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INTRODUCCIÓN
Los agujeros negros cuánticos, ocurren a escala microscópica, muy al contrario del agujero negro
cosmológico, aunque gozan de similares características físicas. El agujero negro cuántico, surge a
propósito de la aniquilación o en su defecto, de la interacción de una partícula supermasiva, respecto de
un espacio – tiempo cuántico específico. Surge por aniquilación o colapso, en tratándose de una partícula
supermasiva, de tipo estrella u oscura, en cuyo caso, se forma un agujero negro cuántico supermasivo,
esto es, exponencialmente denso, dotado de radiación, de un radio orbital creciente y con horizonte de
eventos relativamente pequeño, lo que implica, que cualquier partícula que supere dicho horizonte,
entrará al punto de no retorno y en consecuencia, será engullida por el agujero negro hasta fundirse con
la singularidad. Surge por interacción de una partícula supermasiva, esto es, cuando una partícula
supermasiva, dotada de gravedad endógena o exógena, sufre de aniquilación, deformando así, el espacio
– tiempo cuántico, y por ende, provocando un agujero negro masivo, dotado de radiación menor, de un
radio orbital creciente y con un horizonte de eventos relativamente extenso, lo que implica que cualquier
partícula, puede propagarse en cuanto a sus orbitales, alrededor del agujero negro cuántico, sin que sea
engullida, a menos que supere el horizonte de eventos. En ambos casos, las hiperpartículas, no escapan
al diámetro de absorción del agujero negro, sea masivo o supermasivo, según sea el caso. Es importante
precisar en este punto que, un agujero negro masivo, es susceptible de convertirse en un agujero negro
supermasivo, muy especialmente cuando engulle una partícula de tipo estrella u oscura. En tratándose
del agujero negro masivo o en su defecto, del agujero negro supermasivo, la singularidad, está
constituida, en primer término, por un cúmulo contraído de materia oscura, es decir, de masa negra,
ultramente pesada y densa, generadora de energía oscura y capaz de estirar el espacio – tiempo cuántico,
en el que, el tiempo, es una dimensión física más, susceptible de alteración, hacia adelante y hacia atrás.
Llegado a esta singularidad primaria, la materia y la energía entrantes se licúan en el núcleo duro del
agujero negro cuántico, aumentando su capacidad gravitacional. Como se notará, la materia y la energía,
se transforman, más sin embargo, su información se destruye, pues pasa a configurarse a la morfología
propia del agujero negro. Superada esta fase de singularidad primaria, existe una singularidad secundaria
o final, en la que, si un objeto dotado de materia y energía lo atraviesa, conservará su información y por
ende, se transformará en la medida en que, conservará su estado inicial, pero interactuante en una nueva