusión que los documentos hubieran sido publicados en el periodo de tiempo comprendido
entre los años 2020 y 2024 y se utilizaron como descriptores de búsqueda los enunciados
“enteroparasitosis” y “enteroparasitosis en niños”, para la obtención de datos biológicos,
epidemiológicos y de importancia en salud pública. Asimismo, se usaron las frases “enteroparasitosis
y afectación del desarrollo cognitivo”, “insomnio y desarrollo cognitivo”, “somnolencia y desarrollo
cognitivo”, “anemia y desarrollo cognitivo”, alergia y desarrollo cognitivo”, “deshidratación y
desarrollo cognitivo”, “desnutrición y desarrollo cognitivo”, disbiosis intestinal y desarrollo
cognitivo”, para la conceptualización y descripción de las condiciones secundarias a las
enteroparasitosis asociadas al déficit en el desarrollo cognitivo. En adición, se recopilaron datos
referentes a la taxonomía, agentes causales, denominación y manifestaciones clínicas de las infecciones
por enteroparásitos, a través de la página oficial del CDC (Centers for Disease Control and Prevention),
en la sección Identificación en el laboratorio de parásito de interés para la salud pública (2019). En
contraste, se omitieron documentos como artículos incompletos, cartas al editor, trabajos originales para
optar a tulos de pregrado, especializaciones o maestrías, tesis doctorales, tesinas, monografías,
resúmenes de simposios, seminarios y congresos.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En referencia, se presenta una descripción conceptual de las enteroparasitosis y conjuntamente, se
relacionan los agentes causales de estas enfermedades infecciosas con algunas de las condiciones
clínicas secundarias asociadas al déficit en el desarrollo cognitivo infantil. En anexo, se abordan
consideraciones desde el ámbito de la educación para la salud que exponen los factores de riesgo
predisponentes a la adquisición de la infección, en contraste con las estrategias preventivas.
Enteroparasitosis.
En lo concerniente, según lo indicaron Carvajal y Murillo (2022), las enteroparasitosis se definen como
enfermedades infecciosas de la porción intestinal del tracto digestivo, ocasionadas por protozoarios,
cromistas o helmintos, cuando se produce una alteración en el equilibrio de la microbiota intestinal.
Esto origina, como lo relataron Gómez y Fernández (2024) daño a las células entéricas y del colon.
Asimismo, en torno al panorama epidemiológico de estas entidades clínicas, Cedeño et al. (2021)
refirieron un estimado de 450 millones de infectados en el mundo, de los cuales 46 millones son niños,
al tiempo que las posicionaron entre las diez primeras causas de morbimortalidad infantil en el mundo.
En correlación, Gómez y Jaramillo (2022) recalcaron esta estimación como un problema de salud
pública, que, por afectar principalmente a niños y personas inmunocomprometidas, debe ser atendido.
Agentes causales y manifestaciones clínicas de las enteroparasitosis.
Respecto a la definición de agente etiológico o causal, Botero et al. (2020) precisaron que se trata de
"una entidad física, química o biológica que ingresa a un organismo y lo invade", pudiendo ocasionar
enfermedad en el hospedero, mientras que Álvarez (2020) le conceptualizó como "cualquier sustancia
considerada la causa de la enfermedad” y delimiel agente biológico al referirse a él como "un macro
o microorganismo, que mediante su multiplicación y/o replicación en el cuerpo humano, producen
enfermedades de origen infeccioso". De esta forma, puede entenderse entonces que todo agente
biológico puede ser un agente etiológico, pero un agente etiológico no siempre será de tipo biológico.
A su vez, Graterol et al. (2022) señalaron que los agentes etiológicos que originan las enteroparasitosis
son taxonómicamente diferentes, al encontrarse clasificados dentro de los reinos biológicos protozoa,
chromista o animalia, en tanto, Parrales et al. (2022), indicaron además que algunos de estos organismos
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son de distribución cosmopolita, mientras que otros están restringidos a regiones geográficas
específicas, en su mayoría de clima tropical y subtropical.
Ahora bien, es importante mencionar que tras el proceso infectivo, que para las enteroparasitosis ocurre
preferentemente a través de la vía oral, el rol patógeno de muchos parásitos intestinales es aún tema de
controversia, empero, Murillo et al. (2020), Arando et al. (2021) y Garzón et al. (2024) resaltaron que
siempre que se presenten síntomas, además de signos clínicos y se pueda confirmar la presencia de
enteroparásitos en el hospedero, se considerará indicativo de contacto con estructuras, formas o estadios
infectivos, relacionados a la transmisión oro-fecal y por geofagia consciente o accidental, que pueden
estar implicados, aun como comensales, en la alteración de los parámetros antropométricos infantiles.
Por su parte, Murillo et al. (2020) y Valderrama et al. (2024) expresaron que las enteroparasitosis
pueden cursar con síntomas inespecíficos o compartidos con otras patologías, entre los que se listan
náuseas, vómito, meteorismo, diarrea, dolor y distención abdominal; no obstante, Parrales et al. (2022)
refirió que en ocasiones, el cuadro clínico causado por parásitos específicos, presenta manifestaciones
correlativas, como por ejemplo, prolapso rectal, prurito anal, disenterismo, malabsorción intestinal, o
lesiones en el tejido intestinal.
Condiciones clínicas secundarias a las enteroparasitosis que influyen el desarrollo cognitivo
infantil.
Tal como sostuvieron Jara et al. (2023) y Graterol et al. (2022), la diversidad de agentes etiológicos, su
tropismo o afinidad por un órgano o tejido específico, además de la cantidad de organismos o estructuras
infectivas que ingresen al hospedero, conjuntamente con el tiempo de evolución de la infección y el
funcionamiento inmunitario, sumados a otros factores intrínsecos del agente causal y del hospedador,
explican que las manifestaciones clínicas varíen de una persona a otra; no obstante, Cedeño et al. (2021)
declaró que en los niños, estas infecciones parecen tener un mayor prevalencia e impacto, lo cual se
podría justificar según Parrales et al. (2022), por su tendencia a realizar actividades recreativas que
incluyen el contacto con el suelo o mascotas, no tener buenos hábitos de higiene, sumado a contar con
un sistema inmune poco robusto o inmaduro.
Asimismo, Bone-Piguave (2024) expuso que, dentro del cuadro clínico recurrente en infantes, cobran
relevancia condiciones como la falta de sueño o insomnio, la somnolencia diurna, la deshidratación, la
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anemia, la alergia, la desnutrición, además de la disbiosis intestinal, puesto que cada una de ellas, cursan
con alteraciones que comprometen el desarrollo biológico y cognitivo, así como el crecimiento óptimo
de los niños que la padecen. Estas circunstancias, según Garzón et al. (2024), se asocian a dificultades
en la concentración, recepción de la información y consolidación del aprendizaje, por lo que, a
continuación se describen.
Insomnio, somnolencia y desarrollo cognitivo.
En consideración de esto, Contreras y Pérez (2021) interpretaron el insomnio como la incapacidad para
conciliar el sueño, la imposibilidad de dormir el tiempo requerido o incluso, el tener la sensación de no
haber disfrutado un sueño de calidad, aun cuando se está en un ambiente adecuado. Al respecto,
Mendoza et al. (2021) sostuvieron que esta condición se genera por el consumo de sustancias
estimulantes y energizantes o por factores como la ansiedad, el estrés, hábitos alimenticios inadecuados,
afecciones que comprometen los sistemas respiratorio y cardiovascular, dolores fuertes. Sin embargo,
para Ángeles et al. (2023), el insomnio puede sobrevenir gracias a cualquier otra afectación física o
psiquiátrica que interfiera en el ciclo sueño-vigilia y altere el ritmo circadiano.
De la misma manera, Ángeles et al. (2023) explicó que, al carecer de cantidad y calidad del sueño, se
disminuye la capacidad de permanecer despierto durante el día, condición que se denomina somnolencia
diurna y es responsable de la falta de concentración, el letargo, la fatiga, además de la disminución de
la capacidad para realizar actividades de coordinación.
Particularmente, Murillo et al. (2022) indicaron que algunas parasitosis que cursan con diarreas
profusas, dolor abdominal, prurito perianal y bruxismo, suelen alterar la calidad del sueño, produciendo
insomnio y somnolencia diurna, lo que deriva en la notoria disminución de las capacidades cognitivas
y creativas de quienes las padecen. En suma, Borba et al. (2023) propusieron que dormir
inadecuadamente genera déficit de atención, trastorna la capacidad de organización de los
pensamientos, la consolidación de la memoria, la formación de los recuerdos, el desarrollo de la
creatividad y la toma de decisiones.
Deshidratación y desarrollo cognitivo.
Sobre esto, Espinosa et al. (2021) teorizaron la deshidratación como la reducción de agua en el
organismo, con o sin pérdida del ión sodio. De la misma manera, según lo enunc Fernández et al.
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(2022), se entiende como la alteración de la homeostasis por disminución del volumen interno de
líquidos y electrolitos en el cuerpo, que pueden perderse a causa de sudoración o llanto excesivo, poca
ingesta de líquidos, vómito, diarrea, fiebre, quemaduras graves, insuficiencia renal, fracturas o consumo
de sustancias diuréticas que favorecen la cantidad de orina excretada. Asimismo, Salas et al. (2020)
consideraron que la sangre es un tejido líquido, compuesto en más del 50% por agua, por lo cual, en
estados de deshidratación importantes, la volemia o volumen sanguíneo también se ve afectado. Como
consecuencia de esto, disminuye flujo sanguíneo al cerebro y así la oxigenación, por lo que, en conjunto
Martínez et al. (2022) consideraron que la depreciación de electrolitos interfiere en la comunicación
neuronal, pudiendo evidenciarse estados de fatiga, descoordinación, desorientación, somnolencia e
incapacidad de retener información a corto plazo.
En niños, la deshidratación se considera una condición que requiere atención médica urgente, no
obstante, en cuadros parasitarios que cursan con signos de deshidratación leve, ésta suele pasar
desapercibida para los padres y cuidadores, por lo cual no se trata adecuadamente, conllevando esto, a
un estado constante de afectación del rendimiento físico y mental, lo que, en consecuencia, tal como lo
describieron De la Hoz et al. (2020), también altera la función cognitiva y el rendimiento escolar.
Anemia y desarrollo cognitivo.
Según lo referido por Guevara et al. (2021), la anemia se describe como la disminución en cantidad de
los glóbulos rojos, como consecuencia de hemorragias o la perdida de pequeñas cantidades de sangre
por tiempo prolongado; se trata también, de la síntesis insuficiente o defectuosa de la hemoglobina por
carencia de vitaminas y minerales o por predisposición genética. En el caso de las anemias producidas
por enteroparasitosis, Ramírez et al. (2022) expresaron que se producen por la absorción deficiente de
hierro, folato y vitamina B12, los cuales son esenciales en la conformación de la proteína transportadora
de oxígeno.
En general, según Chele et al. (2024) la anemia cursa con sensación de agotamiento o fatiga, letargo,
somnolencia, dificultad para realizar esfuerzos y respirar, mareos, además de falta de concentración; lo
anterior se debe a que la hemoglobina es la proteína encargada de trasportar el oxígeno necesario para
las funciones metabólicas en las células. En tanto, Zegarra y Viza (2020) refirieron que el sistema
nervioso, requiere suficiente oxígeno para garantizar el buen funcionamiento en sus procesos
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cognitivos, de memoria, de motricidad, además del razonamiento y el lenguaje; en consecuencia, si
disminuye la síntesis de hemoglobina, también se padeceel declive del oxígeno captado por las
células del sistema nervioso y como consecuencia, se alterará la plasticidad cerebral.
De la misma manera, Merino et al. 2022 sostuvieron que la deficiencia de hierro interfiere en la sinapsis
neuronal, puesto que muchos de los neurotransmisores requeridos para este proceso biológico, son
dependientes de este mineral, por lo que, Garzón et al. (2024) aseguró que las funciones del lenguaje,
asimilación e interpretación de estímulos que facilitan el aprendizaje, además del procesamiento y
almacenamiento de la información, se verán también afectados.
A la par, Quirós (2024) afirmó que la deficiencia de cobalamina o vitamina B12, además de producir
anemia megaloblástica, compromete la función del sistema nerviosos central y periférico; mientras que
para Maradiaga y Orellana (2023), produce alteraciones en la síntesis de mielina, la lipoproteína que
recubre las células nerviosas y funciona como capa aislante para permitir la transmisión eficiente de los
impulsos eléctricos nerviosos. Así, además de que la privación de cobalamina se traduce en la
incapacidad para producir algunos neurotransmisores, Pomilio et al. (2020) aseveraron que las
concentraciones bajas de la vitamina B12, se manifiestan con cambios cognitivos, mientras que
Boumenna et al. (2021) afirmaron que es una causa importante en el déficit de atención.
En adición, Saínz et al. (2020) y Boumenna et al. (2021), describieron las múltiples funciones del folato
o vitamina B9 en el sistema nervioso, como por ejemplo su participación en la síntesis de algunos
neurotransmisores como la serotonina y dopamina, que no solo intervienen positivamente en el estado
de ánimo, sino que, además, regulan el aprendizaje y en conjunto, intervienen en la interpretación
visual-espacial y la fluencia verbal. Asimismo, Saínz et al. (2020) aseguraron que las vitaminas B9 y
B12, median la formación de ácidos nucleicos, participan en la producción de mielina y hemoglobina e
influyen en la formación y reparación de células, incluyendo las sanguíneas.
De la misma forma, Pomilio et al. (2020) reconocieron este compuesto como un protector de la
neurodegeneración cerebral, permitiendo retrasar el deterioro cognitivo, por lo cual, el déficit de
vitamina B9 puede acarrear problemas en la asimilación y percepción de la información, además de la
memoria de corto y largo plazo.
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Alergias y desarrollo cognitivo
En torno a ello, Tiotiu y Kanny (2024) conceptualizaron la alergia como un mecanismo del sistema
inmunológico en donde se desencadenan reacciones de hipersensibilidad con o sin alteración de la
inmunoglobulina E (IgE) contra un antígeno. Se puede describir entonces la alergia como una reacción
inmunitaria exagerada que puede inducir la producción de anticuerpos específicos cuando se contacta
con una sustancia extraña llamada alergeno. Así pues, Dayanarayana et al. (2022) expusieron que cada
vez que el organismo entre en contacto con el alergeno, el sistema inmunológico activará células y
moléculas químicas capaces de causar daño al tejido expuesto a la sustancia, pudiéndose extender a
tejidos u órganos circundantes e incluso generando una reacción sistémica generalizada.
Igualmente, Dayanarayana et al. (2022) y Gómez y Jaramillo (2022) indicaron que algunos parásitos
son capaces de desencadenar la activación de eosinófilos, un grupo de glóbulos blancos que producen
citocinas y quimiocinas, sustancias proinflamatorias tisulares capaces de afectar los órganos,
incluyendo el cerebro, puediendo generar una inflamación de bajo grado y crónica en el tejido nervioso,
lo cual afectaría la cognición de quienes la padezcan, especialmente si son niños.
Del mismo modo, Sarmiento et al. (2023) indicó que los basófilos y mastocitos, glóbulos blancos
especializados en combatir alergenos, producen histamina, sustancia quimiotáctica que recluta
eosinófilos a los tejidos y regula la inflamación; curiosamente, la histamina también desempeña la
función de neurotransmisor en la sinapsis química neuronal y aunque su papel en el retraso cognitivo
no está claro, a Esparragoza et al. (2023) creen que su aumento o disminución en procesos inflamatorios
del sistema nervioso puede promover la degeneración neuronal y afectar las funciones cerebrales,
incluyendo la cognición. Sumado a lo anterior, la hiperhistaminosis en procesos alérgicos es tratada por
medicamentos denominados antihistamínicos, de los cuales, algunos tienen como efecto secundario la
somnolencia, lo que, como se mencionó en otro apartado, influye en la falta de concentración.
Desnutrición y desarrollo cognitivo
Al respecto, Bone-Piguave (2024) y Jara et al. (2023) señalaron que la desnutrición es una condición
patológica que se caracteriza por el déficit proteico-calórico-energético y la incapacidad del organismo
para cumplir sus funciones metabólicas. Según Parrales et al. (2022), este desequilibrio metabólico es
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causado, por la inestabilidad en la ingesta de nutrientes, la incapacidad del intestino delgado para
absorberlos o la imposibilidad de las células para aprovecharlos en sus procesos bioquímicos.
Igualmente, Gómez y Fernández (2024), además de Hernández et al. (2020), indicaron que algunas
parasitosis cursan con daño a células del intestino delgado, promoviendo la deficiencia de la absorción
de grasas, carbohidratos, proteínas, oligoelementos como el cobre, zinc, hierro y magnesio; además de
vitaminas del complejo B, Vitaminas A, C y D. Estas carencias, tal como lo expresaron Gallardo et al.
(2023) repercuten en el desarrollo físico, al mismo tiempo que comprometen la capacidad intelectual,
evidenciando, según lo sustentado por Mina et al. (2024) y Merchan et al. (2023), déficit de atención,
alteración en el desarrollo del lenguaje y la memoria, entendidas todas, como circunstancias que afectan
directamente en el rendimiento escolar.
Disbiosis intestinal y desarrollo cognitivo
Sobre este particular, Arce (2020) reseño la disbiosis intestinal como la alteración de la microbiota
conformada por los microorganismos que habitan en los intestinos grueso y delgado. Este desequilibrio
se presenta cundo hay disminución del inóculo o sobrecrecimiento de un microorganismo o un grupo
de organismos, resultando generalmente en una usurpación de espacios por colonización o infección en
tejidos no adaptados inmunológicamente.
Asimismo, Garza et al. (2020) y Álvarez et al. (2021) subrayaron que la microbiota intestinal y en
general, el microbioma en los seres humanos tiene un papel relevante en la adaptación inmunológica,
permitiendo que se creen tolerancias a antígenos y se minimicen las enfermedades infecciosas y
alérgicas. En adición, Álvarez et al. (2021) consideraron que el colon y el cerebro parecen mantener
una comunicación activa, e incluso, la microbiota intestinal es capaz de sintetizar neurotransmisores y
vitaminas que influyen en la memoria, la cognición y los estados de ánimo.
Igualmente, teniendo en cuenta que los enteroparásitos, son considerados como microbiota transitoria,
López et al. (2023) aseguraron que suelen aumentar su potencial patógeno cuando por sobrecrecimiento
desplazan la microbiota habitual que cohabita en el ecosistema intestinal, ocasionando la disminución
de la población de microorganismos beneficiosos, a razón de la falta de tejidos libres para colonizar o
por disminución de sustratos (alimentos) para sus procesos metabólicos, al mismo tiempo que alteran
la síntesis de transmisores neuronales producidos por la microbiota intestinal.
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Del mismo modo, De la Cruz Castillo et al. (2021) expresaron que las diarreas ocasionadas por las
enteroparasitosis favorecen la inflamación de la mucosa intestinal, alterando el nicho de los
microorganismos, lo que deriva en el favorecimiento de procesos inflamatorios intestinales bajo grado
y en general, en la inflamación de todos los órganos, por la alteración del eje microbioma intestino
- cerebro.
De igual manera, ciertos fármacos antiparasitarios utilizados en el tratamiento de las enteroparasitosis
tienen acción de amplio espectro, lo que resulta en la muerte o el impedimento de reproducción no solo
de los parásitos, sino también de otros microorganismos, cuyo rol es benéfico, alterando el sistema
inmunológico y predisponiendo a la recurrencia de enfermedades infecciosas difíciles de tratar, lo cual
promueve también retraso en el desarrollo cognitivo.
En consideración de la información referida, se propone a modo de resumen, la tabla 1.
Tabla 1. Agentes etiológicos de distribución cosmopolita, enteroparasitosis asociadas y sus
manifestaciones clínicas.
Agente etiológico
Denominación de las
enteroparasitosis
Manifestaciones clínicas
Protozoarios y Cromistas
AMEBAS
Entamoeba histolytica
Colitis amebiana
Amebiasis intestinal
invasiva
Nauseas, vómito, diarrea, disentería,
deficiencia de hierro, dolor abdominal.
Condición clínica secundaria:
deshidratación y anemia.
Entamoeba dispar
Amebiasis o
amebiosis
luminal
Nauseas, vómito, diarrea, dolor abdominal.
Condición clínica secundaria:
sobrecrecimiento en disbiosis intestinal.
Entamoeba moshkovskii, Entamoeba
bangladeshi, Entamoeba polecki,
Entamoeba coli, Entamoeba hartmanni
Endolimax nana
Iodamoeba butschlii
FLAGELADOS
Giardia duodenalis, (syn. G.
intestinalis, G. lamblia).
Giardiasis
Diarrea, dolor y distención abdominal,
náuseas, vómitos, síndrome de
malabsorción.
Condición clínica secundaria:
desnutrición.
Chilomastix mesnili
Potencial patógeno
controversial
Nauseas, vómito, diarrea, dolor abdominal.
Condición clínica secundaria: disbiosis
intestinal.
Dientamoeba fragilis
Enteromonas hominis
Retortamonas intestinalis
Pentatrichomonas hominis
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Súper grupo SAR (Estramenopila, Alveolados y Rizaria)
Grupo Alveolata
Balantioides coli
Balantiosis
Nauseas, vómito, disentería, dolor
abdominal.
Condición clínica secundaria:
deshidratación y anemia.
Súper grupo SAR (Estramenopila, Alveolados, Rizaria)
Grupo Stramenopiles
Blastocystis sp.
Blastocistosis
Nauseas, vómito, diarrea, dolor abdominal.
Condición clínica secundaria:
deshidratación y sobrecrecimiento en
disbiosis intestinal.
COCCIDIOS
Cryptosporidium spp.
Criptosporidiosis
Diarrea severa y prolongada, dolor
abdominal, síndrome de malabsorción.
Condición clínica secundaria:
desnutrición y deshidratación.
Cyclospora cayetanensis
Ciclosporiasis
Diarrea profusa y prolongada, dolor
abdominal, dolor de cabeza, fiebre,
debilidad, disentería.
Condición clínica secundaria: anemia y
deshidratación.
Cystoisospora belli
Cistoisosporiasis
Diarrea prolongada, dolor abdominal,
síndrome de malabsorción.
Condición clínica secundaria:
desnutrición y deshidratación.
HELMINTOS
NEMÁTODOS
Ancylostoma duodenale, A. ceylanicum
y Necator americanus
Uncinariasis
Dolor abdominal, pérdida del apetito,
bruxismo, náuseas.
Condición clínica secundaria: anemia y
desnutrición proteica-calórica.
Ascaris lumbricoides
Ascariasis
Dolor abdominal, pérdida del apetito,
náuseas, vómito, bruxismo, urticaria.
Condición clínica secundaria: alergia.
Enterobius vermicularis
Enterobiasis
Dolor abdominal, prurito perianal con
exacerbación nocturna, escoriación,
pérdida de peso, trastorno del sueño,
irritabilidad, déficit de atención.
Condición clínica secundaria:
insomnio/somnolencia.
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Strongyloides stercoralis
Estrongiloidiasis
Diarrea, estreñimiento, dolor abdominal,
pérdida de peso, bruxismo, urticaria.
Condición clínica secundaria:
desnutrición y alergia.
Trichuris trichiura
Trichuriasis
Dolor abdominal, náuseas, diarrea,
prolapso rectal, urticaria.
Condición clínica secundaria:
desnutrición y alergia.
CÉSTODOS
Diphyllobothrium latum,
Dibothriocephalus spp., Adenocephalus
pacificus
Difillobotriasis
Dolor abdominal, náuseas, diarrea,
deficiencia de vitamina B12.
Condición clínica secundaria: anemia.
Dipylidium caninum
Dipilidiosis
Dolor y distensión abdominal, irritabilidad.
Hymenolepis diminuta, Hymenolepis
nana
Himenolepiasis
Diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza,
fiebre, debilidad, pérdida de peso.
Condición clínica secundaria:
desnutrición.
Taenia saginata, Taenia solium
Teniasis
Diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza,
fiebre, debilidad, pérdida de peso.
Condición clínica secundaria:
desnutrición.
TREMÁTODOS
Schistosoma mansoni
Schistosomiasis
Diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso,
fiebre, urticaria.
Condición clínica secundaria:
desnutrición y alergia.
Fuente: elaboración propia (2024), basada en Centers for Disease Control And Prevention (CDC).
Recomendaciones para la prevención de las enteroparasitosis
En conjunto, Gómez y Fernández (2024) sugirieron que la ausencia de estrategias o acciones
preventivas, representan un factor favorecedor de las altas tasas de infecciones enteroparasitarias,
mientras que Hernández et al. (2020) consideraron como causa de esta problemática, la existencia de
una relación directa entre los niveles bajos de educación y la dificultad en el mantenimiento de la
salud, destacando que el acceso deficiente a información, contribuye a la falta de conciencia crítica y
reflexiva respecto a las parasitosis humanas, lo cual obstaculiza la construcción de entornos saludables,
además de la prevención de nuevos eventos, que se asocian a barreras sociales, económicas y culturales.
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Justamente, se ha evidenciado que, las prevalencias de enteroparasitosis en humanos disminuyen con
la adopción de comportamientos, costumbres y hábitos saludables aún sin la instauración de
medicamentos antiparasitarios. En sintonía, Gutiérrez et al. (2024) aseveraron que el tratamiento
farmacológico no necesariamente impide la transmisión y las infecciones recurrentes; por consiguiente,
se hace imperativa la necesidad de instruir a la comunidad educativa, mediante estrategias de educación
para la salud, sobre prácticas saludables que contribuyan a la prevención de las enfermedades
parasitológicas.
A continuación, acorde con ello, se describen algunas acciones dirigidas a prevenir las enteroparasitosis,
desde el abordaje de algunos factores higiénico-sanitarios.
Tabla 2. Recomendaciones para minimizar el riesgo de infección por enteroparásitos.
Factor De Riesgo
Consumo de alimentos sucios, crudos o mal
cocinados
Consumo de agua no tratada
Uso de utensilios de cocina expuestos o mal
lavados
Lavado de manos ausente o deficiente tras
defecar y antes de comer
Comer o morder uñas
Contacto con excretas de animales
Contacto de insectos con las comidas
Caminar descalzo
Jugar en el suelo
Comer tierra
Contacto con basuras
Carencia de letrinas
Compartir prendas de vestir o utensilios de
uso personal
Fuente: elaboración propia (2024).
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CONCLUSIONES
Las enteroparasitosis son enfermedades que pueden comprometer el estado de salud física y mental de
los infantes, influir directamente en la alteración del metabolismo celular y repercutir en el
funcionamiento de los órganos y sus procesos biológicos, predisponiendo a los niños a tener un déficit
del desarrollo cognitivo.
Las condiciones clínicas secundarias no deben abordarse de forma aislada, puesto que, las
concomitancias entre éstas y las enteroparasitosis aumentan el riesgo de complicaciones en edades
tempranas de la vida, por lo que, no se pueden tratar los síntomas y omitir o desestimar la causa. En
atinencia a ello, conviene recordar que la prevención de las infecciones por parásitos entéricos permite
que los cuadros clínicos no se perpetúen y los infantes puedan tener un desarrollo neurológico normal.
Se hace necesaria una contribución conjunta de los profesionales de la salud y la educación para
visibilizar la problemática relacionada con las enteroparasitosis y abordar la prevención de manera
integral desde las instituciones educativas, promoviendo intervenciones entre grupos de trabajo
multidisciplinares que promuevan la educación para la salud en las comunidades educativas.
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