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Además, la educación debe adaptarse a las transformaciones sociales para promover una ciudadanía
responsable y comprometida con el cambio (Murillo & Rosero, 2023). En este proceso, las instituciones
educativas juegan un papel importante al promover comportamientos respetuosos con el medio
ambiente, enseñando la importancia de reducir, reutilizar y reciclar (Naranjo González, 2024).
De igual manera, el educador ambientalista debe fomentar el respeto por el ambiente y promover valores
de convivencia mediante la investigación interdisciplinaria (Antolínez et al., 2022). Por tanto, la
educación ambiental, ya sea formal o informal, busca proteger el medio ambiente a través de estrategias
pedagógicas dirigidas a diferentes comunidades (Castaño & Manzano, 2021). En consecuencia, de esto,
la educación debe ser intercultural, promoviendo el diálogo y el intercambio entre culturas para un
desarrollo beneficioso (Cruz, 2021). Teniendo en cuenta, que en la cultura ambiental es fundamental
comprender la interrelación entre los seres humanos y el entorno natural, reconociendo una actitud de
respeto y cuidado hacia la naturaleza (Igua & Maldonado, 2024). Además, las instituciones educativas,
al ser actores importantes en la generación de residuos sólidos, tienen un impacto significativo en la
gestión de los mismos (Rojas & Muñoz, 2023).
Por otro lado, la separación de residuos tiene como objetivo diferenciar los desechos generados en
ámbitos rurales y urbanos (Rojas, 2020). Muchos de esos desechos, son residuos sólidos inorgánicos,
provenientes de procesos industriales, que incluyen materiales como plásticos, telas sintéticas y
aluminio (Ríos, 2021). Una de las acciones importantes es la reutilización de residuos, ya que, al romper
con la economía lineal promueve la economía circular como una solución sostenible para la gestión de
residuos (Ruiz González, 2020). Asimismo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible subrayan la
importancia de la educación ambiental para fortalecer estas acciones y la conciencia sobre los problemas
derivados de nuestra relación con la naturaleza (Shimosoeda & Masayuki, 2020). Finalmente, la
educación ambiental también puede mitigar la contaminación en contextos económicos y políticos
difíciles, promoviendo valores éticos y conocimientos esenciales (Urbina, 2021).
Aportes prácticos para la reducción, reutilización y reciclaje de los residuos sólidos inorgánicos
En la práctica, la educación ambiental debe enfocarse en problemas reales derivados del manejo
inadecuado de residuos, como la contaminación del suelo, agua y aire, así como los riesgos para la salud