pág. 5344
EL GÉNERO COMO DIVISOR O CONSTRUCTOR
DE LO HUMANO

GENDER AS A DIVIDER OR CONSTRUCTOR OF THE HUMAN

María Mercedes Díaz Torres

Abogada independiente

Jairo Elbert González Rodríguez

Universidad Santo Tomás
pág. 5345
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16223
El género como divisor o constructor de lo humano

María Mercedes Díaz Torres
1
merceditas03@gmail.com

https://orcid.org/0009-0007-9890-5674

Abogada independiente

Colombia

Jairo Elbert González Rodríguez

jegort2741@gmail.com

https://orcid.org/0009-0000-9763-0532

Docente universitario: Universidades
Surcolombiana, Cooperativa de Colombia,
Grupo de Investigación Diálogos fundación
Universitaria Uninavarra de Neiva. Dr. en
Derecho de la Universidad Santo Tomás

Colombia

RESUMEN

Este artículo de revisión bibliográfica, fue elaborado siguiendo una metodología descriptiva; el propósito
del mismo, corresponde al análisis de temática del género desde las diversas posturas filosóficas, que
sostienen, como lo afirma la filosofía aristotélica, que todos los seres humanos pertenecemos a un mismo
género: el género humano. Partiendo de esta premisa, es fundamental hacer un llamado a trascender las
barreras impuestas por ideologías sociales, políticas, culturales, religiosas y normativas. Todas las personas,
independientemente de su sexo o identidad de género, comparten una misma identidad esencial: la humana.
Por ello, es necesario cuestionar las etiquetas que se han construido en torno al género, ya que han
obstaculizado, a lo largo de la evolución de nuestras sociedades, la comprensión profunda de nuestra
esencia como personas que comparten una misma existencia: la existencia de la raza humana.

Palabras claves: género, humanos, igualdad

1
Autor principal
Correspondencia:
merceditas03@gmail.com
pág. 5346
Gender as a divider or constructor of the human

ABSTRACT

This bibliographic review article was prepared following a descriptive methodology; Its purpose

corresponds to the analysis of gender themes from the various philosophical positions, which maintain, as

Aristotelian philosophy states, that all human beings belong to the same gender: the human race. Starting

from this premise, it is essential to call f
or transcending the barriers imposed by social, political, cultural,
religious and normative ideologies. All people, regardless of their sex or gender identity, share the same

essential identity: human. Therefore, it is necessary to question the labels tha
t have been built around
gender, since they have hindered, throughout the evolution of our societies, the deep understanding of our

essence as people who share the same existence: the existence of the human race.

Keywords: gender, humans, equality

Artículo recibido 09 enero 2025

Aceptado para publicación:11 febrero 2025
pág. 5347
INTRODUCCIÓN

Estudiar todo desde la filosofía, denota una importante y acuciosa reflexión de aquello, que el hombre
necesita saber, conocer, porque conocer también es vivir (González, 2024); la vida dentro de su propia
condición ambivalente, se encuentra en permanente cuestionamiento, desde el cual, y como lo diría el
maestro Ortega y Gasset (S.f.), la filosofía permite verlo y comprenderlo todo con mayor amplitud; esto
significa que, desde esta ciencia del pensamiento humano, cuyo enfoque integral y crítico, puede aplicarse
a cualquier sector del conocimiento, ya que, desde su episteme, evoca ese amplio análisis de límites y
posibilidades que se arraigan al conocimiento humano, que no está afincado a una sola teoría, sino que
busca desde varias aristas y métodos, cuestionar, analizar y dialogar sobre una de las temáticas que afectan
el desarrollo de la vida.

Uno de esos tópicos conflictivos de la vida, corresponde al género, popularmente conocido desde su
dirección constructiva de roles sociales, los cuales representan una larga historia de jerarquía y división
entre los seres humanos, y para cerrar precisamente esta división, de desigualdades y categorizaciones,
aquel, debe de estudiarse desde la comprensión filosofíca, como parte de la persona humana, como un
elemento constructivo de la dignidad, como un lienzo en blanco en el que se trazan todas las posibilidades
constructivas en la representación de un misma representación humano, el cuadro único de la vida humana
en la persona misma. Por consiguiente, la importancia y el objetivo especial de estudiar el género desde el
conocimiento filosófico humanista, dentro de una metodología descriptiva, que permite examinar como
dicho concepto, se ha construido he interpretado bajo el factor de utilidad que ha causado desequilibrio
social y normativo; en consecuencia, en este momento de la evolución humana, y a través de un enfoque
filosófico, se busca trascender las diferentes visiones hegemónicas, reduccionistas o normativas y explorar
el género como una categoría que puede seguir los argumentos la ideología aristotélica y Arentiana, en la
comprensión del género como parte de la condición humana, enmarcada en principios de dignidad,
igualdad.

Desarrollo

La construcción de este estudio bibliográfico exhaustivo, cuyo enfoque metodológico es de tipo descriptivo,
el cual, conllevó al análisis de diferentes contenidos filosóficos clásicos y contemporáneos, que permitieron
el abordaje de la presente temática del género, la identificación de las tensiones y problemáticas que surgen
pág. 5348
en su definición y aplicación en el campo jurídico. Este enfoque metódico, comprendió los fundamentos
del existencialismo, la posición utilitaria del género, el uso de lenguaje, la posición del vitalismo, la visión
anacrónica del género, para arribar en la posición del humanismo; cada una de estas perspectivas está
sustentada por autores destacados en temas de género, tales como: Simone de Beauvoir, Judith Butler,
Michel Foucault, Martha Lamas, Scott, Tubert, entre otros, con el fin de identificar los principales marcos
teóricos que han contribuido a la configuración del concepto de género en el pensamiento filosófico, el cual
condujo a la observancia de los siguientes aspectos:

El género desde la filosofía de la existencia constructiva impuesta del binarismo sexual

El género, extensa y popularmente diseminado su conocimiento a nivel global como una construcción social
sobre la que se asignan los roles comportamentales, que giran sobre las expectativas idealistas conductuales
de la hegemonía de los sexos biológicos, masculino y femenino; entonces, puede decirse desde esta posición
argumentativa, como lo afirmará Scott (1980), el género es un concepto de organización social; pero a su
vez constituye una noción generadora de exclusión y división de la misma sociedad que lo crea. Desde el
punto de vista socio-filosófico de Butler (1999), se concibe el género como un elemento que condiciona lo
individual y grupal, desde el primero, en ese espacio personal que forma parte de la identidad, y desde el
segundo plano, desde lo grupal, estructura o jerarquiza las relaciones de poder. A partir de las corrientes
filosófica existencialista y vitalista, el género, puede comprenderse como una forma de facticidad que limita
una de las condiciones humanas propias del ser, su libre albedrio en creación.

Desde la dimensión constructiva existencialista, fue Simone de Beauvoir (1949), en su famoso apotegma,
en el cual se destacó que "no se nace mujer, se llega a serlo", afirmando con esta expresión, que el género
es un proyecto de creación propia, pero que es mayoritariamente influenciado por patrones culturales, que
las personas, en casi su totalidad, lo asumen de manera acrítica, restringiendo su autenticidad. “Porque el
género es una construcción elaborada que cada sociedad impone a cada sexo” (Mayobre, 2007, párr, 6), y
que “cada individuo obedece, mayoritariamente, sin cuestionar las figuras que le rodean (Huitrón, 2018,
pág. 14). Esta construcción impositivamente silenciosa, en palabras de Sartre (2006), podria considerarse
como de “mala fe”, pues va en contra de la condición constructiva originaria del hombre, de su libertad, lo
que se conoce como autonomía y/o libre albedrio de auto formación.
pág. 5349
Por ende, el aceptar sin pensar y de manera ciega, el binarismo constructivo del género impuesto, y negar
la esencia del ser mismo, al no cuestionar las categorías sociales impuestas, al no aceptar que estas mismas
condiciones pueden trascenderse y reevaluarse. En esta línea de pensamiento, el género como una cuestion
impuseta, asentua la preponderancia de la binaridad sexual, que actúa como un divisor que separa a las
personas y perpetúa esas relaciones de subordinación basadas en roles preestablecidos que deben de
derogarse, puesto que, el ser humano independientemente de su sexo/ género, son seres capaces y
funcionales, que pueden desarrollar cualquier actividad en el hogar y en cualquier area de laboral.

El género una cuestión de utilidad ¿Para quién?

El género, sin lugar a dudas, en toda la historia humana, ha sido la bandera de la conveniencia cultural,
social, política religiosa; pero esta utilidad ha sido compleja, desigual y por tanto problemática, ya que ha
beneficiado a ciertos grupos y sistemas de poder, mientras ha perpetuado desigualdades y exclusiones para
otros; como lo dijera Butler (1990) el género es el gran problema, ya que este es performativo una acción
constructiva que se reproduce mediante normas que favorecen a las élites, alimenta estructuras de poder,
estatizan y eternizan desigualdades, bajo “el enfoque de las diferencias entre los géneros corno una
elaboración histórica que adscribe roles determinados a hombres y mujeres en base a sus diferencias
biológicas” (Ramos, 1997, pág. 13). Por tanto, y, como lo sugiriera Lamas (2000), la historia del género es
y será siempre el largo e interminable cuento de la diferencia sexual, que ha permeado las diferentes
instituciones económicas, sociales, políticas y religiosas.

En todo este compendio institucional, el género se ha transformado en lo que Foucault (1972-2002)
denominó como un disposito de poder ya que a través de este, se “reproduce normas culturales sobre el
comportamiento de los hombres y las mujeres (Ramos, 1997, pág. 14), una historia normativa movil,
negociable y mediatica, que se ha trazado para servir a una gran varidad de funciones politicas, economicas,
religiosas” (Lamas, 2000, p. 3), cargadas de antagonismos, que permiten que el género sea entendido como
elemento de control de las relaciones de poder, como productor y regulador de la vida social, que reside y
se alimenta de las las tácticas depredadoras, mordaces y degradadoras desplegadas por los diferentes
sistemas de poder para mantener su estatus de privilegio o victimización; porque el género es:

Una categoria que sigue usándose, en la actualidad, de modo frecuentemente, aunque no de forma
específica, sino como un término tipo cajón de sastre, o como un término paraguas que se construye
pág. 5350
mediante lugares comunes o nociones confusas. Las consecuencias que se derivan de ello podrían ser, a
nuestro entender, generar confusión más que posibilitar nuevas miradas y, por otro lado, reducir su potencial
a lo descriptivo, positivista y complementario del sexo, restringiendo su potencial para aumentar la
inteligibilidad sobre las relaciones de poder a su utilización en las relaciones sociales contemporáneas. Ello,
a su vez, puede conducir incluso al abandono de la categoría por considerarse que contribuye a mantener
un dualismo subyacente a la distinción sexo/género, por un lado, y como incapaz de dar cuenta de la
multiplicidad de las relaciones de opresión, por otro. (Amigot & pujal, 2009 p. 118).

Retomando entonces la filosofía foucultiana, puede decirse que el género como elemento de dominio, se
constituye como un dispositivo más de regulación a las poblaciones, dentro de una categoria útil o ventajosa
para aquellos que le explotan como herramientas de control, de persuación o demostración. Esto puede
ejemplificarse desde la visión utilitarista del género, en los tres siguientes momentos: 1) el género ligado
a las sociedades patriarles, en las cuales, se otorgaba y otorga privilegios a los hombres, a lo masculino,
esto según Laqueur (1994), es porque el pene era y en algunas sociedades y culturas, simbolo de status,
consagrado como un diploma que otorga derechos y deberes a quien por naturaleza le poseia (p.235).
Desde hace un poco más de medio siglo y a través de los diversos movimientos feministas, el género se
transformo social, cultural y normativamente como “sinonimo de mujer” (Scott, 1986, Tuber 2003). Esta
analogía se utiliza según Lamas (1999), para dar mayor peso, credibilidad y legitimar sus investigaciones
(p. 148), pero entre otras cosas, porque género facilita la acogida política de lo femenino”, Scott (Citada
en Lamas, 1999, p. 149); el género, como parte de la lucha la de la población LGTBIQ+ , quienes a
diferencia de la lucha femenina, obtan por acoger el concepto de género, para abogar por la igualdad y el
respeto a la diversidad, la lucha social, politica y cultural de la población LGBTI+, “desde la causa de la
diversidad sexual también criticamos y erosionamos los prejuicios misóginos y machistas, así como los
estereotipos de género y roles tradicionales sobre lo que significa ser un hombre o una mujer” (Juarez,
1975, pág. 42). Según Vásquez et al. (2019) el género, desde la diversidad, se ha enmarcado dentro de una
revolución que migra de la clandestinidad de lo privado al espacio público, poder buscar su
representatividad, su voz en la esfera pública y el reconocimiento de sus derechos” (p. 3).

En suma, al hablar de cuestiones de género para tomar posiciones de uno u otro grupo, como lo suguiere
Facio y Fries (2005), solo acrecentarán la diferencia entre hombres, mujeres y diversos ya que “no se
pág. 5351
superaran las diferentes problematicas, las cuales seguiran permaneciendo latentes en el uso de la categoría
género” (Amigot & Pujal, 2009, pág. 119). Por tanto, el análisis del género como dispositivo de poder
(Amigot & Pujal, 2009, pág. 116), dentro de utilitarismos, ha sido y seguira siendo profundamente
problemático, al ser explotado por grupos específicos, hombres, mujeres, personas no binarias, minorías
sexuales, políticos, religiosos.

Cambiar todo este eje problemático, significaría la elaboración de un examen ético del género desde una
perspectiva utilitarista incluyente, que debería considerar cómo las estructuras de género pueden llegar a
transformarse para garantizar el bienestar de todos los individuos y no solo de determinados grupos. Pues
como lo dijo la Dr. Miranda (2012,) las analogias del género, ya sea con el sexo o haciendo énfasis en un
solo grupo de la sociedad, han sido creadoras de mayor confusión, social, política y normativa, pues no no
se entiende como se pueden escribir leyes sobre las relaciones basadas en los roles definidos socialmente;
además de que las normas deben de ser redactadas en un lenguaje que permita la efectiva aplicación del
derecho (Aguirre, 2008, pág. 142).

Asi mismo y conforme lo sugerido por Aguirre (2008), aunado a lo expuesto por la Dr. Miranda (2012), las
normas jurídicas se exteriorizan a través de lenguaje y deben seguir los constructos kelsenianos y
constituirse como prececeptos reguladores “generales y abstractos”, ya que de lo contrario como lo estima
Jabloner (2017) podrian convertirse en tan solo en un sistema de formulaciones vacío, que finalmente
pueden ser utilizados para legitimar o para combatir órdenes, según la tendencia jurídica o política, pero
que sobretodo son objetivamente necesarios para justificar estructuras sociales gobernantes (p. 207),
con lo cual, se formarían democracias relativistas, y un sistema de justicia, donde las normas reguladoras
de la conducta humana, son ejecutada según el relativismo promovido por la masa de seguidores de cada
uno de estos grupos y con el populismo mediatico, con lo que se crea un derecho especulativo determinado
por los actos y las historias humanas, y, no un derecho neutral de carácter general, guiado por el verdadero
sentido de lo que significa el género humano.

Entonces como lo indicó Salazar (2008):

si todos nos gobernamos a capricho el destino del grupo social sería la anarquía. Por ello se acepta que la
libertad política se limite mediante la regla de mayoría y el principio de representación. El principio
mayoritario permite una empresa difícil: limitar la autodeterminación individual pero asegurando el mayor
pág. 5352
grado de libertad política posible. Pero, como ha advertido Norberto Bobbio, para Kelsen, la regla de
mayoría no es un simple instrumento técnico: es una síntesis de las ideas de libertad y de igualdad, en las
que, la dialéctica mayoría/minoría es fundamental en la teoría de la democracia kelseniana y debe superarse
mediante un compromiso que permita colocar en un segundo plano lo que (separa a todos los grupos) en
favor de lo que los une. (Salazar, 2008, págs. 193-194).

En este sentido, y en la búsqueda de la unión, Nussbaum (citada por a González, 2007), muestra el factor
de unión desde los postulado aristotelicos del bien común, de establer dentro de este pluralismo global,
moral y vital, en el que todos sin particularidad, y como se expresa, se posee sangre roja, razonamiento
lógico e inteligencia, en consecuencia, desde la misma configuración biológica, que impregna el derecho
natural y el positivismo jurídico, en la que se es humano, ubicados en la máxima de ser personas, por lo
cual, se cuenta, con puntos comúnes o divergentes, pero todos ellos universales; por lo que se debería estar
cubiertos con las mismas prerrogativas y obligaciones jurídicas, por los mismo derechos fundamentales y
principios constitucionales de dignidad, equidad, libertad, justicia; que impregnen la configuración
proteccionista de todos como seres humanos- personas.

Las cuales, desde la filosofia, se ubican en la idea central que cada persona, es como la describe Treviño
(2002) un ser humano, es una existencia de prerrogativas y deberes; esto quiere decir, que la vida de cada
individuo, es más que una existencia biologica sexuada, que una construcción social de género, es una
libertad autoconstructiva, que se debe comprender como una totalidad, una unidad, el centro mismo de la
ciencia juridica” (Fernández, 2001, pág. 333), en la que se recogen y se reconocen normativamente, los
principios y deberes fundantes kantianos (1791-2005-2008) de dignidad, de autonomia, seguido de los
preceptos de Rawls (1979) sobre justicia, atados estos criterios a la nueva visón de Honneth (1997) quien
señaló que: cada individuo es igual al otro, por ende, su teoría aboga por la construcción de un puente
entre subjetividad y orden político, que brinde una explicación a las diferentes formas de sufrimiento y no
justificaciones (Revuelta & Hernández, 2019, pág. 334) normativas a las desigualdades fundadas, puesto
que, las construcciones normativas, constituyen una fuerza que debe afirmar radicalmente la igualdad. Por
ello, el horizonte jurídico, debe de ser neutral, y abandonar todos esos saberes dominantes que reproducen
un reconocimiento erróneo que se aparta del concepto incluyente de ser persona, que la fragmenta y le dan
valor por su género.
pág. 5353
El género y los juegos equivovados del lenguaje de lo cotidiano a lo jurídico

El juego de las palabras, desde la interpretación teórica de Habermas (1981), donde el lenguaje es uno de
los elementos que causa mayor conexión social, su fuerza dual permite tanto construir, como deconstruir;
dentro de esta dualidad, en la que pueden encontarce tanto como aciertos y equívocos, discriminaciones y
sexismos que encierra el concepto de género, “cuyo significado se producen cuando se usa el lenguaje en
contextos particulares para propósitos particulares” (Castellanos, 2016, p. 3), en los cuales, el sentido
gramatical, se ha transformado en una categoria capaz de dividir” (Montero, 2024, pág. 2), porque como lo
indicó Tubert (2003) la noción del género, es conflictiva y polémica, debido a su uso abusivo, centrado en
la paradoja en la que se sustituye el el concepto de género por sexo; para Rocha (2009) la complicación
conceptual es debido a que el género:

Es un término que en principio tiene al menos 25 usos diferentes, algunas ocasiones se utiliza como un
atributo o características de los individuos, en otras, como características de las relaciones interpersonales
o bien, como un tipo de organización social e incluso una especie de simbolismo o ideología de la sociedad.
De todos estos usos, en algunos se hace evidente la noción de identidad: (a) Sexo: Diferenciación biológica;
(b) Sexualidad: prácticas sexuales y conducta erótica; (c) Identidad sexual: designación de un individuo
como heterosexual, homosexual, gay, lesbiana, bisexual, transexual o asexual; (d) Identidad de género:
sentido psicológico de sí mismo como hombre o como mujer; (e) Rol de género. Hawkesworth (Citado en
Rocha, 2009, p. 252).

Cada una de estas formas es una manera en la que el género categoriza o jerarquizar de acuerdo al sexo
(Delgado, 1993), al respecto Lamas (1999), evidencia “que género se usa básicamente como equivalente
de sexo: la variable de género, el factor género, son nada menos que las mujeres” (p. 148), usar género o
perspectiva de género como mil de mujeres es cuestionable desde un punto de vista conceptual (Lamas.
1999, p. 171), social y político, ya que en gran medida produce el silenciamiento y la ocultación de un
grupo sobre otro, por tal razón, como lo indicó Hoyos (2001):

Lo implacable no es la lengua, que es tan dúctil como la mirada. Lo implacable es el uso que se hace de la
lengua en la sociedad. Las palabras no son irremisiblemente deterministas ni inexorablemente un
instrumento de dominación masculina: entenderlo así supondría ignorar la capacidad humana, la de todo
ser humano, cualquiera que sea su sexo biológico, su opción sexual y su identidad genérica, de elegir y
pág. 5354
actuar lingüísticamente. Las palabras no significan independientemente de la enunciación humana: están
sujetas a la interpretación de cada cual, al rechazo o a la aceptación, según el contexto, y están sometidas
también al tiempo y al espacio. El poder de la lengua deriva del poder de quienes la usan y, en el proceso,
dan forma al significado. Lo poderoso no es la palabra, sino el proceso de asignación. (Hoyos, 2002, pág.
18).

Para Bolaños (2013) la lengua no cambia simplemente porque un grupo de presión o un grupo interesado
quieran legislar sobre ella” (p. 97); son los hablantes que realmente perciben, viven y están de acuerdo
con un reconocimiento social quienes deciden hacer uso de una u otra expresión lingüística” (Bolaños,
2013, pág. 97). Pero contrario a la configuración social del lenguaje, la normatividad jurídica, esta
determinada por la valoración axiologica conceptual, que se apoya en la base logica, lingüística (Torio,
1989, pág. 490), que últimamente se encuentra regida por el lenguaje legislativo que presenta
generalmente un considerable nivel de equivocidad, con la inclusión de analogías o sinonimias (Torio,
1989, p. 492). Originadas desde la conferencia de Pekin de 1995, 30 años, en que los derechos de género
se traducen en derechos de la mujer y mujer es igual a género (Scott, 1986, Tubert, 2003).

Ocasionando con tal similitud, un problema con mayor enfasis político, que causa tensión entre lo real y lo
conceptual; que puede solucionarse según (Torio, 1989), mediante la utilización del lenguaje neutral, sin
ambivalencias; porque como lo dijo Sapir (1929), “el lenguaje no es simplemente un medio incidental para
la solución de problemas específicos de comunicación o reflexión " (p. 210). Pues las palabras son reales
y dentro de ellas, se reproducen los patrones que transmiten las ideas de los modelos comportamentales,
que guían el actuar humano (Lakoff , 2004, p. 18), por consiguiente, las palabras, el lenguaje social y
jurídico, puede operar como un dispositivo de poder que regula comportamientos y construye identidades"
(Foucault, 1975- 2002, p. 52), desde las cuales, se reconoce la diversidad intrínseca de las identidades
humanas, las cuales pueden ser leídas en una misma clave de género, que indica singularidad, distintividad,
neutralidad y diferencia, diversidad, de un yo, como parte del mismo grupo humano.

Apreciar la concepción desde esta posición, significa según Tubert (2003), la observancia conceptual del
género, desde el horizonte representativo de lo abstracto, sin matices, sin diversidades, dentro de una
imparcialidad incluyente de lo singular y lo plural, en un proceso de equilibrio, sin dispensas que permitan
la arbitrariedad de las diferentes posiciones individuales, pues dentro del conjunto universal, se es y se
pág. 5355
construye género, el género humano, como lo planteó la filosofía estagirita; todos somos cuerpo y alma,
todos somos una realidad sexuada, una diversidad construida, dentro de una misma esencia vital de
existencia, en la que como lo señaló Benéitez (2011) “un ser humano siempre será un humano”(p.22).

El género desde el vitalismo, rompiendo las cadenas de construcciones impuestas

Desde esta perspectiva filosófica, vitalista, el género es parte esencial de la vida, es como una fuerza volitiva
que radica en escencia y potencia en cada persona; esta forma de pensamiento vital sobre la vida y dentro
de esta el género, ha instaurado:

un orden social basado en incuestionables y positivos ideales de libertad e igualdad, debido a que desde el
siglo XVI la modernidad se caracterizó por el desplazamiento de lo religioso o mágico en tanto guía para
regir la acción de los hombres y en la convicción de que la razón era capaz de abarcar y controlar el presente
y el futuro. (Candas, 2019, pág. 52).

Entonces, desde la razón de la vida, el género, cuando es entendido desde el hegemónico binarismo sexual,
o se toma como bandera de un solo grupo humano, producto de las erroneas nociones comunes, estaría
adentrandose en una categoria que Nietzschet, muy provablemente describiria como categoria rigida en
decadencia, fruto de una moralidad social, religiosa y político normativa, que encasilla y o diversifica lo
humano, por consiguiente, para Nietzschet, como precursor de la ruprura de las cadenas del género
impuesto, por la cultura, la sociedad, la religión y las normas legales, al proponer en obras como la Gaya
ciencia (S.F.); Más allá del bien y del mal (2017); Asi habló a Zaratustra (S.F.), la necesidad de una
trasvaloración de valores, un proceso de cambio, “en el ser humano no debe ser conceptualizado de ninguna
manera” (Huitrón, 2018, pág. 16) y menos, por medio de la situaciones que causan división y exclusión
social, como lo hace el género.

Todas estas situaciones oproviosas de segmentación, deben de superarse para permitir que cada ser se
exprese con libertad comfome a su sentir único y auténtico. Entonces, podria decirce como lo asintiera
Berson (1907), la vida, en lo que respecta al género, corresponde al flujo volitivo dinámico dentro de una
misma unidad de vida; una vida, que se expresada por medio de su fuerza volitiva, principio vital en contra
de una explicación mecánica del ser, potenciación del Ser en sí mismo, que interpretado en el contexto del
mundo se convierte en una realidad vital, activa conciente y autodeterminada (Silveira Laguna, 2008, pág.
166); una vida en la que el género no constituye un simple concepto de generalidad o universalidad, sino
pág. 5356
que reprentan la misma vida, un todo diverso pero único a la vez, en un aquí y en un ahora” (Malishev &
Herrera, 2010, pág. 234).

El género desde el anacronismo

El género, comprendido desde una perspectiva anacrónica, significa como lo sugiere Barrionuevo (2024),
que se puede cuestionar la vigencia y relevancia del género, en el marco de las estructuras sociales,
culturales y filosóficas del presente; esto significa que se debe salir “del concepto arcaico de género”
(Fraisse, 2003, p. 39), esto indica que se debe huir de esa “categorización y normalización de roles sociales
basados en diferencias sexuales” (Scott, 1986; Lamas,1999; Fraisse, 2003; Tubert, 2003: Butler, 2007;
Incháustegui, 2014; Binetti, 2020; González, 2023), ya que estas categorías, en este momento actual de la
historia, al haberse constituido en un marco restringido e insuficiente para comprender las diferentes formas
de identidad del ser humano contemporáneo, por lo cual, el género, dentro de esta limitación se convierte,
como una categoría de construcción de jerarquías y divisiones obsoletas, rancias, que, desde el punto de
vista amplio del concepto de género, se convierten en sistemas arcaicos que dan prelación a dicotomías
excluyentes.

Desde estas posiciones, el anacronismo del género, presenta una dualidad que puede describirse de la
siguiente manera: la primera es que muestra el cómo se continua con esta narrativa categórica, que, en
lugar de eliminar, perpetuó y acentuó aún más las diferencias. La segunda, es que, el género también debe
liberarse de la dualidad antagónica de diversidad y neutralidad, pues estas dos nociones igualmente causan
tensión al continuar formando categorías semejantes a las que intentan romper, lo paradójico de esta
antología, de diversidad y neutralidad, es que:

nacieron con la intención de deconstruir estereotipos opresores a fin de liberar a mujeres y varones, ha
terminado por abolir la realidad ontológico-política de ambos y esencializar en su lugar los estereotipos
sexistas hegemónicos, libremente fragmentados y recombinados por las diversidades
bio/cis/trans/tecno/post-genéricas. En el mismo sentido, la filosofía feminista que durante siglos pugnó por
abolir las desigualdades estructurales entre los sexos, encuentra hoy que la desigualdad estructural se ha
diluido en diversidad formal, y que ella misma se ha convertido en un epígrafe de innumerables
micropolíticas identitarias interseccionadas por género, clase, raza, nacionalidad, etnia, edad, residencia,
orientación sexual, religión, ocupación, peso, altura, filiación, hándicap, capacidades cognitivas, verbales,
pág. 5357
auditivas, visuales, ambulatorias, físicas de todo tipo. Parafraseando a una célebre pensadora feminista,
cuando se conceptualiza mal, se politiza peor. (Binetti, 2020, pág. 192)

En consecuencia, es importante comprender el funcionamiento del género en los “diferentes contextos y
dentro del marco global, no sólo para ver qué problemas se le plantean al término, sino también para
combatir formas falsas de universalismo que están al servicio de un imperialismo tácito o explícitamente
cultural” (Butler, 2006, p.12); por ende, desde la configuración anacrónica, se subraya la imperante
necesidad de deconstruir cualquier categoría divisoria, para empezar a construir una nueva forma de
comprensión que no esté atada a las divisiones históricamente impuestas por la sociedad, la cultura, la
religión y política.

Es el tiempo de fomentar una sola identidad fundada en la misma humanidad, adoptando una visión que
celebre la complejidad y singularidad de cada individuo más allá del género; tener presente que la verdadera
evolución, se haya precisamente en radicar y trascender las categorías de género impuestas y comenzar a
vernos, a proyectarnos como personas, y desde esta posición, el género, como parte constitutiva de la
persona y no la persona como parte del género; no se fomentará más el encasillamiento, sino que liberará
a los seres humanos, para que vivan y expresen su identidad, su autoconstrucción, en su máxima
autenticidad.

El género, una nueva visión desde el humanismo, desde el ser persona

El ser humano, es un concepto formado por diferentes sinonimias lingüísticas González, (2024), que
modernamente se manejan de forma global y comprenden en nuestro entender:

los términos o expresiones ser humano sujeto humano, individuo humano hombre (incluyendo tanto al
varón como a la hembra) los tomamos y los tomaremos como equivalentes y homologables a persona. Yo
sé que en el lenguaje ordinario - en nuestras conversaciones habituales- también las expresiones vida
humana y persona se toman como sinónimos, es decir, se pueden intercambiar, puesto que parecen
implicarse mutuamente, en el sentido de que una persona humana, si es tal, necesariamente ha de estar viva
o ha de tener vida humana, y también, aparentemente, todo lo que tiene vida humana por fuerza ha de
ser persona. (Marlasca, 2002, punto 1, párrafo, 1).

Pero sin importar, como se refiera, un ser humano, desde esa parte compositiva del género, una persona es
siempre y metafóricamente hablando, un lienzo en blanco, una pintura abstracta (Rubio, 2018, pág. 9),
pág. 5358
que se realiza de a poco y trazo por trazo, un boceto que se redefine día a día, debido a que “el ser humano
como una naturaleza integral y creativa” (Alonso & Escorcia, 2003, p.4), es una mezcla compositiva de
todas las formas, matices, y colores que derivan en un todo blanco, o la ausencia de colores en un tono
negro, que de cualquier manera llamamos dignidad; una dialéctica libre, ni mortal ni inmortal, ni masculina,
ni femenina, ni diversa, ni neutra, simplemente una criatura cuyo arbitrio configurador le permite dibujarse
según su complacencia, como lo diría Nietzsche, Schopenhauer, Foucault, según su propia fuerza volitiva.

Porque como lo señalan autores como De los rios (2013); Samayoa (2021); González (2023-2024), la
dignidad humana no está predeterminada ni limitada no corresponde a un diseño exclusivo, sino que es
fluida, compleja y dinámica, como los trazos en una obra de arte abstracto. De esta manera, cada ser
humano, con su identidad de género, es una pincelada, una figura única dentro de un lienzo individual
donde la expresión de cada individuo enriquece la imagen real del cuadro (Marías, 1955, pág. 14), global
de la humanidad.

La dignidad humana supone entender al ser humano como un ser que, por sus específicas características
que le son propias a la condición humana, tiene un valor especial que impone que se le dé el reconocimiento
y el respeto por parte de la sociedad. El ser humano se situaría en el centro del mundo, ocupando un lugar
preeminente con respecto al de los demás seres. Siendo así, hablar de una dignidad humana de todos e igual
para todos en tanto humanos, supone situarnos en una visión universal y unificada. (Contreras, 2019, pág.
69).

Ello invita a comprender que, aunque cada persona es un trazo que representa un color individual, ya sea
este masculino, femenino, diverso o neutro, forma parte de la obra de arte más grande, constituida por el
cuadro de la existencia humana, un cuadro que ha de estar libre de un marco limitante, porque la dignidad
es libertad y trascendencia (Muñoz, 2015, pág. 102, García, 2011, p. 52), “principios operativos naturales
en las personas (García, 2011, p. 66), que hacen que cada cual, desde su forma personal, despliegue una
multiplicidad de formas, matices y tonalidades, proyectando su valor y su contribución única, en la que
todos tenemos un trazo representativo a través del género.

CONCLUSIÓN

En esta reflexión sobre el género desde las diferentes posturas aquí examinadas, comenzando por el
existencialismo, se muestra tanto la complejidad, como la versatilidad de esta categoría social, a través de
pág. 5359
un análisis bibliográfico crítico; se observó que el género se ha impuesto bajo una cuestión de utilidad que
ha respondido a intereses específicos, en los que el lenguaje ha jugado un papel clave en la perpetuación de
estereotipos y limitaciones, tanto sociales como jurídicas.

Sin embargo, al adentrarse en el vitalismo y reconocer la necesidad de romper con estas cadenas impuestas,
se encuentra un camino hacia una concepción más libre y auténtica del género, el cual, desde la perspectiva
anacrónica, invita a cuestionar dogmas que no se sostienen en la realidad actual, permitiendo un humanismo
renovado que coloca al ser, a la persona en el centro, como fin último de toda la existencia. En conclusión,
todas y cada una de estas posturas, muestran que es imperativo promover un diálogo inclusivo y abierto
que celebre al género desde toda su amplitud, que no lo fragmente, para poder recorrer el camino hacia una
sociedad más equitativa, donde el género no sea una prisión, sino un espacio de expresión, de autenticidad
para todos como personas y desde esta proyección se debe de tener presentes las palabras de Fernández, et
al (2019)

somos responsables de crear las superestructuras ideológicas en las que nacemos (como el género), que nos
precede y que nos ha trascendido, pero de igual modo tenemos tanto la capacidad como la responsabilidad,
individual y colectiva, de influir en su transformación, a través de la potencia de cada una de las decisiones
que tomamos y de las acciones que realizamos. Hay que tener en cuenta que la igualdad, en el tiempo en el
que nos ha tocado vivir, no es una opción, sino que es una necesidad y un imperativo político para poder
llegar a vivir en un mundo verdaderamente democrático, capaz de garantizar tanto los derechos y libertades
de las personas, y el desarrollo humano de las sociedades. Pero desde una perspectiva sistémica y relacional,
el logro de la equidad no es posible sin el cambio y la participación de todos como personas. (p.25).

A reglón seguido y desde nuestro sistema normativo, se requiere con apremio de un cambio en el modelo
de regulación basado en la equidad de todos como seres humanos, que se aparte del modelo de derechos y
deberes que se ha establecido por géneros.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aguirre, R. J. (2008). La relación lenguaje y derecho: Jürgen Habermas y el debate iusfilosófico. Opinión
Jurídica, 7(13), 139-162.
http://www.scielo.org.co/pdf/ojum/v7n13/v7n13a7.pdf
Alonso, P. L., & Escorcia, d. V. (2003). El ser humano como una totalidad. Salud Uninorte, 3-8.

https://www.redalyc.org/pdf/817/81701701.pdf
pág. 5360
Amigot, L. P., & Pujal, i. L. (2009). Una lectura del género como dispositivo de poder. Sociológica, año
24(70), 115-152.
https://www.scielo.org.mx/pdf/soc/v24n70/v24n70a5.pdf
Benéitez, P. J. (2011). Reflexiones sobre la naturaleza humana en el pensamiento de Aristóteles. Revista de
Filosofía, 36(1), 7-28. file:///D:/Propietario/Downloads/ecob,+007-028.pdf

Binetti, M. J. (2020). Del género a los bio/cis/trans/tecno/post-géneros: el paradójico destino de una
extrapolación sociologista. Revista de Investigaciones Feministas, 12(1), 191-201.

https://revistas.ucm.es/index.php/INFE/article/view/73267/4564456556065

Bolaños, C. S. (2013). Sexismo lingüístico: aproximación a un problema complejo de la lingüística. Forma
y Función, 29(1), 89-110.
https://www.redalyc.org/pdf/219/21929788004.pdf
Butler, J. (1999- 2007). El género en disputa El feminismo y la subversión de la identidad. (A. Muñoz,
Trad.) Barcelona: Paidós Ibérica, SA.

http://www.lauragonzalez.com/TC/El_genero_en_disputa_Buttler.pdf

Butler, J. (2006). Deshacer el género. Barcelona: Paidós.

https://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/practicas_profesion
ales/825_rol_psicologo/material/descargas/unidad_2/optativa/deshacer_genero.pdf

Candas, V. F. (2019). El vitalismo en Nietzsche: consideraciones políticas. Logos, Año XLVII(133), 51-65.

https://repositorio.lasalle.mx/bitstream/handle/lasalle/1471/Logos%20133%20300819-52-
66.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Castellanos, L. G. (2016). Los estilos de género y la tiranía del binarismo de por qué necesitamos el
concepto de generolecto. La Aljaba segunda época, xx, 69-88

file:///D:/Propietario/Downloads/Dialnet-LosEstilosDeGeneroYLaTiraniaDelBinarismo-
6115800.pdf

Contreras, U. J. (2019). Los entresijos de la dignidad humana. Vox juris, 37(2), 59-93.
file:///D:/Propietario/Downloads/Dialnet-LosEntresijosDeLaDignidadHumana-8074884.pdf

De Beaurvoi, S. (1949). "El segundo sexo".

https://www.segobver.gob.mx/genero/docs/Biblioteca/El_segundo_sexo.pdf.
pág. 5361
De los rios, U. M. (2013). Las dimensiones trascendentes de la dignidad humana. Dereito, 23(1), 33-51.
file:///D:/Propietario/Downloads/1106-Texto%20del%20art%C3%ADculo-3845-1-10-
20130716.pdf

Delgado, M. (1993). Las palabras de otro hombre, anticlericalismo y misoginia. Barcelona: Muchnick.

Facio, A., & Fries, L. (2005). Feminismo, género y patriarcado. Academia. Academia.
https://revistas-
colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/revistaensenianzaderecho/article/viewFile/33861/3082
0

Fernández, B. A., Aranguren, E., & Bacete, R. (2019). El trabajo con hombres desde una perspectiva de
género: una asignatura pendiente en la intervención social. IRAILA, 23-38.
file:///D:/Propietario/Downloads/Dialnet-ElTrabajoConHombresDesdeUnaPerspectivaDeGenero-
7180607.pdf

Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar nacimiento de la prisión. (G. d. Aureliano, Trad.) Argentina: Siglo
XXI editores.
https://www.ivanillich.org.mx/Foucault-Castigar.pdf
Foucault. M. (1976). Historia de la sexualidad I. La voluntad del saber. Madrid: Editorial Siglo XXI.

Fraisse, G. (2003). Del sexo al género: Los equívocos de un concepto. En S. Tubert, La crissis del concepto
género (págs. 39-46). Madrid: Catedra.

García, J. A. (2011). La libertad trascendental y la persona humana. Studia Poliana(13), 51-67.
file:///D:/Propietario/Downloads/2127-Texto%20del%20art%C3%ADculo-8314-1-10-
20150528.pdf

González, E. E. (2007). Una lectura actualizada de la ética aristotélica.la mirada de martha nussbaum.
Quaderns de fi losofi a i ciència, 37, 91-100.

https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/38948838/etica_aristotelicalibre.pdf?1443650379=&respon
secontentdisposition=inline%3B+filename%3DEtica_aristotelica.pdf&Expires=1736723182&Sig
nature=DvB31eukXHFK-41QoTJreO51PzPL4IVYzTD0P1CWQ8vllOPPhJXZZKWL6xU617Cu

González, R. J. (2023). El Cuerpo como Expresión Socio Cultural, Sexo y Género. Ciencia Latina Revista
Científica Multidisciplina, 7(4), 1-23.

file:///D:/Propietario/Downloads/2127-Texto%20del%20art%C3%ADculo831411020150528.pdf
pág. 5362
González, R. J. (2024). vida y género como nuevo bien jurídico, frente al delito de feminicidio. Bogotá
D.C.: Grupo editorial Lapiz y Color S.A.

Honneth, A. (1997). La lucha por el reconocimiento poir ina gramática social de los conflictos sociales.
(M. Ballesteros, Trad.) España: Novagrafic S.l

Hoyos, R. M. (2002). Sexo, género y usos lingüísticos. publicaciones (32), 13-32.
file:///D:/Propietario/Downloads/Dialnet-SexoGeneroYUsosLinguisticos-638299.pdf

Huitrón, V. A. (2018). La forja de una identidad ética en el pensamiento de nietzsche. en-claves del
pensamient, año XII(23), 13-42.
https://www.scielo.org.mx/pdf/enclav/v12n23/1870-879X-
enclav-12-23-13.pdf

Incháustegui Romero, T. (2014). Sociología y política del feminicidio; algunas claves interpretativas a
partir de caso mexicano. Sociedade e Estado, 29(2), 373-400.

https://www.redalyc.org/pdf/3399/339932122004.pdf

Jabloner, C. (2017). La critica de kelsen a la ideología. Revista de la facultad de derecho UNAM, 203- 214.

https://doi.org/10.22201/fder.24488933e.2005.243.61389

Juarez, C. A. (1975). Género y diversidad sexual: algunas claves de interpretación. Revista de derechos
humanos, 42-46.
https://www.corteidh.or.cr/tablas/r29363.pdf
Kant, I. (2005- 2008 -1797). La metafísica de las costumbres (cuarta ed.). (A. Cortina Orz, & C. S. Jesús,
Trads.) Tecnos.

Lakoff, G. (2004).
Don't think of an elephant! Know your values and frame the debate.
https://agsystemsthinking.net/wp
-content/uploads/2016/09/reframing.pdf.
Lamas, M. (1999). Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género. Papeles de Población, 5(21),
147-178.
https://www.redalyc.org/pdf/112/11202105.pdf
Lamas, M. (1999). Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género. Papeles de Población, 5(21),
147-148.
https://www.redalyc.org/pdf/112/11202105.pdf
Laqueur, T. (1990). La construcción del sexo Cuerpo y género desde los griegos hasta Freud. (P. d.
eugenio, Trad.) Madrid: Cátedra S.A.

Malishev, M., & Herrera, G. J. (2010). José Ortega y Gasset: La metafísica existencial de la vida. e i d o
s(12), 214-235.
http://www.scielo.org.co/pdf/eidos/n12/n12a09.pdf
pág. 5363
Marías, J. (1955). La imagen de la vida humana. Buenos Aires: Emecé editores S.A.
file:///D:/Propietario/Downloads/la-imagen-de-la-vida-humana.pdf

Marlasca, L. A. (2002). Vida humana y persona. Medicina legal de Costa Rica, 0-0.

https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-00152002000200002

Mayobre, R. P. (2007). La formación de la identidad de género una mirada desde la filosofía. Revista
Venezolana de Estudios de la Mujer v.12 n.28.

https://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-37012007000100004

Miranda, N. M. (2012). Diferencia entre la perspectiva de género y la ideología de género.
Díkaion, 21(2),
337
-356. http://www.scielo.org.co/pdf/dika/v21n2/v21n2a02.pdf
Montero, C. P. (2024). El género gramatical en español: historia de un concepto. Verba: Anuario Galego
de Filoloxía,(51), 1-21. doi:
https://doi.org/10.15304/verba.51.8361
Muñoz, P. E. (2015). Trascendencia, mundo y libertad en el entorno de Ser y Tiempo de Martín Heidegger.
Veritas(32), 95-110.

file:///D:/Propietario/Downloads/DialnetTrascendenciaMundoYLibertadEnElEntornoDeSerYTie
mpo-5080453.pdf

Nietzsche, F. (1974). La genalogia de la moral. (A. Sánchez Pascual, Trad.) Madrid: Alianza.

https://unaclasedefilosofia.files.wordpress.com/2015/04/nietzsche-friedrich-la-genealogc3ada-de-
la-moral-por-ganz1912.pdf

NIetzsche, F. (2000). La voluntad del poder. (A. Frufe, Trad.) Madrid: EDAE.S.A.

Nietzsche, F. (S.F.). Así habló Zaratustra.

https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/asi_hablo_zaratustra_nietzsche.pdf

Nietzsche, F. (S.F.). La Gaya Ciencia.
www.librear.com.
Nietzsche. F. (2017). Más Allá del Bien y del Mal. España: Editorial. textos.info.

Ortega y Gasett, J. (S.F.). Meditaciones del quijotE.
https://demiurgord.wordpress.com/wp-
content/uploads/2014/09/meditaciones-del-quijote.pdf.

Rawals, J. (1979). La teoria de la justicia - trad. de María Dolores González.
Cambridge, Mass.: The
Belknap Press of Harvard University Press,.

https://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2019/12/doctrina48358.pdf
pág. 5364
Ramos, E. C. (1997). El concepto de "genero" y su utilidad para el análisis hlstórico . la Alijaba,, Segunda
época, II, 14-32.
https://repo.unlpam.edu.ar/bitstream/handle/unlpam/5174/v02a02ramos_c.pdf
Rocha, S. T. (2009). Desarrollo de la Identidad de Género desde una Perspectiva Psico-Socio-Cultural: Un
Recorrido Conceptual. Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of
Psychology, 43(2), 250-259.
https://pepsic.bvsalud.org/pdf/rip/v43n2/v43n2a06.pdf
Revuelta, B., & Hernández, R. (2019).
La teoría de Axel Honneth sobre justicia social, reconocimiento y
experiencias del sujeto en las sociedades contemporáneas. Cinta moebio (66), 333-346.
doi:
https://doi.org/10.4067/S0717-554X2019000300333
Rubio, C. D. (2018). Lienzo en blanco: construcción y desviación en la identidad de la institutriz victoriana
[Tesis de grado para optar al título de literata, Universidad de los Andes].

https://repositorio.uniandes.edu.co/server/api/core/bitstreams/21ce0568-43c1-4248-8e9a-
e3bc88c7b2a2/content.

Salazar, U. P. (2008). Nota sobre democracia y constitución en la obra de hans kelsen. isonomía (28), 187-
197.
https://www.scielo.org.mx/pdf/is/n28/n28a9.pdf
Samayoa, M. A. (2021). Dignidad humana: una mirada desde un enfoque filosófico. Revista
Latinoamericana De Derechos Humanos, 32(1), 1-16. doi:
https://doi.org/10.15359/rldh.32-1.4
Sartre, J. P. (2006). El existencialismo es un humanismo. México: Losada.

Scott, & W, J. (1986). "El género: una categoría útil para el análisis histórico".

https://www.fundacionhenrydunant.org/images/stories/biblioteca/GeneroMujerDesarrollo/El_Gen
ero_Una_Categoria_Util_para_el_Analisis_Historico.pdf.

Silveira Laguna, S. (2008). La filosofía vitalista. Una filosofía del futuro. Anales del Seminario de Historia
de la Filosofía, 25(0), 151-167.
https://www.redalyc.org/pdf/3611/361133128002.pdf
Spair, E. (1929).
The status of linguistics as a science.
https://pure.mpg.de/rest/items/item_2381144_2/component/file_2381143/content.

Torio, L. A. (1989). Racionalidad y relatividad en las teorias juridicas del delito.
file:///D:/Propietario/Downloads/Dialnet-RacionalidadYRelatividadEnLasTeoriasJuridicasDelDe-
46344.pdf.

Tubert, S. (2003). Del sexo al género los equivocos de un concepto. Madrid: Cátedra ( grupo Anaya S.A. .
pág. 5365
Vásquez, J. C., Domingo, C., & Salinas, O. (2019). Una aproximación histórico-social a la evolución de
los derechos de la comunidad LGBTI+ en México. Revista de la Escuela de Estudios Generales,
Universidad de Costa Rica, 9(2), 1-20. doi:DOI:
https://doi.org/10.15517/h.v9i2.37751