pág. 6603
NAPROXENO EN LA FIEBRE DE ORIGEN
NEOPLÁSICO: MECANISMOS, EFICACIA Y
CONSIDERACIONES CLÍNICAS

NAPROXEN IN FEVER OF NEOPLASTIC ORIGIN:

MECHANISMS, EFFICACY AND CLINICAL

CONSIDERATIONS

Lucila Angelani

Residente IV año Medicina Interna Universidad de Buenos Aires Argentina

Sofía del Rosario Maldonado

Residente IV año Medicina Interna Universidad de Buenos Aires Argentina

Juan de Dios Blanco Díaz

Médico General Universidad del Sinu - Seccional Cartagena

Valentina Pardo Moyano

Médico General Universidad del Sinu - Seccional Cartagena

Olga Lucía Causil García

Médico General Universidad del Norte Barranquilla
pág. 6604
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i2.17389
Naproxeno en la fiebre de origen neoplásico: mecanismos, eficacia y
consideraciones clínicas

Lucila Angelani

Luliangelani@gmail.com

https://orcid.org/0009-0004-1820-5247

Residente IV año Medicina Interna

Universidad de Buenos Aires - Argentina

Sofía del Rosario Maldonado

sofiamaldonadoom10@gmail.com

https://orcid.org/0009-0002-8896-5642

Residente IV año Medicina Interna

Universidad de Buenos Aires - Argentina

Juan de Dios Blanco Díaz

Juan.de032010@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0000-0436-4723

Médico General

Universidad del Sinu - Seccional Cartagena

Valentina Pardo Moyano

valepardo2009@gmail.com

https://orcid.org/0009-0009-6480-8723

Médico General

Universidad del Sinu - Seccional Montería

Olga Lucía Causil García

olga_causil@hotmail.com

https://orcid.org/0009-0003-3378-9001

Médico General

Universidad del Norte - Barranquilla

RESUMEN

El naproxeno, un antiinflamatorio no esteroideo AINE no selectivo ha demostrado ser una herramienta
diagnóstica efectiva en el abordaje de la fiebre de origen desconocido FOD y es especialmente útil
cuando se sospecha un proceso neoplásico. El naproxeno disminuye la producción de prostaglandinas
por la inhibición de las enzimas ciclooxigenasa COX 1 y COX 2 que sintetizan los mediadores del
incremento del punto de ajuste hipotalámico en los estados febriles. Expresada en estudios clínicos, la
diferencia es una alta tasa de respuesta antipirética en pacientes con fiebre tumoral en comparación con
un efecto nulo o escaso en los febriles infecciosos. Reducido a la práctica, puede mencionarse el llamado
“test del naproxeno”, por medio del cual, en pocas horas, puede orientarse la etiología del cuadro febril
sin costo alguno ni molestias para el paciente. La revisión de varios estudios, que incluye metaanálisis
y reportes de casos, muestra que la eficacia en la resolución de fiebre neoplásica tras la administración
de naproxeno supera el 90%. Además, se presentan casos clínicos donde este test ha sido clave para
facilitar el diagnóstico y permitir un enfoque terapéutico más preciso, lo que ha ayudado a reducir el uso
innecesario de antibióticos y estudios exhaustivos. Este test resulta especialmente valioso en el
tratamiento de sarcomas, mieloma múltiple y ciertos carcinomas resistentes, como los de próstata o
tiroides recurrentes.

Palabras clave: naproxeno, antiinflamatorio no esteroideo, fiebre sin foco, neoplasias, cox-1
pág. 6605
Naproxen in fever of neoplastic origin: mechanisms, efficacy and clinical
considerations

ABSTRACT

Naproxen, a non-selective non-steroidal anti-inflammatory NSAID has proven to be an effective
diagnostic tool in the management of fever of unknown origin FOD and is especially useful when a
neoplastic process is suspected. Naproxen decreases prostaglandin production by inhibiting the
cyclooxygenase enzymes COX-1 and COX-2 that synthesize mediators of the increased hypothalamic
set point in febrile states. Expressed in clinical studies, the difference is a high rate of antipyretic
response in patients with tumor fever compared to no or little effect in infectious febrile. Reduced to
practice, the so-called “naproxen test” can be mentioned, by means of which, in a few hours, the etiology
of the febrile condition can be determined at no cost or inconvenience to the patient. The review of
several studies, including meta-analysis and case reports, shows that the efficacy in the resolution of
neoplastic fever after the administration of naproxen exceeds 90%. In addition, clinical cases are
presented where this test has been instrumental in facilitating diagnosis and allowing a more precise
therapeutic approach, which has helped to reduce the unnecessary use of antibiotics and exhaustive
studies. This test is particularly valuable in the treatment of sarcomas, multiple myeloma and certain
resistant carcinomas, such as recurrent prostate or thyroid carcinomas.

Keywords: naproxen, nonsteroidal anti-inflammatory drug, fever without focus, neoplasms, cox-1

Artículo recibido 03 marzo 2025

Aceptado para publicación: 12 abril 2025
pág. 6606
INTRODUCCIÓN

El naproxeno es un analgésico antiinflamatorio no esteroideo (AINE) no selectivo de las ciclooxigenasas
(COX), el cual presenta efectos antipiréticos, antiinflamatorios y analgésicos.

El principal mecanismo de acción de este tipo de fármacos es el bloqueo de la síntesis de prostanoides
mediante la inhibición de la prostaglandina G/H sintasa o cox. Esta posee 2 isoformas, que son la COX-
1 y COX-2, las cuales cumplen diversas funciones en el organismo. La COX-1 se encarga de mantener
una tasa de biosíntesis de prostanoides, incluyendo la síntesis constitutiva de prostaglandina (PG)-E2
por el tracto gastrointestinal para mediar la gastroprotección del ácido estomacal y mantener la
homeostasis gastrointestinal, y la generación de tromboxano A2 (TXA2) por plaquetas activadas en
respuesta a una lesión, mientras que la COX-2 se encuentra implicada en la producción de prostanoides
en respuesta a mediadores inflamatorios y vasoproteccion. (1)

Mecanismo de acción de los AINES

Tomado de: Regueras, E. Velazquez, I. Torres, L. Actualización en farmacología de los
antiinflamatorios no esteroideos: actualización. Revista de la sociedad Española multidisciplinar del
dolor. 2024;4:36-58.

Los AINES se clasifican en selectivos y no selectivos según la inhibición de la COX. Los no selectivos,
o también llamados AINES tradicionales, inhiben tanto la cox-1 como la cox-2, y entre ellos se
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encuentran el diclofenaco, el ibuprofeno y el naproxeno. Y los selectivos, tales como el celecoxib,
eterecoxib y lumiracoxib, los cuales inhiben la cox-2 con bajos grados de inhibición de la cox-1, y dado
que la cox-1 promueve la agregación plaquetaria, los AINES selectivos no tienen efectos
antiplaquetarios. (2)

El naproxeno se une de forma reversible con la cox-1 y cox-2 para ejercer su efecto, sin embargo,
presenta mayor inhibición de la COX-1. Este alcanza concentraciones plasmáticas máximas entre 2 y 4
horas, con una vida media de 12 a 17 horas, y al tener una larga vida media proporciona niveles
sanguíneos y de eficacia constantes. (3)

Por su parte, la fiebre es una de los principales motivos de consulta en la atención primaria. El término
fiebre sin foco hace referencia a una enfermedad febril aguda en la cual no es posible esclarecer la
etiología una vez realizado el examen físico y la anamnesis,mientras que la fiebre de origen desconocido
hace referencia a la fiebre que se presenta al menos durante 3 semanas y cuya etiología permanece
incierto a pesar de realizar una anamnesis y examen físico detallados, por lo que “fiebre sin foco” abarca
procesos febriles con una duración menor de 3 semanas en los que no hay evidencia de un posible
diagnóstico etiológico. (4)

Históricamente, la fiebre de origen desconocido fue descrita por primera vez en el año 1961 por
Petersdorf y Beeson como una entidad caracterizada por una temperatura corporal mayor de 38,3° en
por lo menos 3 ocasiones en un lapso de 3 semanas. No obstante, debido a que con frecuencia se
identifican enfermedades subyacentes en los casos de fiebre prolongada clásica, estas no pueden
considerarse como verdaderamente "de origen desconocido" (5). Posteriormente, en el año 1991 Durack
y Street introdujeron dos modificaciones significativas a la definición original. En primer lugar,
sugirieron clasificar la FOD en cuatro categorías: FOD clásica según los criterios de Petersdorf y
Beeson, FOD nosocomial, FOD neutropénica y FOD asociada al VIH. Esta última distinción resulta
razonable, ya que el manejo de la fiebre en pacientes con VIH requiere una atención más urgente. En
segundo lugar, propusieron que se realizara una evaluación diagnóstica mínima consistente en tres
consultas ambulatorias o tres días de estudios hospitalarios antes de considerar un caso como FOD. Esta
medida buscaba asegurar el tiempo necesario para que los hemocultivos y las pruebas cutáneas de
tuberculosis pudieran volverse positivos. Posteriormente, con la aparición de nuevas herramientas
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diagnósticas como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la tomografía computarizada (TC),
Knockaert y Vanderschueren volvieron a revisar la definición de FOD. En lugar del criterio cuantitativo
de tres días de investigación sin diagnóstico, propusieron un enfoque cualitativo, basado en una
“evaluación estándar inteligente y adecuada” para pacientes hospitalizados o ambulatorios (6).

En cuanto a la etiología, la fiebre de origen desconocido es signo de aproximadamente 200 causas que
se han descrito, sin embargo, la literatura existente clasifica los tipos en 4 grandes grupos, los cuales son
la etiología infecciosa, neoplasias, enfermedades inflamatorias no infecciosas tales como enfermedades
reumatológicas y afecciones diversas, y ciertos autores incluyen una quinta clasificación denominada
fiebre de origen desconocido auténtica. (7)

En los pacientes que presentan fiebre de origen desconocido, es de vital importancia realizar una historia
clínica y examen físico completos, que permitan el oportuno diagnóstico y por ende tratamiento del
síndrome neoplásico que esté presentando. En este tipo de pacientes, al realizar la anamnesis, es
importante indagar hiporexia, anorexia, pérdida de peso y otros síntomas o signos sugestivos de un
proceso neoplásico. Durante el examen físico se debe tener en cuenta que existen procesos que sugieren
el curso de este tipo de entidades. Los cánceres del sistema nervioso central y los linfomas pueden causar
bradicardia, la preleucemia hemorragias en la retina y la presencia de tumores en hígado, en los riñones
o en metástasis de otros tipos de cáncer producen hepatomegalia, sin embargo, estos son signos
inespecíficos, los cuales se presentan en otras patologías, por lo que es de vital importancia una
anamnesis y examen físico exhaustivos. (8)

En cuanto al tratamiento, no se recomienda el tratamiento empírico, puesto que existe el riesgo de ocultar
o enmascarar la etiología de la fiebre, sin embargo, existen ciertos casos en los que sí se debe iniciar
terapia, tales como endocarditis con cultivo negativo sospechado, pacientes con sospecha de tuberculosis
activa y cuando existe sospecha de arteritis temporal con riesgo de pérdida de la visión. En aquellos
pacientes en los que se sospecha autoinmunidad, se puede iniciar la terapia con el antagonista de la
interleucina 1 anakinra, con el cual se estima la reducción de los síntomas en los primeros 2 días,
mientras que si es infructuoso luego de 14 días, se recomienda suspender su administración debido al
resultado no conveniente. (9)
pág. 6609
A su vez, existen una serie de pruebas que permiten la identificación de la etiología de la fiebre de origen
desconocido. Con la incorporación del estudio 18 FDG-PET en la práctica clínica habitual, se ha
avanzado mucho en el diagnóstico de la fiebre de origen desconocido (FOD). Este método permite
obtener imágenes tanto de procesos inflamatorios agudos como crónicos, ya que detecta la acumulación
de FDG en distintos tipos de glóbulos blancos activados (granulocitos, monocitos y linfocitos). Cuando
se combina con la tomografía computarizada (TC), la FDG-PET/TC ofrece una buena resolución
espacial y puede ser muy útil para encontrar la causa de la FOD.

Aunque los resultados que ofrece son prometedores y parece conveniente su uso rutinario en estos casos,
aún se deben considerar su alto costo y la exposición a radiación antes de incorporarla de forma
definitiva en los protocolos diagnósticos.

Si no se dispone de una FDG-PET/TC, se puede utilizar como alternativa la gammagrafía con leucocitos
marcados o con galio, aunque estas técnicas son menos precisas. Por otro lado, si se sospecha vasculitis,
es mejor usar resonancia magnética o angiotomografía. (10)

En cuanto a la prueba del naproxeno, esta se fundamenta en la respuesta de la fiebre a la administración
del mismo. Si no existe respuesta a la administración, se sospecha de una etiología infecciosa mientras
que al existir respuesta, se debe sospechar de una etiología de origen neoplásico. (11)

El mecanismo por el cual las patologías malignas producen fiebre no se conocen por completo, sin
embargo, se estima que la liberación de citocinas pirógenas, ya sea directamente de las células tumorales
o de los macrofagos que responden ante el tumor desempeñan un papel importante, principalmente la
interleucina 1, 6 y el factor de necrosis tumoral alfa. Estas citocinas inducen la prostaglandina E2, la
cual actúa sobre el hipotálamo, provocando un cambio en el termostato hipotalámico. Clásicamente, la
fiebre de origen neoplásico no tiene un patrón patognomónico, sin embargo, se asocia poco a taquicardia,
escalofríos y episodios de hipotensión. (12) Los AINE reducirían este efecto, al inhibir activamente la
COX, por lo que se ha propuesto una superioridad para indometacina y naproxeno para el diagnóstico
de este tipo de fiebres (13) , por lo tanto, el objetivo del siguiente artículo de revisión es conocer el uso
del naproxeno como prueba diagnóstica en la fiebre de origen neoplásico.
pág. 6610
Figura 2. Mecanismo de control voluntario y reflejo de la temperatura

Tomado de: Picon, Y. Orozco, J. Molina, J. Franky, M. Control central de la temperatura corporal y sus
alteraciones: fiebre, hipertermia e hipotermia. MedUNAB. 2020

MÉTODOS Y MATERIALES

Se realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva en varias bases de datos científicas de alta calidad,
para obtener información actualizada sobre el uso del naproxeno en el diagnóstico de la fiebre de origen
neoplásico en pacientes con fiebre sin foco. Las bases de datos consultadas incluyeron PubMed, Scielo,
Medline y bibliotecas nacionales e internaciones especializadas en salud cardiovascular. La búsqueda
se limitó a estudios publicados entre 1961 y la fecha actual, con el objetivo de incluir la información
más reciente y actualizada posible, que permitiera realizar una revisión exhaustiva sobre el uso del
naproxeno en el diagnóstico de fiebre de origen neoplásico en pacientes con fiebre sin foco, que facilite
el diagnóstico y posterior abordaje y manejo temprano en este tipo de pacientes.

Se emplearon descriptores específicos como Naproxeno, antiinflamatorio no esteroideo, fiebre sin foco,
neoplasias, cox-1, cox-2, con el fin de optimizar los resultados de búsqueda. Los términos utilizados
generaron resultados entre 7 y 30 artículos relevantes por término de búsqueda, dependiendo del área de
interés. La búsqueda se realizó en inglés y español para garantizar un panorama más amplio de la
literatura disponible.

Los artículos seleccionados incluyeron estudios originales, reportes de casos, metaanálisis, revisiones,
guías actualizadas y otros trabajos relevantes. Se priorizaron los estudios más recientes, con énfasis en
pág. 6611
aquellos que ofrecieron evidencia más reciente y actualizada en el área de medicina interna, medicina
general e investigación científica. La selección de artículos se basó en su calidad metodológica y
pertinencia con respecto al objetivo de esta revisión. Finalmente, los artículos seleccionados fueron
analizados y sintetizados para proporcionar una revisión detallada de los avances más recientes en esta
temática.

RESULTADOS

En 1984, Chang y Gross publicaron una serie de pequeños estudios en los que observaron que el
naproxeno podía reducir la fiebre asociada al cáncer. En 14 de 15 pacientes con fiebre de origen
neoplásico, la fiebre desapareció, mientras que no hubo mejoría en los 5 pacientes con fiebre causada
por infección. Además, dos personas con enfermedades del tejido conectivo mostraron una disminución
parcial de la fiebre. En los casos de fiebre neoplásica, la fiebre se resolvía en 24 horas y no regresaba
mientras se continuara el tratamiento con naproxeno. A partir de estos resultados, se propuso la llamada
"prueba de naproxeno" y se sugirieron criterios diagnósticos para este tipo de fiebre.

Estudios posteriores con más pacientes oncológicos confirmaron que esta prueba tiene una alta
sensibilidad y especificidad, así como un buen valor predictivo positivo. Esto significa que,
especialmente cuando hay una fuerte sospecha clínica, la prueba puede ser útil para diferenciar si la
fiebre en un paciente con cáncer es causada por el tumor o por una infección, siempre que el uso de
naproxeno no esté contraindicado.

Aunque la fiebre puede ser una señal importante que indique la presencia de un cáncer oculto, en
pacientes con cáncer debe investigarse como diagnóstico de exclusión. Una vez que se confirma que se
trata de fiebre neoplásica, lo más importante es tratar el cáncer. Si esto no es posible, el naproxeno puede
ayudar a aliviar los síntomas. También se ha demostrado que otros antiinflamatorios como la
indometacina y el diclofenaco pueden ser efectivos. (14)

Se realizó una revisión sistemática con metaanálisis para analizar el efecto del naproxeno en el
tratamiento de la fiebre relacionada con el cáncer. Se incluyeron estudios en los que participaron
pacientes oncológicos con fiebre, que recibieron naproxeno como tratamiento, y en los que este
medicamento se comparó con otros antiinflamatorios no esteroides (AINE). La principal medida de
evaluación fue la tasa de éxito, definida como la desaparición de la fiebre, considerando un valor de 1
pág. 6612
como equivalente al 100% de éxito en los tratamientos. En total, se seleccionaron 15 estudios que
sumaron 582 pacientes, con edades entre 11 y 82 años, y que abarcaban distintos tipos de diseños, desde
ensayos clínicos controlados hasta series de casos, los cuales se observan en la tabla 1.

Tabla 1. Estudios incluidos en el metanálisis

Estudio
Tipo de estudio y
participantes

Intervención
Variable
primaria

Resultados de

eficacia

Chang and Gross

1984

Serie de casos

(n=15)

Naproxeno 250

mg c/12hs por al

menos 3 días.

Resolución de la

fiebre

14 pacientes

(93.3%) del

total de pacientes

con

fiebre tumoral

resolvieron la

fiebre con la

posología

indicada.

0.933

(0.648,0.991)

Chang and Gross

1985

Serie de casos

(n=21)

Naproxeno 250

mg c/12 hs por al

menos 3 días. Si

no hubo respuesta

o

fue parcial se

aumentó la dosis a

375 mg c/12hs

hasta 1500 mg

diarios.

Resolución de la

fiebre

20 pacientes

(95.2%) del

total de 21

pacientes con

fiebre tumoral

resolvieron la

fiebre con la

posología

indicada.

0.952

(0.729,0.993)

Geisler et al, 1985
Transversal
(n=13)

Naproxeno 125

mg.

Resolución de la

fiebre

13 pacientes

(100%) del total

con fiebre de

origen tumoral

resolvieron la

fiebre con la

posología

indicada

1.000 (0.616,

1.000)

Chang, 1987
Serie de casos
(n=50)

Naproxeno 250

mg c/12hs por 36

hs, si no hubo

respuesta la dosis

Resolución de la

fiebre

Del total de 50

pacientes

tratados, el 96%

resolvió la fiebre
pág. 6613
se aumentó a 375

mg hasta 3 días.

de causa tumoral.

0.8 / 0.572, 0.923)

Azeemuddin et al,

1987

Serie de casos

(n=14)

Naproxeno

7,5mg/kg c/12 hs

durante 7 días

Resolución de la

fiebre

El 100% de los

pacientes tratados

resolvieron la

fiebre 1.0 (0.634,

1.0)

Kondo et al, 1987
Serie de casos
(n=20)

Naproxeno desde

300 mg a 600 mg

diarios

Resolución de la

fiebre

16 pacientes

(80%) mejoraron

los síntomas con

el tratamiento.

0.800 (0.572,

0.923)

Chang, 1988
Transversal
(n=39)

Naproxeno a

dosis de 250 mg

c/12hs hasta por 3

días, si la

respuesta fue

parcial o nula se

aumentó la dosis a

375 mg c/12hs

Resolución de la

fiebre

El 100% de los

pacientes

respondieron al

tratamiento.

1.0 (0.829, 1.0)

Tsavaris et al,

1990

ECA

(n=48 divididos

en 3 grupos de 16

pacientes cada

uno)

Naproxeno 250

mg c/12hs vs

diclofenac sódico

25 mg c/8hs vs

indometacina 25

mg c/8hs por vía

oral por 10 días

Resolución de la

fiebre, rapidez de

respuesta al

tratamiento

antipirético

100% de los 16

pacientes tratados

con Naproxeno

respondieron al

tratamiento 1.0

(0.664, 1.0)

Se detallan

posteriormente

los resultados de

la comparación

con otros

diclofenaco e

indometacina

Tsavaris et al,

1991

ECC

(n=56)

Naproxeno 250

mg día c/12 hs por

10 días

Resolución de la

fiebre, rapidez de

la respuesta al

tratamiento

antipirético

100% de los

pacientes tuvieron

remisión del

estado febril.

1.000 (0.875,

1.000)

Tsavaris et al,

1995

Serie de casos

(n=64)

Naproxeno 250

mg c/12hs,

monitorizados

Resolución de la

fiebre

64 de los

pacientes tratados

tuvieron remisión
pág. 6614
durante 10 días
completa (100%).
1.0 (0.889, 1.0)

Si incluímos los

pacientes con

supuesto origen

tumoral la tasa de

remisión fue

menor (78%).

0.780 (0.678,

0.857)

Economos et al,

1995

Serie de casos

(n=10)

Naproxeno vía

oral 250 mg c/8hs,

se continúo en

base a la respuesta

por 5 a 7 días

Resolución de la

fiebre

100% de

respuesta en

fiebre tumoral

confirmada. 1.0

(0.552, 1.0)

Liaw et al, 1998
Serie de casos
(n=49)

Naproxeno 125

mg c/12hs hasta

250 mg c/8hs.

Indometacina 25

mg c/12hs hasta

25 mg

c/6hs

Resolución de la

fiebre

100% de

respuesta en los

49 pacientes con

fiebre

tumoral

confirmada 1.0

(0.859, 1.0)

Vanderschueren

et al, 2003

Transversal

(n=77)

Naproxeno 250

mg diariamente

en 9 pacientes,

500 mg c/12hs en

45 pacientes o 500

mg c/8hs

Resolución de la

fiebre

54,5% de éxito en

el tratamiento.

0.545 (0.268,

0.797).

Coşkun et al,

2012

Serie de casos

(n=1)

Naproxeno, 500

mg c/12hs por 2

días

Resolución de la

fiebre

100%

1.0 (0.109, 1.0)

Nakamura et al,

2016

Serie de casos

(n=11)

Naproxeno en

dosis de 300-600

mg

diariamente

Resolución de la

fiebre

89.9% 0.889

(0.500, 0.985)
pág. 6615
Tomado de: Edelman, A. De Santis, A. Viroga, S. ¿Es naproxeno superior a otros AINE o a dipirona o
paracetamol en el tratamiento de la fiebre de causa tumoral?. Unidad Académica de Farmacología y
Terapéutica, Hospital de Clínicas Facultad de Medicina, Universidad de la República. 2023.

El metaanálisis reportó que el naproxeno tuvo una tasa de éxito del 94,1% (intervalo de confianza del
95%: 87,6%97,3%) en pacientes con fiebre de origen tumoral confirmado, en una muestra de 388
personas. La heterogeneidad de los estudios fue moderada (I² = 35%, p = 0,007). En pacientes con fiebre
sospechada de origen tumoral, la eficacia fue menor, con una tasa de éxito del 79,8%, y descendió aún
más (67,7%) en los casos de fiebre sin causa definida.

Sin embargo, esta revisión no especifica claramente los criterios utilizados para distinguir entre fiebre
neoplásica confirmada y fiebre de origen tumoral probable. De todos los estudios incluidos, sólo uno
(Tsavaris et al., 1990) comparó directamente naproxeno con otros AINE como el diclofenaco y la
indometacina. En este estudio, tres grupos de 16 pacientes recibieron diferentes medicamentos (dosis
descritas en la tabla 1). Todos los fármacos lograron eliminar completamente la fiebre, y no hubo
diferencias estadísticamente significativas entre ellos en cuanto a su capacidad para reducir la
temperatura por debajo de 37 °C (p < 0,05). No obstante, el naproxeno actuó más rápidamente: redujo
la fiebre en un promedio de 8,2 horas, frente a 21,41 y 20,14 horas con diclofenaco e indometacina,
respectivamente. Esto sugiere que otros AINE también pueden ser eficaces para tratar la fiebre de origen
tumoral. (15)

La dosificación del naproxeno desempeña un papel fundamental en el tratamiento de la fiebre,
especialmente en el contexto oncológico. En el metaanálisis revisado, se reportó que una dosis de 250
mg administrada dos veces al día fue frecuente y alcanzó una elevada tasa de éxito terapéutico del 98,1%
(IC 95%: 95,0%99,3%). Asimismo, se observaron buenos resultados con dosis menores, como 125 mg,
375 mg dos veces al día y 250 mg tres veces al día.

A partir de estos datos, se sugiere un rango de dosis antipirética para el naproxeno de entre 125 y 750
mg diarios, fraccionados en dos o tres tomas orales. Tras 72 horas de tratamiento, se espera que las
concentraciones plasmáticas del fármaco se mantengan estables, considerando su vida media de 5 a 6
horas. Si la fiebre persiste luego de este periodo con la dosis adecuada, se recomienda suspender el
naproxeno, ya que esto indicaría que la fiebre probablemente no sea de origen neoplásico. En tal
pág. 6616
escenario, deben intensificarse los estudios para descartar causas infecciosas u otras etiologías no
tumorales. (16)

Por su parte, Oh y Park (2022) presentan el caso clínico de un paciente masculino de 78 años, de origen
coreano, con antecedentes de adenocarcinoma de próstata diagnosticado ocho meses antes, quien
consultó por fiebre elevada (hasta 38 °C), hiporexia, dolor en la rodilla y síntomas del tracto urinario
inferior de un mes de evolución. Al momento del diagnóstico, el antígeno prostático específico (PSA)
sérico era mayor a 100 ng/mL, con un volumen prostático estimado de 84 mL. La biopsia reveló un
puntaje de Gleason grado 1 en todos los núcleos. Una tomografía computarizada demostró invasión
local del tumor a vejiga y vesículas seminales, linfadenopatía pélvica múltiple y metástasis óseas
osteoblásticas en columna vertebral, pelvis y fémures proximales.

Inicialmente se indicó tratamiento hormonal con acetato de leuprolida (22,5 mg cada tres meses),
logrando una respuesta parcial con mejoría sintomática y descenso del PSA a 13 ng/mL. Tres meses
antes de la actual internación, los estudios de imagen mostraban una enfermedad estable.

Al ingreso, el paciente presentaba fiebre de 38,8 °C, frecuencia cardíaca de 101 lpm y presión arterial
de 140/70 mm Hg. En los estudios de laboratorio destacaban: hemoglobina 12,8 g/dL, leucocitos
11.980/μL, plaquetas 147.000/μL, proteína C reactiva elevada (114 mg/dL) y un incremento llamativo
del PSA hasta 1639 ng/mL. Los análisis de orina no evidenciaron signos de infección (sin piuria ni
hematuria), y tanto los hemocultivos como el urocultivo fueron negativos. La prueba de COVID-19 fue
también negativa.

El nivel de procalcitonina estaba discretamente elevado (0,61 ng/mL; valor normal <0,1 ng/mL) y la
interleucina-6 alcanzó 307 pg/mL (valor normal <7,0 pg/mL), sugiriendo inflamación sistémica sin foco
infeccioso definido. A pesar del uso empírico de cefalosporinas de tercera generación y antiinflamatorios
no esteroides, la fiebre persistió más allá de 72 horas. Se inició tratamiento con naproxeno (500 mg cada
12 horas), observándose una mejoría parcial del cuadro febril.

La ausencia de lesiones nuevas en los estudios por imágenes, junto con el aumento del PSA y la fiebre
persistente sin causa infecciosa, permitió establecer el diagnóstico de cáncer de próstata resistente a la
castración (CRPC) con fiebre de origen tumoral. Se inició quimioterapia sistémica con docetaxel (50
mg/m² cada 15 días). El paciente toleró adecuadamente el tratamiento, sin eventos adversos
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significativos, y presentó resolución completa de la fiebre tras el primer ciclo. Durante un seguimiento
de 14 meses, recibió 22 ciclos de quimioterapia, manteniendo la enfermedad estable. El último valor de
PSA registrado fue de 10 ng/mL. (17)

Por otra parte, Scott y colaboradores (2023) presentan el caso clínico de un hombre de 81 años con
antecedentes de cáncer de tiroides (tratado con tiroidectomía dos años atrás) quien fue enviado al
servicio de urgencias por su otorrinolaringólogo debido a una tomografía de cuello que reveló que tenía
una masa grande que comprimía sus vías respiratorias. El paciente había notado esta masa en
crecimiento durante el último año, junto con dificultad progresiva para respirar y tragar.

Al llegar a urgencias, estaba estable y sin fiebre, por lo que se le administró dexametasona y fue
ingresado a la UCI para vigilancia. Una biopsia confirmó que el cáncer de tiroides había regresado.
Debido al riesgo de insuficiencia respiratoria, se le realizó una traqueotomía. También se le colocó una
sonda para alimentarlo, ya que no podía tragar bien por la presión de la masa.

Al quinto día de hospitalización, desarrolló fiebre alta. Los cultivos mostraron una infección bacteriana
en la sangre y neumonía adquirida en el hospital causada por E. coli probablemente por aspiración de
secreciones espesas relacionadas con la masa en el cuello, que tenía una zona quística o necrótica. A
pesar del tratamiento con antibióticos (ciprofloxacino y nafcilina), las fiebres continuaban, por lo que se
hicieron más estudios para buscar otras causas de infección, pero todos fueron negativos.

Nueve días después del inicio de las fiebres, se sospechó que estas podrían ser causadas por el propio
cáncer (fiebre neoplásica), así que se le administró naproxeno. Tras la primera dosis, las fiebres
desaparecieron y el paciente se sintió mejor. Recibió ocho dosis más y luego solo naproxeno si era
necesario, lo cual ya no fue requerido. Además, se le dio un protector gástrico mientras tomaba el
antiinflamatorio.

Durante su hospitalización, también mejoró su capacidad para tragar y al alta ya podía comer un poco
por vía oral. Fue dado de alta en condición estable, con seguimiento programado por
otorrinolaringología, oncología médica y radioterápica, y su caso fue presentado ante la Junta de
Tumores. (18)
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DISCUSIÓN

El test del naproxeno, ha presentado una eficacia significativamente mayor en el diagnóstico de ciertos
tipos de cáncer. Nakamura y colaboradores, en su estudio investigaron la aparición de fiebre neoplásica
en pacientes con sarcoma de huesos y tejidos blandos durante su tratamiento y seguimiento.

Entre enero de 2009 y diciembre de 2014, se hospitalizaron 195 pacientes con diagnóstico de sarcomas
óseos y de tejidos blandos en el Departamento de Cirugía Ortopédica de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Mie, en Tsu, Japón. Se excluyó a aquellos pacientes diagnosticados únicamente
mediante biopsia, así como a los que fueron admitidos para cuidados paliativos sin tratamiento
oncológico activo (cirugía, quimioterapia o radioterapia).

La cohorte estuvo compuesta por 111 hombres y 84 mujeres, con una edad promedio de 55 años. El
tumor primario se localizó en tejidos blandos en 147 pacientes y en hueso en 48. Los diagnósticos
histológicos más comunes en sarcomas óseos fueron osteosarcoma (n = 24), condrosarcoma (n = 10) y
sarcoma de Ewing (n = 8). En los sarcomas de partes blandas, los tipos más frecuentes fueron
liposarcoma bien diferenciado (n = 33), mixofibrosarcoma (n = 21), sarcoma pleomórfico indiferenciado
(n = 19) y leiomiosarcoma (n = 16). Se llevó a cabo resección quirúrgica del tumor primario en 158
casos, y cirugía por recurrencia o metástasis en 17 pacientes. Durante el seguimiento, 55 pacientes
recibieron quimioterapia y 50 fueron tratados con radioterapia.

Dentro de una subpoblación de 11 pacientes con fiebre relacionada con el sarcoma, 9 fueron tratados
con naproxeno, tras la falla de loxoprofeno en 8 casos y de acetaminofén en uno. El naproxeno se
administró por vía oral a dosis entre 300 y 600 mg diarios. Previamente al tratamiento, los leucocitos
oscilaron entre 3.870 y 11.120/mm³ (media: 8.131/mm³), y los niveles de proteína C reactiva (PCR)
entre 5,52 y 24,84 mg/dl (media: 13,4 mg/dl). Los niveles de interleucina-6 (IL-6) estuvieron elevados
en 5 pacientes (valor normal <4,0 pg/ml).

Ocho de los nueve pacientes tratados con naproxeno presentaron una respuesta completa, con
normalización de la temperatura corporal (<37,3 °C) en menos de 24 horas. De estos, cuatro fueron
posteriormente sometidos a resección tumoral, sin recurrencia de fiebre ni necesidad de continuar el
tratamiento antipirético. Uno de los nueve pacientes respondió completamente a la quimioterapia con
ifosfamida (12 g/m²) y no requirió naproxeno. En otro caso, la dosis de naproxeno debió reducirse de
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300 a 200 mg/día debido a deterioro de la función renal; este paciente no respondió al tratamiento y
falleció por metástasis peritoneales tras dos meses, sin resolución de la fiebre. Los tres pacientes
restantes continuaron con naproxeno hasta su fallecimiento por progresión tumoral.

Los dos pacientes que no recibieron naproxeno fueron tratados quirúrgicamente y lograron una
resolución rápida y completa de la fiebre.

Tres días después del inicio del tratamiento con naproxeno, los recuentos leucocitarios oscilaron entre
3.320 y 15.200/mm³ (media: 7.079/mm³) y los niveles de PCR entre 4,26 y 22,55 mg/dl (media: 12,76
mg/dl). No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los valores medios de
leucocitos ni de PCR antes y después de la administración de naproxeno (p = 0,29 y p = 0,78,
respectivamente).

Al momento de la revisión final, en febrero de 2016, solo un paciente permanecía con vida y libre de
enfermedad, mientras que los otros diez habían fallecido a causa del sarcoma. (19)

Por otra parte, Ernst y colaboradores (2009) presentan el caso clínico de un paciente masculino de 53
años con antecedentes de hipertensión arterial e hiperplasia prostática benigna. Ingresó tras presentar un
cuadro febril de ocho semanas de evolución, caracterizado por fiebre intermitente de hasta 39 °C y
diaforesis nocturna significativa. No refirió viajes recientes ni contacto con animales. Cinco días antes
de su hospitalización, desarrolló polaquiuria, dolor lumbar y orina de mal olor, lo que llevó al
diagnóstico presuntivo de infección del tracto urinario, iniciándose tratamiento antibiótico ambulatorio
sin mejoría del cuadro febril, motivo por el cual fue ingresado al hospital.

Al ingreso, el paciente se encontraba febril (38,2 °C), normotenso y con una saturación de oxígeno del
95% en aire ambiente. El examen físico no reveló alteraciones relevantes. Los exámenes de laboratorio
iniciales mostraron PCR elevada (12,1 mg/dL), VHS en 67 mm/h, leucocitos dentro de rango normal
(8.600/mm³), y parámetros bioquímicos sin hallazgos de relevancia. El sedimento urinario evidenció
escasos leucocitos y bacterias, con nitritos negativos. Se tomaron hemocultivos y urocultivo, iniciándose
tratamiento empírico con ceftriaxona.

Los cultivos resultaron negativos, por lo que se asumió la posibilidad de falsos negativos debido al uso
previo de antibióticos. Sin embargo, al séptimo día de hospitalización persistió la fiebre, y los parámetros
inflamatorios aumentaron (PCR 24 mg/dL, VHS 107 mm/h). Se realizó una tomografía computada de
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tórax, abdomen y pelvis, sin hallazgos patológicos. Ante la persistencia del síndrome febril de origen
desconocido, se ampliaron los estudios infecciosos, incluyendo nuevos cultivos, pruebas virales
(adenovirus, influenza, parainfluenza, VRS, metapneumovirus), serologías para CMV, VIH y Brucella,
todos con resultados negativos.

Un ecocardiograma transesofágico también fue normal. Posteriormente, se solicitaron estudios
inmunológicos (anticuerpos antinucleares, ANCA, factor reumatoide, complementemia y pruebas
tiroideas), sin hallazgos significativos.

Durante la hospitalización, el paciente desarrolló hipercalcemia leve y asintomática (11,2 mg/dL), que
evolucionó rápidamente a hipercalcemia severa (14,9 mg/dL), requiriendo manejo en la Unidad de
Cuidados Críticos con hidratación intravenosa, corticoides y bifosfonatos. En ausencia de hallazgos
compatibles con enfermedades malignas sólidas o linfoproliferativas, y ante la presencia de proteinuria
significativa, se investigó una posible gammapatía monoclonal. La inmunofijación de proteínas en orina
reveló paraproteínas con un componente kappa de 1,36 gramos, aunque la electroforesis plasmática fue
normal. El mielograma mostró infiltración por mieloma múltiple con un 65% de plasmocitos y
plasmoblastos. Se estableció el diagnóstico de mieloma múltiple secretor de cadenas livianas kappa. Se
inició tratamiento con talidomida y dexametasona, observándose resolución de la fiebre y mejoría clínica
a las 48 horas del inicio del tratamiento, lo que sugirió fuertemente una relación causal entre el mieloma
múltiple y el síndrome febril de origen desconocido. Sin embargo, los autores mencionan que en este
tipo de pacientes se puede utilizar el test del naproxeno como ayuda diagnóstica con el fin de disminuir
costos y tiempo, en lugar de realizar un estudio de causas infecciosas. (20)

Por lo tanto, el test del naproxeno representa una herramienta diagnóstica sencilla, accesible y útil en la
evaluación de la fiebre de origen desconocido en pacientes con sospecha de neoplasia. Su capacidad
para diferenciar la fiebre paraneoplásica de la infecciosa o inflamatoria, mediante una respuesta rápida
al antipirético, permite orientar de manera más precisa el enfoque diagnóstico y terapéutico. Aunque no
es un método definitivo, su uso como prueba complementaria resulta valioso, especialmente en tumores
como sarcomas, linfomas y mieloma múltiple. La interpretación del test debe realizarse dentro del
contexto clínico global del paciente, considerando sus limitaciones y la necesidad de un seguimiento
diagnóstico adecuado.
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CONCLUSIÓN

El test del naproxeno se ha convertido en una herramienta diagnóstica muy valiosa, especialmente en
casos de fiebre de origen desconocido, sobre todo cuando se sospecha que puede haber una causa
neoplásica. La clave de su eficacia radica en la capacidad de este antiinflamatorio no esteroideo para
reducir rápidamente la fiebre provocada por las citocinas inflamatorias que se liberan en el entorno
tumoral, como la interleucina-1, interleucina-6 y el factor de necrosis tumoral alfa. A diferencia de la
fiebre causada por infecciones, la fiebre paraneoplásica suele responder de manera notable al naproxeno,
lo que lo convierte en un criterio diferencial muy útil en la práctica clínica.

Varios estudios, que incluyen series de casos, ensayos clínicos y metaanálisis, han mostrado que el uso
de naproxeno en pacientes oncológicos con fiebre sin un foco definido tiene tasas de éxito superiores al
90% en la resolución de la fiebre, con respuestas que generalmente se observan en las primeras 24 a 72
horas. Esta respuesta no solo ayuda en el diagnóstico, sino que también proporciona alivio sintomático
al paciente mientras se sigue investigando la causa subyacente.

El test del naproxeno es especialmente valioso en pacientes con sarcomas, mieloma múltiple, linfomas
y carcinomas avanzados o metastásicos, donde la fiebre puede ser una manifestación paraneoplásica
inicial o un signo de progresión del tumor. Además, su uso puede evitar tratamientos antibióticos
innecesarios, reducir la duración de las hospitalizaciones y disminuir la necesidad de estudios
complementarios costosos, como gammagrafías o PET-TC, cuando no están disponibles o no son
urgentes.

A pesar de su gran utilidad clínica, el test del naproxeno no debe ser considerado de forma aislada. Es
crucial interpretar sus resultados dentro de un contexto clínico más amplio, teniendo en cuenta el
historial oncológico del paciente, los hallazgos físicos, así como los estudios de laboratorio e imágenes.

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