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Entre el bullicio del ir y venir de la gente al querer entrar a la zona de los camerinos para
ver más de cerca a Stravinski, el maestro Adalberto Morales quien acompañaba al grupo
leonés, reconoció y saludó a un hombre alto y fuerte que era nada más y nada menos,
Guillermo Pinto Reyes (R. Ponce, comunicación personal, 5 de agosto de 2009).
El maestro Morales al llegar a León puso inmediatamente al tanto al padre Silvino Robles, a la sazón
director de la EMS de León, de que Guillermo Pinto ya estaba en México. Y este no tardó en invitarlo
a dar unos cursos para los estudiantes, específicamente: canto gregoriano, órgano y polifonía. Rodolfo
Ponce fue seleccionado para entrar al curso de órgano (R. Ponce, comunicación personal, 2 de agosto
de 2009).
Se debe decir que, para entonces, Rodolfo tenía quince años y ya había sido admitido en la clase superior
de piano del maestro alemán (pianista y compositor) Gerhart Muench (Dresde, Alemania, 1907 –
Tacámbaro, Michoacán, México, 1988), profesor de la EMS de León. En una carta escrita por Gerhart
Muench al maestro José Rodríguez Frausto (fundador y director en aquel momento de la Orquesta
Sinfónica de la Universidad de Guanajuato) citada por Hilda Ponce (2011, p. 77), que a la letra dice:
“En León tengo tres grandes talentos nuevos, uno [es] un muchacho de 15 años”. Se puede conjeturar
que ese alumno era Rodolfo Ponce, ya que de los tres talentos él era el único que en 1960 tenía 15
años.
Después de que Rodolfo toma el curso de órgano con el maestro Pinto, este regresa a la Ciudad de
México, no sin antes hacer una selección de estudiantes para recibirlos en su domicilio, y darles una
clase al mes. Así Rodolfo viaja a la capital del país a recibir su clase de órgano. Faltando un mes para
cumplirse el año, Guillermo Pinto decide dar una última clase en la ciudad de León, pues quiere ir
personalmente a despedirse de las autoridades y de sus alumnos, porque regresa a Europa. Su destino
en esta ocasión es Roma, en donde se desempeña como profesor en el Pio Latino (MEX G a/GP-RP/C4).
Su permanencia en la Ciudad Eterna fue de 1962 a 1964 (Sandoval, 2015, p. 92).
Una vez que Rodolfo se queda sin maestro de órgano, contacta en Morelia al Mtro. Alfonso Vega Núñez
organista internacional, discípulo también de Bernal Jiménez. Con él, Rodolfo asiste únicamente por
un tiempo ya que decide integrarse como alumno particular a la clase del organista, compositor y
musicólogo Jesús Estrada (Teocaltiche, Jalisco, 1898 – Ciudad de México, 1980). Jesús Estrada,