ELABORACIÓN DE UN CASO CLÍNICO
DE ARTRITIS REUMATOIDE EN ADULTOS
MAYORES Y REVISIÓN DE LITERATURA:
UN ENFOQUE CLÍNICO
PREPARATION OF A CLINICAL CASE OF
RHEUMATOID ARTHRITIS IN OLDER ADULTS AND
REVIEW OF LITERATURE: A CLINICAL APPROACH
Madelayne Nayelli Moreta Quispe
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Yajaira Marilin Rueda Castillo
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Erika Tatiana Núñez Hernández
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
pág. 6210
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15317
Elaboración de Un Caso Clínico de Artritis Reumatoide en Adultos
Mayores y Revisión de Literatura: Un Enfoque Clínico
Madelayne Nayelli Moreta Quispe
1
mnmoreta@pucese.edu.ec
https://orcid.org/0009-0008-8451-3925
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
sede Esmeraldas
Ecuador
Yajaira Marilin Rueda Castillo
ymrueda@pucese.edu.ec
https://orcid.org/0009-0006-5028-2028
Pontificia Universidad Catolica del Ecuador
sede Esmeraldas
Ecuador
Erika Tatiana Núñez Hernández
etnunez@pucese.edu.ec
https://orcid.org/0009-0009-1304-3193
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
sede Esmeraldas
Ecuador
RESUMEN
Introducción: La artritis reumatoide (AR) es una patología autoinmune crónicas, caracterizada por una
inflamación prolongada y progresiva de las articulaciones. AR es multifactorial, incluye la
predisposición genética, exposición a factores ambientales, y alteraciones inmunológicas que
desencadenan una respuesta inflamatoria desregulada. Objetivo: Investigar sobre los biomarcadores
para la detección de artritis reumatoide en adultos mayores. Metodología: Se realizó una revisión
sistémica en PubMed, Scielo y Scopus, los datos utilizados fueron de los últimos cinco años sobre casos
clínicos y estudios experimentales de AR en adultos mayores. Resultados: Se presentó el caso de una
mujer de 61 años con sintomatología distintiva a AR. Los exámenes serológicos mostraron niveles
elevados y las pruebas de imagen revelaron erosión ósea y consolidación pulmonar. Discusión: Los
Anticuerpo Antipéptido Citrulinado (anti-CCP) y la Proteína C Reactiva son herramientas clave para el
diagnóstico y monitoreo de AR, mientras que la ultrasonografía y la resonancia magnética han mejorado
la detección temprana de lesiones articulares y complicaciones pulmonares, frecuentes en adultos
mayores con AR. Conclusión: Se investigó que los biomarcadores serológicos y de imagen fueron
esenciales para un diagnóstico preciso y la detección temprana de AR, fundamentales para reducir la
progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Palabras clave: artritis reumatoide, enfermedad autoinmune, adultos mayores, pruebas diagnósticas
1
Autor principal
Correspondencia: ymrueda@pucese.edu.ec
pág. 6211
Preparation of a Clinical Case of Rheumatoid Arthritis in Older Adults
and Review of Literature: A Clinical Approach
ABSTRACT
Introduction: Rheumatoid arthritis (RA) is a chronic autoimmune pathology, characterized by prolonged
and progressive inflammation of the joints. RA is multifactorial, including genetic predisposition,
exposure to environmental factors, and immunological alterations that trigger a dysregulated
inflammatory response. Objective: To investigate biomarkers for the detection of rheumatoid arthritis
in older adults. Methodology: A systemic review was carried out in PubMed, Scielo and Scopus, the
data used were from the last five years on clinical cases and experimental studies of RA in older adults.
Results: We presented the case of a 61-year-old woman with distinctive RA symptomatology.
Serological tests showed elevated levels and imaging tests revealed bone erosion and pulmonary
consolidation. Discussion: Anti-citrullinated peptide antibody (anti-CCP) and C-reactive protein are key
tools for the diagnosis and monitoring of RA, while ultrasonography and magnetic resonance imaging
have improved the early detection of joint lesions and pulmonary complications, which are frequent in
older adults with RA. Conclusion: We investigated that serological and imaging biomarkers were
essential for accurate diagnosis and early detection of RA, fundamental to reduce disease progression
and improve patients' quality of life.
Keywords: rheumatoid arthritis, autoimmune disease, older adults, diagnostic tests
Artículo recibido 18 noviembre 2024
Aceptado para publicación: 15 diciembre 2024
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INTRODUCCIÓN
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que provoca inflamación en las
articulaciones, lo que resulta en dolor, rigidez y, con el tiempo, un daño articular significativo. Aunque
puede afectar a cualquier persona, es más común en mujeres y suele manifestarse en la mediana edad.
Tiene una etiología compleja, con factores genéticos, ambientales e inmunológicos que influyen en su
desarrollo (1).
En cuanto a los factores genéticos, se estima que aproximadamente entre el 50 y el 60% de la
susceptibilidad de desarrollar artritis reumatoide está determinada por la predisposición hereditaria. En
particular, las variantes del gen HLA-DRB1, que forma parte del complejo mayor de
histocompatibilidad, desempeña un papel crucial en la presentación de antígenos al sistema inmune (2).
Estas variaciones genéticas están directamente relacionadas con niveles elevados de anticuerpos
antipéptidos citrulinados (ACPA), los cuales son fundamentales en la progresión de la enfermedad.
Además, otras mutaciones genéticas, como el gen PTPN22, también han sido identificadas como
contribuyentes a la disfunción inmunológica que caracteriza a la artritis reumatoide (2).
Los factores ambientales como la exposición al tabaco, la contaminación del aire, las infecciones virales
o bacterianas, y ciertos aspectos dietéticos han sido vinculados con la aparición y progresión de esta
enfermedad (2). El tabaquismo es uno de los factores externos más influyentes, debido a que en el humo
del tabaco puede modificar ciertas proteínas, como las involucradas en el proceso de citrulinación
aumentando a la probabilidad de que el sistema inmunológico las reconozca como extrañas y
desencadene una respuesta autoinmune en individuos predispuestos genéticamente (2).
Los factores inmunológicos son clave en el desarrollo de la artritis reumatoide, ya que la presencia de
autoanticuerpos, como el factor reumatoide (FR) y los anticuerpos antipéptidos citrulinados (ACPA),
son una de las principales características de esta enfermedad. Estos anticuerpos atacan tejidos propios,
como el cartílago y el hueso, contribuyendo a la inflamación crónica. Las células del sistema
inmunológico, como las células T y B, también juegan un papel crucial en la perpetuación de la
respuesta autoinmune, lo que resulta en un daño progresivo a las articulaciones (2).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de esta enfermedad a nivel mundial
se sitúa entre el 0,5% y el 1%, mientras que en América Latina es del 0,2 y 0,4% en adultos.
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Cada año, se observan 50 casos por cada 100,000 habitantes de los países desarrollados (4,5). Afectando
mayormente a mujeres entre 25 y 50 años, en relación entre mujeres a hombres entre 2:1 y 3:1 a nivel
global (4). Por consiguiente, las mujeres tienen tres veces más probabilidades de ser afectadas que los
hombres, y la incidencia anual de artritis reumatoide en mujeres es de 40 casos por cada 100,000
habitantes (7).
Asimismo, la mayor susceptibilidad en mujeres se debe a factores hormonales, genéticos e
inmunológicos. Las fluctuaciones en los niveles de estrógeno, especialmente durante la menopausia,
juegan un papel clave en la mayor vulnerabilidad femenina, ya que la disminución de esta hormona se
asocia con un aumento en el riesgo de desarrollar la enfermedad (7,8).
El diagnóstico de AR, se utilizan varias pruebas clave de laboratorio e imagenología. El Factor
Reumatoide (FR), detectado en el 60% de los pacientes con esta enfermedad, es un autoanticuerpo que
sugiere la presencia de la enfermedad, aunque su especificidad es limitada, ya que también puede
aparecer en otras patologías autoinmunes (12). Por otro lado, la prueba de anticuerpos antipéptido
cíclico citrulinado (anti-CCP) es altamente específica, con una precisión diagnóstica superior al 90%.
La presencia de estos anticuerpos no solo apoya al diagnóstico, sino que también está asociada con una
etapa más severa de la enfermedad (12).
Las pruebas inflamatorias como la Proteína C Reactiva (PCR) y la Velocidad de Sedimentación
Globular (VSG) son útiles para monitorear la actividad inflamatoria en los pacientes. Si bien no son
específicas para AR, su elevación indica un proceso inflamatorio activo y son herramientas valiosas
para evaluar la progresión de la enfermedad (12).
Objetivo general
Investigar sobre los biomarcadores para la detección de artritis reumatoide en adultos mayores.
Objetivos específicos
Identificar las características clínicas y epidemiológicas de la artritis reumatoide en adultos
mayores.
Evaluar la prevalencia y comorbilidades asociadas con la artritis reumatoide en esta población.
Evaluar la precisión y utilidad de los métodos diagnósticos en la detección de artritis reumatoide en
adultos mayores.
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METODOLOGÍA
Se realizó una revisión según la guía PRISMA. La búsqueda se realizó en Pubmed, Scielo y Scopus,
utilizando palabras claves como, artritis reumatoide, casos clínicos, prevalencia e incidencia, adultos
mayores y pruebas de diagnóstico. Se seleccionó todos los estudios experimentales, revisiones de
historias clínicas en la elaboración de casos clínicos en idioma español e inglés con una vigencia de
cinco años que traten sobre artritis reumatoide en adultos mayores. Para la selección se preparó una
tabla de extracción de datos donde se colocó la información más relévate de cada estudio. Los ítems
incluidos en la tabla de extracción de datos fueron: antecedentes de los pacientes, signos y síntomas y
pruebas de diagnóstico. Se identificaron 68 artículos, 42 fueron excluidas porque se consideraron
irrelevantes en la búsqueda. Finalmente, un total de 26 artículos fueron incluidos para realización de un
caso clínico. Se utilizo también el apoyo de filtros de búsqueda para la obtención de la información
actualizada, estos filtros fueron obtenidos en base al año de publicaciones, la metodología de estudio.
Figura 1. Diagrama de PRISMA para la recopilación de artículos científicos.
Elaborado: autores.
RESULTADOS
Paciente femenino de 61 años, de profesión estilista. Acude por emergencia con dolor en las
articulaciones, especialmente en manos, muñecas, codos y rodillas, presente desde hace mes y medio.
También refiere debilidad significativa, rigidez matutina y ocasional hormigueo en las manos y pies.
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La paciente se encuentra afebril, con una frecuencia cardíaca de 80 rpm, presión arterial 135/80 mm
Hg, orientada en tiempo y espacio, y presenta fatiga extrema. La exploración física revela dolor a la
palpación en las articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas, calor e hinchazón intermitente en
el codo derecho, con limitación del rango de movimiento. Presenta dificultad para respirar, tos seca y
dolor a nivel del tórax.
Antecedentes médicos
Hipertensión arterial e hiperlipidemia, tratada con enalapril y atorvastatina.
Diabetes mellitus tipo 2 bien controlada con metformina.
Gonartrosis diagnosticada hace 5 años.
Antecedentes familiares
Madre con artritis reumatoide.
Abuela paterna con Síndrome de Sjögren.
Tabla 1. Prueba de laboratorio utilizadas en la detección de artritis reumatoide.
Parámetro
Resultado
Intervalo de Referencia
Hemoglobina
14 g/dL
13-18 g/dL
Ferritina
107 ng/mL
23-336 ng/mL
Creatinina
0.8 mg/dL
0.6-1.3 mg/dL
Albúmina
4.0 g/dL
3.9-5.3 g/dL
Gammaglobulina
1.9 g/dL (elevado)
0.6-1.6 g/dL
Hemoglobina A1c
5.1%
4.0-6.0%
Ácido úrico
6.1 mg/dL
4.4-7.6 mg/dL
Velocidad de Sedimentación Globular
120 mm/h (elevado)
<20 mm/h
Recuento de Glóbulos Blancos
9000/μL
4000-11000/μL
Plaquetas
295 x 10^9 /L
150-400 x 10^9 /L
Factor Reumatoide
107 U/mL (elevado)
<15 U/mL
C3
95 mg/dL
80-160 mg/dL
C4
18 mg/dL
15-45 mg/dL
Anticuerpos Antinucleares (ANA)
1:40 (negativo)
Título >1:160 (positivo)
Proteína C Reactiva (PCR)
75 mg/L (elevado)
<10 mg/L
Anticuerpo Antipéptido Citrulinado (anti-CCP)
200 U (elevado)
>60 U (positivo fuerte)
Elaborado: autores.
Tabla 2. Pruebas de imagen utilizadas en la detección de artritis reumatoide.
Resultados
Erosión
Desplazamiento de la almohadilla de grasa anterior y posterior, indicativo
de derrame de la articulación intraarticular.
Infiltrados bilaterales
Consolidación pulmonar
Elaborado: autores
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Interpretación
La paciente de 61 años presenta síntomas que sugieren una enfermedad articular inflamatoria crónica,
caracterizada por dolor en las articulaciones, rigidez matutina, hinchazón y calor en las áreas afectadas.
La fatiga extrema, dificultad para respirar, tos seca y dolor torácico indican una posible afectación
sistémica de naturaleza autoinmune.
Los antecedentes familiares de artritis reumatoide y síndrome de Sjögren, junto con los resultados de
laboratorio (gammaglobulina y VSG elevadas, factor reumatoide y anticuerpo antipéptido citrulinado
positivos), refuerzan la sospecha de artritis reumatoide debido a la respuesta autoinmune e inflamatoria
característica de estas enfermedades. La elevación de la gammaglobulina se debe a la hiperproducción
de inmunoglobulinas, fenómeno común en patologías autoinmunes, ya que el sistema inmune se
encuentra hiperactivado. Se considera que el factor reumatoide en niveles altos es un marcador clave
que indica la formación de complejos inmunes que perpetúan la inflamación articular. Posee una
importancia considerable, aunque no es exclusivo de la AR, su combinación con otros marcadores
mejora la precisión diagnóstica.
Los anticuerpos anti-CCP con una especificidad notablemente alta, son particularmente importantes en
el diagnóstico temprano de la enfermedad. Su relevancia radica no solo en la identificación de la AR,
sino también en la predicción de un curso más agresivo de la enfermedad, ya que su presencia suele
estar asociada con mayor daño articular.
La elevación de la velocidad de sedimentación globular (VSG) indica la existencia de un proceso
inflamatorio sistémico activo, reflejando la respuesta del organismo ante una inflamación en curso.
Aunque no es específica para AR, es útil para evaluar la actividad inflamatoria de esta y otras
enfermedades.
Las pruebas radiológicas confirman el diagnóstico al mostrar erosión en las manos y derrame articular
en el codo, mientras que los infiltrados bilaterales y la consolidación pulmonar sugieren una
complicación pulmonar relacionada con la enfermedad autoinmune.
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Tabla 2. Tabla de extracción para la elaboración del caso clínico de artritis reumatoide.
Datos demográficos.
Antecedentes
Signos y síntomas.
Biomarcadores.
Bibliografía
Hombre, 97 años.
Hipertensión arterial y
tabaquismo severo en el pasado.
Poliartralgia y rigidez matutina,
evolución rápida a poliartritis.
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(107 U/mL), PCR elevada (182 mg/L), VSG elevado
(120 mm/hora), anemia leve.
Radiografía: Osteoartritis sin erosiones.
(1)
Hombre, 75 años.
Diabetes tipo 2, hipertensión,
hiperlipidemia.
Derrame y sinovitis en rodilla y codo
derechos
Pruebas de laboratorio: PCR elevada (25,7 mg/L),
VSG elevada (47 mm/hora), Factor reumatoide elevado
(268 U/mL), anti-CCP positivo (>200 U).
(2)
Mujer, 81 años
Artritis reumatoide tratada con
prednisolona y metotrexato
(desde hace 4 años).
Fiebre, alteración de la conciencia,
hemiparesia (debilidad o falta de
control muscular).
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(829 U/mL), anti-CCP elevado (>500 U/mL), niveles
bajos de complemento (C3 Y C4).
(3)
Hombre, 67 años.
Artritis reumatoide de 6 años
tratada con metotrexato y
leflunomida
Fiebre, dolor articular, debilidad
significativa y abscesos
subcutáneos.
Pruebas de laboratorio: PCR elevada (121 mg/L),
Anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos (ANCA)
positivo (cANCA > 1:160, pANCA >1:1280).
Radiología: Abscesos encapsulados en el tórax.
(4)
Mujer, de mediana
edad.
Hipertensión arterial, trauma
laboral en brazo y cuello hace 5
años, con posterior desarrollo de
deformidad y presión en las
vértebras (C4-C6).
Dolor en el codo derecho que ha ido
empeorando con el tiempo, ha tenido
hinchazón y sensación de calor en el
codo de manera intermitente,
movimiento limitado del codo y la
muñeca.
Pruebas de laboratorio: VSG elevada (26 mm/hora),
Factor reumatoide negativo, anti-CCP elevado (217 U),
anticuerpos antinucleares (ANA) positivo (1:160).
(5)
Hombre, 74 años.
Hipertensión arterial, sin
antecedentes de enfermedades
en las articulaciones.
Dolor articular en muñecas y manos,
rigidez matutina.
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(995 u/mL), Velocidad de sedimentación globular
elevada (95 mm/hora), anti-CCP elevado (>250 U).
(6)
pág. 6218
Mujer, 52 años.
Diabetes mellitus tipo 2.
Poliartritis inflamatoria simétrica
(dolor e inflamación de
articulaciones, especialmente
tobillo, rodilla y pequeñas
articulaciones de las manos).
Rigidez matutina significativa (1-2
horas), manos mecánicas
(engrosamiento de la piel sobre los
dedos).
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(202 U/mL), anti-CCP elevado (717 U/mL), VSG
elevado (125 mm/hora), PCR elevada (42 mg/L).
(7)
Mujer de 81 años.
Artritis reumatoide desde hace 4
años.
Hinchazón y deformación de las
articulaciones de las manos, con
presencia de debilidad muscular del
lado derecho.
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(829 UI/mL), anti-CCP elevado (>500 U/mL(, niveles
bajos de proteínas de complemento en la sangre, VSG
elevado (73 mm/hora), PCR levemente elevado (0.99
mg/dL).
(8)
Masculino, 77 años.
Hipertensión arterial controlada,
diabetes mellitus tipo 2, sin
antecedentes de artritis en la
familia.
Dolor e hinchazón en el tobillo
izquierdo.
Pruebas de laboratorio: PCR levemente elevada (0.20
mg/dL), factor reumatoide elevado (39.1 U/mL).
(9)
Mujer, 44 años.
Diagnóstico de artritis
reumatoide desde hace 23 años.
Adicional, presenta Síndrome de
Sjögren desde hace 15 años.
Dolor articular, rigidez matutina y
fatiga.
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(25.5 mg/dL), VSG elevado (42 mm/hora).
(10)
Mujer, 58 años.
Diagnóstico de artritis
reumatoide desde hace 10 años.
Desviación cubital, dedos en cuello
de cisne y artritis en las
articulaciones interfalángicas
proximales y metacarpofalángicas
de ambas manos.
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado (31
UI/mL), anti-CCP elevado (1050 U/mL), VSG elevado
(50 mm/hora), PCR elevada (207 mg/dL).
(11)
Hombre, 74 años.
Hipertensión arterial, junto con
dolor e hinchazón en ambas
muñecas y manos presente desde
hace 20 años, sin diagnóstico
previo de enfermedad reumática.
Rigidez matutina en ambas muñecas
y manos (solo en articulaciones
pequeñas), dolor bilateral en la ingle
y dolor en parte superior del brazo y
codo izquierdo. Además, presentó
dolor e hinchazón en la rodilla
izquierda, dolor lumbar crónico.
Pruebas de laboratorio: factor reumatoide elevado
(995 U/mL), anti-CCP elevado (>250 U), VSG elevada
(95 mm/hora).
Radiología: Erosiones en muñecas y manos y desgaste
articular, articulaciones de los dedos en cuello de cisne.
(12)
pág. 6219
Mujer, 81 años.
Artritis reumatoide
diagnosticada hace 4 años.
Dolor e hinchazón en el codo
derecho durante 2 meses, hinchazón
leve en la muñeca derecha y
limitación del movimiento en el
codo derecho.
Pruebas de laboratorio: PCR elevada (65.7 mg/dL),
factor reumatoide normal (10.4 UI/mL), anti-CCP
ligeramente elevado (19.4 U/mL), VSG elevado (92
mm/hora).
Radiología: Radiografía muestra disminución del
espacio articular en el codo y destrucción progresiva de
la articulación.
(13)
Mujer, 52 años.
Artritis reumatoide mal tratada
desde hace 18 años.
Dolor e hinchazón en múltiples
articulaciones, rigidez matutina
mayor a 1 hora y deformidades en
las manos.
Pruebas de laboratorio: VSG elevado (70 mm/hora),
anti-CCP elevado (171.45 RU/mL), factor reumatoide
elevado (108 U/L), PCR elevada (82.54 mg/L).
Radiología: Rayos X mostraron dislocación de la
articulación del hombro derecho y dislocación parcial en
el hombro izquierdo.
(14)
Hombre, 81 años.
No tuvo contacto con servicios
médicos durante varios años.
Experimendebilidad creciente
durante el último año y no tiene
antecedentes familiares con
enfermedades reumáticas.
Deformidades en las manos,
hinchazón en las articulaciones y
debilidad muscular en piernas.
Pruebas de laboratorio: Factor reumatoide elevado
(1070 UI/mL, VSG elevado (66 mm/hora), PCR elevado
(45.9 mg/L) (15).
Radiología: Radiografías de manos y pies mostraron
desviaciones de los dedos, dislocaciones parciales en las
articulaciones de los dedos, y erosión de huesos.
(15)
Elaborado: Moreta Madelayne.
pág. 6220
DISCUSIÓN
Miguel-Lavariega D et al. consideran la artritis reumatoide como una enfermedad crónica, degenerativa,
inflamatoria y de naturaleza sistémica, caracterizada principalmente por la destrucción progresiva de la
membrana sinovial en las articulaciones (13).
En cambio, Domínguez Freire et al. y Tanaka, clasifican la artritis reumatoide como una patología
autoinmune sistémica, asociada a un proceso persistente que no solo afecta las articulaciones, sino que
también puede generar manifestaciones extraarticulares, afectando órganos como el corazón y los
pulmones, entre otros (5,9).
Este enfoque integral permite reconocer que la artritis reumatoide, además de provocar una destrucción
progresiva de las articulaciones, también tiene un impacto relevante en la salud sistémica. Resaltando
la importancia de abordarla desde diversas perspectivas clínicas para comprender plenamente su
complejidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los primeros indicios de artritis reumatoide
suelen incluir dolor, rigidez, sensibilidad y enrojecimiento o inflamación en varias articulaciones,
generalmente de forma simétrica, afectando extremidades como manos y pies. Este enfoque subraya la
bilateralidad y la localización especifica de los síntomas iniciales (3). De manera similar, Brown et al.,
coinciden en los signos iniciales, pero destacan especialmente las articulaciones de las manos y pies,
como las más comprometidas en las primeras etapas de la enfermedad (12).
Tanaka et al., también menciona el dolor, la hinchazón y rigidez como síntomas claves, pero amplía la
visión al incluir manifestaciones clínicas como fiebre y malestar general, sugiriendo que la AR puede
afectar de manera global al paciente (9). En contraste, Sosa Aquino et al. ofrecen una perspectiva más
holística, integrando síntomas comunes como rigidez matutina y fatiga, pero resaltando el impacto
funcional y psicológico de la enfermedad, como la incapacidad y la depresión, lo que evidencia las
consecuencias más allá de los aspectos puramente físicos (14).
Según Aldea Gonzales et al., la sospecha clínica de artritis reumatoide debe ser corroborada mediante
pruebas diagnósticas que permitan evaluar su gravedad y progresión (15). En este sentido, las pruebas
serológicas se han convertido en herramientas fundamentales, ya que forman parte de los criterios de
clasificación establecidos por el Colegio Americano de Reumatología y la Liga Europea contra las
pág. 6221
enfermedades Reumáticas (13). Estas pruebas son esenciales no solo para el diagnóstico, sino también
para el pronóstico y la estrategia terapéutica en el manejo de AR (16). En la actualidad existen varios
estudios que destacan la importancia de los biomarcadores inmunológicos en la identificación del
tratamiento de esta compleja enfermedad autoinmune (17).
En un estudio reciente en Bolivia, Aldea Gonzales et al. reportaron que el factor reumatoide (FR) látex
tiene una sensibilidad del 58,33% y una especificidad del 98,04% al compararlo con la proteína C
reactiva (PCR). Estos resultados indican que el FR es altamente eficaz para excluir falsos negativos; sin
embargo, su limitada sensibilidad subraya su insuficiencia para detectar los casos positivos de AR. Esto
refuerza la necesidad de complementar el uso del FR con otros biomarcadores para mejorar la precisión
diagnóstica (15). Aunque la proteína C reactiva se presenta como una prueba complementaria útil,
ambas tienen limitaciones, especialmente en la detección temprana de la AR.
Clavero López et al. ofrecen una evaluación más crítica del FR, destacando que su sensibilidad, inferior
al 35%, lo hace poco confiable para el diagnóstico en etapas tempranas de la AR. En contraste, los
anticuerpos antipéptidos citrulinados (anti-CCP) mostraron una sensibilidad del 77,8% y una
especificidad del 94%, superando significativamente al FR en ambos aspectos. Este estudio destaca que
los anti-CCP son útiles no sólo para el diagnóstico, sino también fundamentales para anticipar la
evolución de la enfermedad, lo cual los posiciona como una herramienta crucial en la gestión clínica de
la AR (16).
La velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR), ambos son marcadores
inflamatorios ampliamente utilizados para monitorear la inflamación en pacientes con artritis
reumatoide. Si bien son efectivos para evaluar la actividad inflamatoria de la enfermedad, su valor
diagnóstico es limitado, ya que también tienden a elevarse en infecciones y otras condiciones
inflamatorias (18,19). Según el estudio de Pope & Choy et al. (20) indican que la proteína C reactiva es
un marcador muy sensible que no solo señala la presencia de inflamación sistémica, sino que también
desempeña un papel clave en la artritis reumatoide, actuando como regulador inmunológico que agrava
el daño articular y contribuye al desarrollo de comorbilidades como las enfermedades cardiovasculares
y la diabetes. El biomarcador de PCR es de gran importancia en situaciones inflamatorias complejas y
su capacidad para predecir el desarrollo de otras afecciones (20).
pág. 6222
Por otro lado, Lapić et al. destacan que la velocidad de sedimentación globular, aunque tradicionalmente
utilizada para detectar inflamaciones, tiene limitaciones debido a su menor sensibilidad y especificidad.
La respuesta de la VSG es más lenta en procesos inflamatorios y es menos sensible a cambios pequeños
en la inflamación. Además, la velocidad de sedimentación globular puede verse influenciada por
factores no inflamatorios, como el hematocrito o la presencia de proteínas alteradas, lo que complica su
interpretación en comparación con la PCR (18).
A pesar de estas diferencias, ambos grupos de autores coinciden en que la combinación de PCR y VSG
mejora la precisión diagnóstica. Al utilizar ambos marcadores juntos, se incrementa la sensibilidad y
especificidad en la detección de enfermedades reumáticas. Asimismo, Özsoy et al. refuerzan la utilidad
de la VSG en el contexto de enfermedades reumáticas graves, donde niveles muy elevados (≥100
mm/hora) indican la posible presencia de afecciones severas como exacerbaciones de artritis reumatoide
o vasculitis (21).
Las pruebas radiológicas juegan un papel crucial para el diagnóstico y seguimiento de la enfermedad.
Se demostró que la ultrasonografía (US) supera significativamente a las radiografías en la detección
temprana de estas alteraciones en las articulaciones pequeñas de las manos, identificando erosiones en
un número mucho mayor de pacientes. Esta superioridad de la US en casos iniciales de artritis
reumatoide se debe a su capacidad para visualizar cambios que aún no son evidentes en las radiografías
convencionales (22).
En otro análisis, Tang et al. (23) compararon la US con la resonancia magnética (RM) para evaluar su
precisión magnética en erosiones óseas en pacientes con AR. Los resultados indicaron que, aunque
ambas técnicas tienen una buena especificidad (0,95 para US y 0,89 para RM), la US también mostró
una sensibilidad moderada de 0,61. Este estudio destaca la efectividad de la ultrasonografía en evaluar
la articulación metacarpofalángica, siendo esta una de las zonas más afectadas en la AR temprana. La
resonancia magnética, por su parte, presentó una mayor sensibilidad (0,77), lo que respalda su precisión
para la detección temprana de erosiones, aunque su costo y disponibilidad limitan su uso en entornos
clínicos de escasos recursos (23).
El diagnostico mediante RM y US en personas con artritis reumatoide tienen una alta sensible para
detectar sinovitis (93% de sensibilidad en al menos una articulación), pero con una especificidad baja
pág. 6223
(25%), lo que sugiere que, aunque útil para identificar cambios tempranos, su capacidad para diferenciar
la AR de otras condiciones similares sigue siendo limitada (24).
Al contrastar los resultados de este estudio con investigaciones recientes, se observa que el manejo de
las complicaciones sistémicas de la AR, como las manifestaciones pulmonares, ha ganado relevancia
en los últimos años. La prevalencia de enfermedad pulmonar intersticial en pacientes con AR ha
aumentado significativamente, especialmente en adultos mayores (26,25). Finalmente, se ha destacado
que el compromiso pulmonar es una de las principales causas de mortalidad en pacientes con AR.
En la actualidad el manejo de artritis reumatoide ha mejorado gracias a la llegada de los biológicos
antirreumáticos modificadores de la enfermedad (bDMARDs) y los inhibidores de Janus quinasa (JAK).
Estos tratamientos actúan bloqueando citoquinas inflamatorias como el factor de necrosis tumoral
(TNF) e interleucina 6 (IL-6), con el objetivo de controlar rápidamente la inflamación y evitar daños
permanentes en las articulaciones. A pesar de estos progresos, aún existen pacientes que no logran la
remisión completa lo que ha llevado al desarrollo de estrategias terapéuticas más personalizadas,
incluyendo combinaciones de fármacos y terapias específicas. (12).
CONCLUSIONES
La artritis reumatoide en adultos mayores se manifiesta a través de síntomas clínicos característicos,
como dolor, inflamación y rigidez articular, los cuales pueden confundirse con otras patologías
asociadas al envejecimiento.
Desde una perspectiva epidemiológica, se observa una mayor prevalencia de esta enfermedad en
mujeres, acompañadas de una progresión más severa y acelerada. Además, la coexistencia de
comorbilidades como la enfermedad pulmonar intersticial, agrava el pronóstico y destaca la necesidad
de un enfoque multidisciplinario para su manejo integral.
Los métodos diagnósticos, la detección precisa de la artritis reumatoide en personas mayores supone un
reto considerable, debido a los cambios degenerativos propios de la edad que pueden dificultar la
interpretación de los exámenes clínicos y radiológicos. No obstante, herramientas diagnósticas como la
ultrasonografía y la resonancia magnética, complementadas por pruebas serológicas tales como el factor
reumatoide y los anticuerpos anti-CCP, han demostrado una notable eficacia para el diagnóstico
temprano y preciso.
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Una evaluación exhaustiva y un diagnóstico oportuno resultan fundamentales para iniciar un
tratamiento adecuado que permita mejorar la calidad de vida y retardar la progresión de la enfermedad.
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