GUILLERMO PINTO REYES Y
RODOLFO PONCE MONTERO, LINAJE DE
UNA ESCUELA MUSICAL
GUILLERMO PINTO REYES AND
RODOLFO PONCE MONTERO, LINEAGE OF A
MUSICAL SCHOOL
Hilda Esther Sandoval Mendoza
Universidad de Guanajuato, México
pág. 7043
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15394
Guillermo Pinto Reyes y Rodolfo Ponce Montero, Linaje de una
Escuela Musical
Hilda Esther Sandoval Mendoza
1
hsandoval@ugto.mx
https://orcid.org/0009-0008-9677-0312
Universidad de Guanajuato
Guanajuato, México
RESUMEN
El tema al que se dedican las siguientes líneas se enfoca a destacar a dos figuras del medio musical, las
cuales fueron fruto de las generaciones que recibieron su formación profesional durante el s. XX en las
Escuelas de Música Sacra en la provincia de México. Se trata de Guillermo Pinto Reyes y Rodolfo
Ponce Montero quienes han contribuido al legado cultural del país con su trabajo como intérpretes y
compositores. Este ensayo se trata desde la perspectiva del poco conocimiento que hay sobre los
músicos formados en estas instituciones musicales; y, que aun cuando los especialistas comienzan a
centrar su interés en sus acervos, todavía no es del todo suficiente, ya que falta, en muchos casos, lograr
un estudio crítico que valore la obra en su justa dimensión. Este escrito también presenta una reseña
biográfica de los personajes centrales para dar a conocer la trascendencia de su trabajo creativo, además
ofrece una visión a su relación profesional y de amistad que sostuvieron a lo largo de los años hasta la
muerte de Pinto Reyes. Por último, se comparte un brevísimo análisis de una obra de cada uno de ellos,
con la finalidad de profundizar en su estética musical.
Palabras clave: música, composición, escuela de música sacra, piano, órgano
1
Autor principal
Correspondencia: hsandoval@ugto.mx
pág. 7044
Guillermo Pinto Reyes and Rodolfo Ponce Montero, Lineage of a
Musical School
ABSTRACT
The subject to which the following lines are dedicated is focused on highlighting two figures of the
musical environment, which were the fruit of the generations that received their professional training
during the 20th century in the Schools of Sacred Music in the province of Mexico. They are Guillermo
Pinto Reyes and Rodolfo Ponce Montero, who have contributed to the cultural legacy of the country
with their work as performers and composers. This essay deals with the little knowledge there is about
the musicians trained in these musical institutions; and, even when specialists begin to focus their
interest in their collections, it is still not enough, since in many cases, a critical study that values the
work in its right dimension is lacking. This paper also presents a biographical sketch of the central
characters to show the transcendence of their creative work, as well as an insight into their professional
relationship and the friendship they maintained throughout the years until Pinto Reyes' death. Finally,
a brief analysis of a work by each of them is shared, with the purpose of delving into their musical
aesthetics.
Keywords: music, composition, school of sacred music, piano, organ
Artículo recibido 23 octubre 2024
Aceptado para publicación: 26 noviembre 2024
pág. 7045
INTRODUCCN
El presente ensayo trata de desentrañar una línea pedagógica musical poco estudiada. Las Escuelas de
música Sacra que se establecieron en el país a raíz del Motu Proprio de 1903 por el papa Pío X
(Villaseñor, 1946, p. 14). Específicamente se aborda a dos figuras mexicanas: el pianista, organista y
compositor Guillermo Pinto Reyes (Dzitbalché Campeche, 1920 - León, Guanajuato, 1997) y el
pianista, organista y compositor Rodolfo Ponce Montero (Ciudad de México, 1945), quienes
representan una muestra pequeña, pero significativa de estas instituciones que proporcionaron
formación musical a varias generaciones en la provincia de México.
La problemática que motiva escribir este ensayo radica en el poco conocimiento que se tiene de quienes
se formaron en estos claustros académicos fuera de los confines de la capital y de la institución musical
de mayor importancia en el país el Conservatorio Nacional de México; y por consecuencia, no se conoce
lo suficiente su producción para poder valorarla en su justa dimensión. Y he aquí la relevancia de
estudiar y sacar a la luz lo que estas dos figuras aportan al patrimonio cultural; ya que, aun cuando se
sabe de su labor en este campo del conocimiento, no se ha escrito sobre su producción lo suficiente en
el contexto académico y artístico de México.
Para abordar a Guillermo Pinto Reyes se utilizan los siguientes materiales: la tesis doctoral titulada La
obra de Guillermo Pinto Reyes en la música mexicana del siglo XX. A la búsqueda de una identidad
nacional, defendida por quien escribe este ensayo en la Universidad Autónoma de Madrid (España,
2015) (Sandoval, 2015); las publicaciones surgidas de esta investigación entre la que se destaca,
Catálogo musical de Guillermo Pinto Reyes (Sandoval, 2015); y el archivo musical del compositor:
Archivo Particular Guillermo Pinto-Rodolfo Ponce que se localiza en la ciudad de Guanajuato, México
(MEX G Ap./GP-RP), de donde se obtienen los siguientes materiales para realizar este trabajo: en la
‘caja 3’ se encuentran los registros de su actividad como organista: programas de mano, carteles, reseñas
periodísticas, etc.; en la ‘caja 4’ los escritos autobiográficos de Pinto Reyes; como compositor, este
archivo resguarda en la ‘caja 5’ sus manuscritos musicales; y en la caja 6’ se organizan los registros
sonoros de su obra grabada por el pianista Rodolfo Pone Montero.
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Para estudiar a Rodolfo Ponce Montero se cuenta con el archivo de su carrera musical como organista
y pianista (MEX G/Ap-RPM), en donde se preservan programas de mano, carteles, discografía,
entrevistas, reseñas periodísticas y sus manuscritos musicales, como compositor.
Como se puede observar, se cuenta con fuentes primarias que dan sustento científico a la elaboración
de este trabajo.
Objetivo
Se pretende, como objetivo general, iniciar con este primer ensayo una serie de registros que aporten
cada uno de ellos una visión sobre la vida y obra de estos dos músicos mexicanos y la relación entrañable
que mantuvieron; ya que si bien, en el medio cultural donde se desarrolla su actividad artística se conoce
este acercamiento profesional entre ellos, no se ha registrado a detalle la trascendencia de esa comunión
de espíritus que se refleja en su producción musical.
Contexto
La palabra linaje en el título de este ensayo se centra en el concepto de decendencia, familia. Sí, de
familia musical como la llamó el padre José María Villaseñor (1946, p.11), quien fuera el fundador de
la Escuela de Música Sacra (EMS) de Morelia en 1914, institución que fue reconocida por la
Arquidiócesis de Michoacán en 1921 (Vega, 1994, p. 28).
Las Escuelas de Música Sacra durante los primeros 50 años del siglo pasado fueron clave en la
educación musical en la provincia de México. Estas surgieron a partir de ser emitido el Motu Proprio
del papa Pío X en 1903, en el cual determinó los cánones de la música religiosa y litúrgica. Y para que
esto se cumpliera decretó la creación de instituciones en el mundo católico con el claro propósito de dar
formación a los futuros músicos de iglesia (Villaseñor, 1946, p. 14).
Miguel Bernal Jiménez, compositor y pedagogo mexicano nato en 1910 en Morelia Michoacán, tuvo
su primera educación musical formal dentro de la EMS de Morelia; y en 1928 partió a Roma en donde
terminó con honores las tres carreras de la música litúrgica (canto gregoriano, composición y órgano)
en el Instituto Pontificio de Música Sacra de Roma (Villaseñor, 1946, p. 18).
Y ¿por qué hablar de Bernal Jiménez en este contexto que enmarca a Pinto Reyes y Ponce
Montero? Pues porque es Bernal Jiménez el responsable de dar vida a estas instituciones musicales,
principalmente a la de Morelia, Michoacán (Villaseñor, 1946, p. 25), que es en donde tiene su formación
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Guillermo Pinto; y la de León, Guanajuato, donde estudia Rodolfo Ponce (R. Ponce, comunicación
personal, 5 de agosto de 2009).
Cuando Bernal regresa a Morelia en 1933 se incorpora de inmediato a la planta de profesores. En 1936
lo nombra el padre Villaseñor director artístico, siendo una de sus principales contribuciones las
reformas a los programas de estudio que en 1938 elevan a nivel superior a la EMS (Villaseñor, 1946, p.
18). Colabora con el maestro Ignacio Mier Arriaga en diversos proyectos para la Escuela Popular de
Bellas Artes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. En la faceta musicológica,
destaca su hallazgo del archivo musical del Colegio de Santa Rosa de Santa María de Valladolid, en
donde se encontraron obras de compositores del s. XVIII: Francisco Moratilla, Antonio Rodil, Antonio
Salazar, entre otros, las cuales fueron ejecutadas en un concierto memorable el 30 de mayo de 1939 en
el Teatro Ocampo de Morelia, (Bernal, 1939, pp. 15-17). Entre las instituciones musicales que fundó
sobresale el Coro de los Niños Cantores de Morelia, ya que en su viaje que hace a Europa en 1948,
conoce en Viena a Romano Picutti (Venecia, Italia 1908 – Morelia, Michoacán. México 1956), director
entonces del afamado coro de Los Niños Cantores de Viena, y lo invita a Morelia para que realice una
serie de actividades que culminan con la creación de esta agrupación musical que tanta fama diera a
México (Bernal, 1948).
Desde su llegada a la EMS de Morelia, Bernal se incorpora como profesor formando generaciones de
notables músicos: Paulino Paredes Pérez, José Cedillo, Ignacio Magaña, Alfonso Vega Núñez, J. Jesús
Carreño, Bonifacio Rojas, Nicolás Rico, Delfino Madrigal, sólo por nombrar algunos (Vega, 1994, pp.
55-57).
Guillermo Pinto Reyes
Uno de los más brillantes estudiantes que se destaca de todas las generaciones formadas por Bernal
Jiménez es, sin lugar a duda, Guillermo Pinto Reyes quien nace en Dzitbalché, Campeche en 1920. Pasa
parte de su niñez y juventud en Mérida Yucatán, en donde estudia el piano desarrollando una técnica
avanzada, ya que aborda a los principales compositores del repertorio pianístico con su maestro José
Rubio Milán, pianista yucateco que estudió con uno de los últimos alumnos de Franz Liszt: el portugués
José Viana da Motta (MEX G Ap/GP-RP/C4).
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Guillermo Pinto llega a Morelia en 1939. Recibe su título de canto gregoriano y composición en 1942,
y al año siguiente emigra a León Guanajuato invitado por el padre Jesús Lira para ser profesor de la
EMS en la ciudad de León, Guanajuato, institución en la que está de manera intermitente, ya que tiene
que atender sus compromisos como concertista, y también debe regresar a Yucatán en 1944 al ser
nombrado director artístico de la naciente EMS de ese lugar (Guiza, 1945, p. 46). El 26 de agosto de
1950 recibe el Honoris Causa por su examen de titulación como organista en San Louis Missouri (EUA)
con un jurado internacional: Canadá, Bélgica, Francia, Alemania, EUA, quienes le otorgan, además, el
título de Maestro de Capilla (MEX G Ap/GP-RP/C4), el que se encuentra resguardado en León
Guanajuato, en el Museo de la Ciudad (D. Macías, comunicación personal, 24 de agosto de 2010). El 6
de octubre de ese mismo año en el marco de la V temporada Conmemoración al II Centenario de J. S.
Bach estrena el Concertino para órgano y orquesta de Miguel Bernal Jiménez con la Sinfónica Nacional
bajo la batuta de Luis Herrera de la Fuente en el Palacio de Bellas Artes. El Programa de mano contenido
en el Archivo Particular Guillermo Pinto-Rodolfo Ponce (MEX G Ap/GP-RP/C3) es el testimonio de
este memorable concierto. En junio de 1951 viaja a Springfield Illinois en EUA en donde estrena un
órgano de marca Casavant y de ahí se embarca rumbo a Europa: “La institución estadounidense que me
diplomó, me invitó poco después a inaugurar un espléndido órgano ‘CASAVANT’ (sic) de manufactura
canadiense. Para esta ocasión toqué un concierto en el: St. Francis of Assis Convent Church en el año
de 1951 y seguí rumbo a Europa” (MEX G Ap/GP-RP/C4). Concretamente su destino es París, en donde
lo acepta en su clase particular de composición la sapientísima pedagoga Nadia Boulanger; y también
es aceptado por el gran maestro e improvisador Marcel Dupré en su clase de órgano (MEX G Ap/GP-
RP/C4). Guillermo Pinto permanece en Europa hasta 1960, pero no es sino hasta el año de 1966 que se
integra definitivamente como profesor de la EMS de León, Guanajuato. Su actividad pedagógica la
desarrolla en varios lugares, en donde pudo compartir su profundo conocimiento de las formas
musicales esenciales de occidente como el motete, la fuga, la sonata, etc. Él mismo deja una cita sobre
su labor en esta faceta:
Como prof. [esor] he impartido clases, en la Esc. [uela] Sup. [erior] de Música de León, G
[uanajuato] to., (17 años), en el Instituto Pacelli (Puebla), en el Conservatorio de las Rosas
(Morelia). En el Colegio Pio Latino [de Roma] […] Materias de mis clases: Armonía
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analítica, Contrapunto, Fuga, Formas musicales, Análisis musical, Estética de la música,
C. [anto] gregoriano, Piano, Órgano (tubular) de Concierto y el especializado estudio de la
Armonía Modal según los Maestros de la polifonía clásica de los Ss. XIV a XVII. Por
último, el Acompañamiento y Transposición de los modos gregorianos (MEX G Ap/GP-
RP/C4).
Una vez que se establece en León se dedica de lleno a la composición. Solitario en su actividad creadora,
pero no aislado de los sucesos relevantes y tendencias técnicas y estilísticas de su tiempo en México y
el mundo, trazó su propia estética. Con un legado de cuño personal contenido en su archivo particular
(MEX G Ap/GP-RP/C5), se hace presente el compositor entre los músicos notables mexicanos del s.
XX. Su acopio ha sido ordenado y sistematizado en un catálogo que registra un total de 66 obras: para
piano, órgano, flauta, clarinete, guitarra, lied, coral, vocal religiosa, cámara y orquestal. Su música
refleja un lenguaje sincrético, fruto del pensamiento profundo y rigor analítico que le distinguió,
encaminado a obtener esa síntesis que buscó al fusionar tres elementos fundamentales que tipifica su
estética: la monodia gregoriana, la música mexicana y la música española.
Guillermo Pinto Reyes muere a la edad de 77 años el 17 de junio de 1997. Sus restos descansan en el
Templo Expiatorio de la ciudad de León, Guanajuato (Sandoval, 2015, p. 108).
Rodolfo Ponce Montero
Por su lado, Rodolfo Ponce nace en 1945 en la Ciudad de México en donde inicia a los 6 años sus clases
de piano con la maestra María Teresa Rodríguez de Rojas. Cuando contaba con 9 años sus padres
cambiaron su residencia a la ciudad de León, y ahí a sus 11 años decide seguir la carrera de pianista
concertista y es entonces que ingresa a la EMS de esa ciudad.
Rodolfo queda inscrito como estudiante de la EMS en 1957; no obstante, Pinto Reyes ya se encontraba
en Europa. Y Aquí la pregunta ¿en qué momento conoce Rodolfo Ponce a Guillermo Pinto? No fue sino
hasta el 4 de agosto de 1960, en el Palacio de Bellas Artes, noche que dirigía un concierto Igor Stravinski
(Craft, 2002), y al que un puñado de alumnos de la EMS de León, entre ellos Rodolfo Ponce, fue a
presenciar:
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Entre el bullicio del ir y venir de la gente al querer entrar a la zona de los camerinos para
ver más de cerca a Stravinski, el maestro Adalberto Morales quien acompañaba al grupo
leonés, reconoció y saludó a un hombre alto y fuerte que era nada más y nada menos,
Guillermo Pinto Reyes (R. Ponce, comunicación personal, 5 de agosto de 2009).
El maestro Morales al llegar a León puso inmediatamente al tanto al padre Silvino Robles, a la sazón
director de la EMS de León, de que Guillermo Pinto ya estaba en México. Y este no tardó en invitarlo
a dar unos cursos para los estudiantes, específicamente: canto gregoriano, órgano y polifonía. Rodolfo
Ponce fue seleccionado para entrar al curso de órgano (R. Ponce, comunicación personal, 2 de agosto
de 2009).
Se debe decir que, para entonces, Rodolfo tenía quince años y ya había sido admitido en la clase superior
de piano del maestro alemán (pianista y compositor) Gerhart Muench (Dresde, Alemania, 1907
Tacámbaro, Michoacán, México, 1988), profesor de la EMS de León. En una carta escrita por Gerhart
Muench al maestro José Rodríguez Frausto (fundador y director en aquel momento de la Orquesta
Sinfónica de la Universidad de Guanajuato) citada por Hilda Ponce (2011, p. 77), que a la letra dice:
“En León tengo tres grandes talentos nuevos, uno [es] un muchacho de 15 años”. Se puede conjeturar
que ese alumno era Rodolfo Ponce, ya que de los tres talentos él era el único que en 1960 tenía 15
años.
Después de que Rodolfo toma el curso de órgano con el maestro Pinto, este regresa a la Ciudad de
México, no sin antes hacer una selección de estudiantes para recibirlos en su domicilio, y darles una
clase al mes. Así Rodolfo viaja a la capital del país a recibir su clase de órgano. Faltando un mes para
cumplirse el año, Guillermo Pinto decide dar una última clase en la ciudad de León, pues quiere ir
personalmente a despedirse de las autoridades y de sus alumnos, porque regresa a Europa. Su destino
en esta ocasión es Roma, en donde se desempeña como profesor en el Pio Latino (MEX G a/GP-RP/C4).
Su permanencia en la Ciudad Eterna fue de 1962 a 1964 (Sandoval, 2015, p. 92).
Una vez que Rodolfo se queda sin maestro de órgano, contacta en Morelia al Mtro. Alfonso Vega Núñez
organista internacional, discípulo también de Bernal Jiménez. Con él, Rodolfo asiste únicamente por
un tiempo ya que decide integrarse como alumno particular a la clase del organista, compositor y
musicólogo Jesús Estrada (Teocaltiche, Jalisco, 1898 Ciudad de México, 1980). Jesús Estrada,
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maestro de la materia de órgano en el Conservatorio Nacional de México, había sido compañero de
Bernal Jiménez en el Instituto Pontificio de Música Sacra de Roma entre 1928 y 1933 (Sandoval, 2007,
p. 66).
Por su parte, Muench, entonces profesor de la EMS de León y de la Escuela de Música de la Universidad
de Guanajuato, emigra y se establece en Tacámbaro, Michoacán en 1964 (Ponce, 2011, pp. 45-112). De
Tacámbaro viaja a Morelia para dar clase en la ESMS, a donde Rodolfo Ponce lo fue a seguir como su
alumno: “Viajaba yo cada quince días los fines de semana. Una vez a Morelia con el maestro Muench
y otra a México con el maestro Estrada” (R. Ponce, comunicación personal, 2 de octubre de 2009). De
esta manera es como fue forjando su dualidad profesional como pianista y organista, y desde estas dos
dimensiones se ha encargado de dar a conocer un nutrido repertorio de compositores mexicanos a través
de sus conciertos y grabaciones, destacando la integral para piano de cada uno de sus maestros
Guillermo Pinto Reyes y Gerhart Muench, las cuales ha difundido en recintos nacionales e
internacionales.
Se suma a su labor de intérprete su faceta como compositor, participando con ello en el incremento del
fondo de bienes intangibles de México con sus obras para voz y piano, sus preludios para guitarra,
ensayo para cuarteto de cuerdas, y obras varias para piano. También de merecido reconocimiento es el
haber mantenido vivo durante más de 20 años el Festival Internacional de Órgano FIO “Guillermo Pinto
Reyes” de Guanajuato, Guanajuato (México), escenario de músicos del mundo, que han interpretado y
creado música exprofeso, construyendo así un patrimonio de bibliografía musical de calidad para estos
instrumentos antiguos. El lenguaje de Rodolfo Ponce es rico y original, propio de quien ha
experimentado a través de los años una trayectoria en la que ha profundizado en las expresiones más
elocuentes de los grandes compositores que ha estudiado e interpretado. Su obra transita entre la
modalidad, la tonalidad y las nuevas estéticas de la música atonal de manera espontánea, y aprovecha
los recursos de la música contemporánea sin llegar a convertirlos en el motivo principal de su discurso.
Es completamente orgánica, proyecta lógica en la organización de sus ideas y estructuras bien
fundamentadas, amplias, sin vacíos ni divagaciones. Equilibra sabiamente los elementos congénitos a
la música desde su propio universo.
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El Reencuentro
¿Cuándo se vuelve a encontrar Rodolfo Ponce con su maestro Guillermo Pinto? Este último llega
nuevamente a León en 1966 para quedarse ahí definitivamente como profesor de la EMS; pero, para
entonces ya Rodolfo había terminado su estancia como estudiante. Es el alumno quien busca al maestro,
pues le hace una visita en su domicilio para saludarlo y para charlar de música. Estas entrevistas se
hacen frecuentes y se vuelcan en variedad de temas, pero, sobre todo, los musicales. Naturalmente surge
la amistad que con los años se estrechó y consolidó (R. Ponce, comunicación personal, 3 de noviembre
de 2024). Como fruto de esta relación Rodolfo es testigo del florecimiento de nuevas obras de su
mentor; y no sólo eso, se convierte en su lazarillo musical, es decir, se ve en la necesidad de escribir la
música que Guillermo Pinto está componiendo, ya que este pasaba por un momento difícil con su vista,
pues padecía de cataratas. Así se tiene varios manuscritos con el punto de Rodolfo, quien comenta:
“Con el maestro aprendí que los errores ‘de dedo’ pueden convertirse en posibles aciertos”, y lo
explica:
Cuando iba a casa del maestro Pinto a tocar en el piano lo que acababa de componer,
muchas veces cometía errores tocando una nota por otra, por ejemplo, y trataba de corregir;
y el maestro me decía “a ver a ver, vuélvelo a tocar, así como lo hiciste”. Yo respondía:
maestro es que toqué mal, “sí, ya lo sé, pero me gusta, y creo que… puede quedar”. Y
es así, como en ocasiones trascendieron ‘mis errores’: notas de paso, giros melódicos o
armonías que toqué, pero que al oído del maestro fueron sugerencias que manipuló con su
gran maestría dejándolas plasmadas en algunas de sus obras. (Comunicación personal, 4
de noviembre de 2024).
Por consecuencia, Rodolfo Ponce se convierte en el intérprete único de su obra pianística y el mayor
conocedor de su obra musical confiándole Pinto Reyes todos los estrenos de su repertorio: Fuga a tres
voces, Nocturno (el mismo Rodolfo puso el nombre a esta obra), Recuerdos de España, a una pastorcita
(en sus dos versiones), Sonata all’antica, Pinceladas, Marcha fúnebre, Sonata popular mexicana,
Monasterio en ruinas, Síntesis, etc.; todas ellas también grabadas en diferentes registros sonoros.
A continuación, en la imagen1, se muestra un manuscrito de la obra para piano Si do re (1979) de
Guillermo Pinto Reyes en donde se aprecian unas anotaciones que testifican que su obra para piano está
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escrita para las manos de Rodolfo Ponce. Se trata de la última hoja en donde se lee en la parte que se
subraya con naranja: “Cambio la Cad. [encia] por las manos de RPM”, aunque sólo escribe las iniciales
se deduce que hace referencia a Rodolfo Ponce Montero.
Imagen 1. Mss. Autógrafo de la obra para piano Si do re (1976) de Guillermo Pinto Reyes.
La imagen 2 presenta un detalle amplificado de la imagen 1, en donde se puede apreciar más claramente
la anotación que hace Pinto Reyes a su obra: “Cambio la Cad.[encia] por las manos de R[odolfo P[once]
M[ontero]”.
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Imagen 2. Detalle de la Imagen 1.
La imagen 3 muestra el final de la obra, en donde Pinto Reyes registra a un lado de la N[ota] B[ene]:
“[Avisar a Rodolfo]” que está entre corchetes.
Imagen 3 registra: [avisar a Rodolfo].
Realmente no se sabe de qué deberá avisar a Rodolfo, pero se conjetura que es sobre el cambio de la
cadencia.
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Entre muchos conciertos con la música de Pinto Reyes ofrecidos por Rodolfo Ponce destaca una
experiencia significativa para compartir, narrada por el mismo intérprete. Se trata de uno de los
conciertos que considera que ha dejado huella en su vida musical:
Sí, uno de los conciertos memorables que considero que he dado con la música del maestro
Pinto Reyes, es aquel que toqué en la Pinacoteca Virreinal en la Ciudad de México en
1982. Realmente me sentí muy bien a pesar de los nervios, que siempre los he sufrido.
Hubo una obra en particular, la Marcha fúnebre que dedicó a su maestro [Miguel] Bernal
Jiménez, y, que a mí en lo personal me gusta mucho, y sentí que la había tocado ya de otra
forma, es decir, de una manera más madura, como cuando sabes que has logrado
comprender la obra musical, llegar al fondo del discurso […] y bueno, fue un éxito todo el
concierto. Por supuesto que el maestro estuvo ahí presente y terminando le pregunté qué
le había parecido. A lo que me contestó “muy bien, todo muy bien” y me felicitó, pero no
comentó nada en especial en ese momento. No fue hasta llegar al hotel, después de la cena,
que me jaló del brazo diciendo: “Vamos a mi cuarto, necesitamos hablar”. Ya adentro
comenzó diciendo: “Todo el concierto estuvo muy bien… y, bueno como sabes, la
Marcha fúnebre, esa… esa yo la escribí. Yo… yo la haría diferente; pero como la has
tocado hoy… la has hecho tuya”. Esa es una experiencia que nunca voy a olvidar y que me
ha servido mucho para mi vida musical, de intérprete, como compositor y también
personal (comunicación personal, 4 de noviembre de 2024.)
Con la cita anterior se revela la trascendencia de la relación entre estas dos figuras musicales, que
explica perfectamente el por qué el maestro entrega a su discípulo todo su archivo musical.
La Música
Así como Guillermo Pinto desarrolla su faceta de ejecutante y de intérprete en sus primeros años
musicales, pero a lo que dedica mayor parte su vida es a la composición; así también, se conoce el
trabajo de Rodolfo Ponce como intérprete, quien ha dejado huella con su calidad de ejecutante en
numerosos conciertos y registros sonoros, pero que poco se conoce su rol como compositor.
Sirva este espacio para mostrar unos ejemplos de la música de cada uno de los personajes que se abordan
en estas páginas.
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Síntesis para piano (1990)
Guillermo Pinto Reyes escribe Síntesis en 1990 y la revisa en 1991, año en que es estrenada por Rodolfo
Ponce Montero. En ella se plasma esa fusión de elementos que buscaba el compositor: la monodia
gregoriana o gregorianizante, la música española o españolizante y la música mexicana o
mexicanizante. Se podría decir que esta obra es la imagen total de ese sincretismo musical de la estética
de Pinto Reyes (Sandoval, 2015, pp. 180-182, 187).
Se presentan algunos ejemplos de la obra en donde se muestran pasajes que contienen estos tres
elementos de la estética de Pinto Reyes.
Figura 1. Ejemplo 1
El ej. 1 muestra un pasaje mexicanizante en el que se puede distinguir un fragmento de ritmo tranquilo
con intervalos de la típica canción del bajío mexicano, (pentagrama destinado a la clave de sol señalado
con el corchete superior).
Figura 2. Ejemplo 2
En el ej. 2 se puede observar en la pauta destinada a la clave de fa (señalado con el corchete inferior)
un pasaje gregoriano, en el que está utilizando la Secuencia Victimae Paschali Laudes.
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Figura 3. Ejemplo 3
El ej. 3 despliega en el c. de inicio dos acordes arpegiados, en donde se percibe el choque entre el si
natural y el si bemol, provocando una falsa relación que es una característica del lenguaje español. En
el c. 2 en la parte de la mano izquierda se detectan las primeras cuatro notas de la Salve Regina del
gregoriano pero que está empalmado con el motivo españolizante, además se anuncia el Adorote Devote.
Se trata de todo un pasaje con elementos españoles y gregorianos.
Sonata II para piano (2021)
Rodolfo Ponce escribe durante la pandemia una serie de obras entre las que se encuentra esta sonata
que está escrita en un solo movimiento, la cual presenta claridad en su forma. En la exposición, el primer
tema está sobre una estructura acordal, la que repite de manera amplificada medio tono ascendente,
respecto a la altura inicial. Sigue otro conjunto de motivos en donde se expone una parte melódica
dedicada al bajo, que matiza con acordes arpegiados; estos se van desarrollando y planteando de forma
invertida y alternada entre las dos manos hasta llegar a un pequeño puente, que, de modo tranquilo
prepara la entrada al segundo tema, el cual despliega sus ideas en grandes frases haciendo uso de la
polirritmia por la contraposición de binarios y ternarios. En la sección de desarrollo fusiona elementos
de la exposición, utilizando siempre el contraste de color. Después de una reexposición casi textual,
cierra con una coda en un pianísimo de toque íntimo.
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A continuación, se comparten algunos ejemplos del breve análisis.
Figura 4. Ejemplo 1
El ej. 1 revela el primer tema con su estructura acordal y su amplificación medio tono ascendente.
Figura 5. Ejemplo 2
El ej. 2 exhibe otra de las ideas que conforman al primer tema, en donde el bajo canta matizado por
acordes en la mano derecha.
Figura 6. Ejemplo 3
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El ej. 3 despliega el puente que llega al segundo tema que expone la polirritmia en binarios y ternarios.
Figura 7. Ejemplo 4
El ej. 4 presenta la coda de espíritu íntimo logrado por el manejo de la dinámica y la agógica.
CONCLUSIÓN
Para cerrar este ensayo es relevante destacar que se han presentado a estas dos figuras como parte de la
historia de la música del siglo XX y XXI de México, y que el desarrollo de su ruta artística ha tenido
su filiación profesional en las Escuelas de Música Sacra, específicamente la de Morelia, Michoacán en
donde es Miguel Bernal Jiménez quien hereda su sapiencia a Guillermo Pinto Reyes; y la de León,
Guanajuato, en donde, a su vez, Rodolfo Ponce Montero es claro depositario de los conocimientos de
Pinto Reyes y Gerhart Muench, pedagogo musical que ejerció en las dos instituciones.
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Se ha sustentado con fuentes primarias la relación musical y de amistad que sostuvieron Guillermo
Pinto y Rodolfo Ponce, así también se ha abordado una pequeña parte de su faceta como compositores
a través de sus obras Síntesis para piano (1990) y Sonata II para piano (2021), respectivamente. Se
asume, como compromiso, el seguir compartiendo el rico repertorio que contiene el catálogo musical
de Pinto Reyes; y continuar en el estudio y difusión del trabajo de Ponce Montero como compositor.
Se considera de gran valía desentrañar a las generaciones que se formaron en estas escuelas para
reconocer su trascendencia, algo que se comienza a fraguar, pero que aún queda mucho por concretar.
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Archivos
Archivo particular Guillermo Pinto – Rodolfo Ponce MEX G Ap/GP-RP/C5
Mss originales. Síntesis para piano
Archivo particular Rodolfo Ponce Montero MEX G/Ap-RPM
Mss originales. Sonata II para piano.