Representaciones Sociales en Ciudadanía: Una Reflexión en Formación Integral Situada

 

Jamer Gildardo Correa Calderon.[1]

[email protected]

https://orcid.org/0009-0007-5976-0628

Universidad: Universidad Metropolitana de

Educación, Ciencia y Tecnología (UMECIT).

Montería. Colombia.

 

RESUMEN

En la era actual de globalización, la ciudadanía se presenta como una entidad multifacética que va más allá de la mera legalidad. El estudio en cuestión profundiza en como la democracia, inclusión, temas de género, formación cívica y compromiso político, destacando la naturaleza compleja y cultural de la ciudadanía, y su vínculo con la responsabilidad personal, ética y moral. Mediante una revisión exhaustiva de la literatura, se resaltan las diferentes interpretaciones de la ciudadanía en contextos variado, El análisis abarca diversos enfoques educativos hacia la ciudadanía, en la difusión de conocimientos, sino también en el fomento de valores y posturas que promueven una participación activa y consciente. La formación ciudadana actual se enfoca en inculcar valores cívicos, apoyada en la teoría de las representaciones sociales de Moscovici. Se introducen términos como "anclaje" y "objetivación" para explicar cómo se conectan ideas complejas con vivencias anteriores, convertir forma y significado a los principios democráticos, y reforzar así la implicación comunitaria. Además, el estudio explora cómo la objetivación se materializa en la enseñanza de la ciudadanía, mostrando una integración de la teoría y la práctica. La educación se presenta como un enlace vital entre estos dos aspectos, enfatizando la necesidad de métodos de enseñanza flexibles y sensibles. Finalmente, el texto presenta la noción de "Superposición Ciudadana", arrojando luz sobre la naturaleza fluida y adaptable de la ciudadanía contemporánea y subrayando la relevancia de una educación que considera los múltiples factores que configuran la identidad ciudadana. En resumen, estos análisis proporcionan una perspectiva rica y multidimensional de la ciudadanía, uniendo dimensiones legales, sociales, éticas y culturales, y subrayando la intrincada y diversa naturaleza de las visiones sobre la ciudadanía en el mundo moderno.

 

Palabras Claves: representaciones sociales; ciudadanía; educación; formación.


 

Social Representations in Citizenship: A Reflection on Situated Comprehensive Education

 

ABSTRACT

In the current era of globalization, citizenship is presented as a multifaceted entity that goes beyond mere legality. The study in question delves into democracy, inclusion, gender issues, civic education, and political commitment, highlighting the complex and cultural nature of citizenship, and its link with personal, ethical, and moral responsibility. Through an exhaustive review of the literature, different interpretations of citizenship in various contexts are emphasized. The analysis covers diverse educational approaches to citizenship, not only in the dissemination of knowledge but also in the promotion of values and attitudes that foster active and conscious participation. Current civic education focuses on instilling civic values, supported by Moscovici's theory of social representations. Terms such as "anchoring" and "objectification" are introduced to explain how complex ideas connect with previous experiences, give shape and meaning to democratic principles, and thus reinforce community involvement. Additionally, the study explores how objectification materializes in the teaching of citizenship, showing an integration of theory and practice. Education is presented as a vital link between these two aspects, emphasizing the need for flexible and sensitive teaching methods. Finally, the text presents the notion of "Citizen Superposition," shedding light on the fluid and adaptable nature of contemporary citizenship, and underscoring the relevance of education that considers the multiple factors that shape citizen identity. In summary, these analyses provide a rich and multidimensional perspective on citizenship, uniting legal, social, ethical, and cultural dimensions, and highlighting the intricate and diverse nature of views on citizenship in the modern world.

 

Keywords: social representations; citizenship; education; training.

 

 

 

 

 

Artículo recibido 12 setiembre 2023

Aceptado para publicación: 22 octubre 2023

INTRODUCCIÓN

En una era de globalización acelerada, la ciudadanía trasciende los confines de la legalidad y emerge como una construcción multifacética. La interacción con temas como la democracia, la inclusión, la participación política, el género y la educación es cada vez más compleja y matizada (Pérez, 2019). Este artículo se embarca en un viaje exploratorio para desentrañar las representaciones sociales de la ciudadanía en varios ámbitos educativos. 

En medio de una era caracterizada por una globalización acelerada, se reconfigura la noción de ciudadanía, trascendiendo los marcos de las experiencias legales y sociales para cristalizarse como una construcción de una complejidad notable. Esta reconfiguración, se guía por intuiciones puras y categorías que estructuran nuestra percepción de derechos y responsabilidades, elementos que entablan una danza armoniosa con los principios democráticos, la inclusión y, sobre todo, la educación. En este escenario, las interacciones involucradas devienen más matizadas y enriquecidas, perfilándose como terreno fértil donde la educación se alza preeminentemente, obrando como una herramienta catalizadora en el fomento de una ciudadanía tanto consciente como activamente participativa.

Jaramillo Echavarría (2014) ilustra profundamente este punto, subrayando la monumentalidad del rol de la educación, que potencia capacidades imperativas como el pensamiento crítico y una comunicación efectiva, erigiéndose como baluartes indiscutibles en el ámbito cívico. Este análisis perspicaz proyecta una ciudadanía que se despoja de su estática tradicional para transformarse en una entidad vibrante, multifacética e inextricablemente ligada a dimensiones educativas, intuitivas y perceptivas que coexisten y se nutren mutuamente en un ecosistema simbiótico, construyendo un consenso que apunta hacia una comprensión. compartida y dinámicamente rica de la ciudadanía (p. 22).

Principio del formulario

En cuanto a la esencia de la ciudadanía, no es meramente un estatus legal; representa una construcción social y cultural que refleja cómo los individuos perciben su papel y responsabilidad en la sociedad (Alarcón, 2019). Las representaciones sociales de la ciudadanía proporcionan una ventana reveladora hacia las creencias, actitudes y prácticas que moldean la participación y la política (Cárdenas, 2019). Además, comprender estas es crucial para cultivar ciudadanos activos y responsables, y tiene implicaciones profundas en la educación, la política y la sociedad en su conjunto.  Desde estos sistemas de conocimiento, construidos y compartidos por ciudadanos, se ofrecen una guía para la orientación y acción dentro de la realidad social. Su estudio puede abordarse desde múltiples dimensiones, incluyendo la información, el campo de representación y la actitud, todas ellas con importantes implicaciones para la comprensión pública  (Gallego, 2018).

Desde la óptica anterior, se vislumbra una concepción de belleza Kantiana, relacionado con la estructura ordenada y simétrica de la ciudadanía. Como en la estética, la ciudadanía legal y social refleja una construcción finita y regulada que se manifiesta en normas y responsabilidades cívicas. Esta faceta de la ciudadanía está profundamente arraigada en la educación y los contextos culturales, y resalta la importancia de los valores cívicos, como el compromiso con la justicia y la equidad.

La comprensión de la ciudadanía en términos de lo bello y lo sublime se extiende más allá de una mera categorización legal o social. Destaca la necesidad de enfoques pedagógicos adaptativos que reflejen la diversidad de perspectivas sobre la ciudadanía , exigente una ventana reveladora de estereotipos, creencias,  afirmaciones, valores, normas creencias, actitudes y prácticas que moldean la participación en contexto.

El propósito de este artículo, sustentado en una revisión exhaustiva de la literatura académica contemporánea (Ramírez, 2018; Sánchez, 2020), es analizar las representaciones sociales de la ciudadanía en diferentes contextos educativos. La atención se centra en comparar las representaciones en varios niveles educativos y en diferentes países, A través de este análisis, buscamos enriquecer tanto la comprensión teórica como práctica de cómo se configura y manifiesta la ciudadanía en la educación.


 

MARCO TEÓRICO

Las representaciones sociales son las formas mediante las cuales individuos y grupos interpretan y clasifican su mundo social (Moscovici, 1984). En relación con la ciudadanía, estas representaciones reflejan cómo los individuos comprenden su papel en la sociedad, interpretando conceptos como derechos, responsabilidades, participación y pertenencia.  Según Banchs y Lozada (2000), entender y analizar una representación social es un avance esencial en la dirección de cambiar o transformar las prácticas sociales existentes.

En el contexto de esta reflexión , la ciudadanía y la educación están intrínsecamente entrelazadas, ya que la educación juega un papel vital en la formación de ciudadanos activos y responsables (Gómez, 2018). La educación para la ciudadanía implica no sólo transmitir conocimientos y habilidades, sino también cultivar valores y actitudes que promuevan la participación cívica y social.

la ética y la moralidad juegan un papel crucial en la formación de la ciudadanía. La noción de deber y responsabilidad,  se centran como componentes esenciales, en cómo se perciben y ejercen los derechos y responsabilidades cívicos.  Este imperativo categórico , que enfatiza la universalidad de la moral, podría aplicarse a la comprensión de la ciudadanía como un compromiso universal con la justicia, la equidad y la dignidad humana. Esta comprensión, de la ciudadanía permite una exploración profunda de las representaciones sociales en diferentes contextos educativos. Pues, esa integridad de la moral se entrelaza con el compromiso universal con la justicia, la equidad y la dignidad humana, dando forma a la educación para la ciudadanía en niveles diversos.

Sin embargo, la universalidad de este compromiso moral no es monolítica ni se encuentra exenta de complejidades adicionales. Según Vargas-Guillén, Sesarego-Acosta y Guerrero-Criollo (2019), la profundización en la ética de la educación ciudadana nos conduce hacia la exploración de "normas trascendentales de la razón". Estas normas, al ser comprendidas de una manera trascendentalizada, ofrecen un nuevo espectro de interpretación que integra la pragmática del lenguaje en la formación ética. Además, destacan la interconexión intrínseca entre verdad y razón, poniendo en relieve la importancia de la alteridad en los procesos educativos para la formación ética.

Este enriquecimiento teórico brinda una perspectiva única, donde las nociones de deber y responsabilidad se elevan más allá de los conceptos legales y sociales para convertirse en manifestaciones de las representaciones sociales que guían nuestro entendimiento de la justicia y la equidad. Las variaciones en las representaciones de la ciudadanía entre diferentes contextos culturales se vuelven más matizadas, ilustrando la dinámica entre la ética universal y las particularidades regionales.

La educación para la ciudadanía es un constructo multidimensional que va más allá de la mera transmisión de conocimientos y habilidades. En efecto, este modelo educativo busca también inculcar valores y actitudes que puedan estimular una participación cívica y social activa. en sintonía con la obra de Vallejos Silva, Redon Pantoja, y Del Prete (2022), sitúa un fuerte énfasis en la inculcación de valores éticos y actitudes cívicas que habilitan una participación. activa y significativa en la sociedad. Este modelo educativo, lejos de meramente informar, abraza la misión más compleja de formar ciudadanos que conjugan racionalidad con autonomía moral. Estos ciudadanos, dotados de una capacidad para el razonamiento moral, son postulados como agentes potenciales para la actualización de una ética universal en sus acciones.

       En esta línea, la formación cívica no se limita a informar, sino que aspira a moldear ciudadanos racionales y autónomos. Estos ciudadanos, al ser capaces de razonar moralmente, tienen el potencial de actuar en sintonía con principios universales, algo que podría resultar vital en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

No obstante, tal ambición educativa enfrenta desafíos significativos en su implementación práctica. Según Quiceno Botero, Betancur Lozano y Rojas Betancur (2020), el ideal de la educación para la ciudadanía a menudo se diluye en la realidad de las rutinas educativas y enfrenta la desconexión entre los principios curriculares y su viabilidad en los entornos familiares y sociales, especialmente en la infancia. Este desajuste entre la teoría y la práctica puede generar brechas en la formación ciudadana y disminuir el impacto de los esfuerzos educativos en este ámbito.

Por lo tanto, en el intrincado ecosistema pedagógico contemporáneo, subsiste un consenso emergente acerca de la necesidad de un tratamiento integral y holístico en lo referente a la educación para la ciudadanía. Este postulado subraya que tal instrucción cívica supera la mera difusión de saberes teóricos, extendiéndose hacia la formación integral del discente como ente político y social.

Consonante con este argumento, García López y Murillo Pausà (2009) proponen una perspectiva multidisciplinar, subrayando la polifacética naturaleza de esta modalidad educativa. Según esta postura, no sólo se trata de la adquisición de competencias concretas, sino también de la interiorización de principios éticos y disposiciones que favorezcan una interacción cívica y comunitaria dinámica.

 Sin embargo, se presenta una divergencia notoria en cómo se aborda esta tarea: mientras que el primer enfoque aspira a formar ciudadanos universales y autónomos a través de la educación, el segundo señala las limitaciones de tal aspiración, poniendo de aliviar la necesidad de alinear. los principios curriculares con las realidades sociales y familiares. En resumen, la formación ciudadana es un ideal educativo elevado que, para ser efectivo, requiere una consideración cuidadosa de las múltiples facetas que la constituyen.

Principio del formulario

Desde esta óptica, Las nociones de deber y responsabilidad no son solo conceptos legales y sociales; son también manifestaciones de las representaciones sociales como guías de nuestro entendimiento de la justicia y la equidad

Indudablemente, el ámbito de la formación ciudadana es un terreno fértil para la indagación interdisciplinaria y multifactorial. Inicialmente, es preciso recalcar que los términos "deber" y "responsabilidad" trascienden su connotación legal o social, no son meramente constructos legales o sociales, sino que también funcionan como pilares en las representaciones sociales, estas últimas, sirven como vectores interpretativos que orientan nuestra percepción de lo que es justo y equitativo en una sociedad. moldean las percepciones colectivas acerca de justicia y equidad.

Convergiendo con esta idea, Velásquez (2011) señalan que, la noción de ciudadanía a través del prisma de la teoría de las representaciones sociales identifica cómo las conceptualizaciones sociales sobre el deber y la responsabilidad no son meramente constructos estáticos, sino que son dinámicamente modeladas, psicológicamente contextualizadas, y perpetuamente sujetas a reconfiguración. Según ellos, cualquier pedagogía que aspire a inculcar una ciudadanía activa y consciente debe imperativamente integrar un entendimiento agudo de estas representaciones fluctuantes en su currículo, con el objetivo de catalizar la emergencia de una sociedad más equitativa y justa.

Concomitantemente, las representaciones de la ciudadanía pueden variar considerablemente entre diferentes contextos culturales (Díaz, 2020). Por ejemplo, en América Latina, la ciudadanía se puede percibir a menudo como una lucha por los derechos y la justicia social, mientras que, en Europa, puede estar más relacionada con el ejercicio de derechos civiles y deberes cívicos (Bernal, 2020).

Las representaciones sociales de la ciudadanía reflejan cómo los individuos comprenden su papel en la sociedad, interpretando conceptos como derechos, responsabilidades, participación y pertenencia. Según Banchs y Lozada (2000), entender y analizar una representación social es un avance esencial en la dirección de cambiar o transformar las prácticas sociales existentes. Ellos analizan cómo las representaciones sociales se construyen a partir de las experiencias colectivas e individuales, de los discursos mediáticos y oficiales, y de las prácticas sociales y culturales.

No obstante, Rubira-García y Puebla-Martínez (2018) nos alertan sobre la complejidad inherente a estas representaciones. Según estos autores, las representaciones sociales actúan como un nexo entre la realidad discursiva y la fáctica, uniendo la imaginación con la acción. Esta dualidad refuerza la idea de que las representaciones son dinámicas y funcionan como un puente entre nuestro universo interior y el mundo exterior, lo cual añade una capa adicional de complejidad a su estudio.

Además, las representaciones sociales exploran e influyen en las actitudes y las acciones de los ciudadanos frente al cambio, ya sea apoyándolo, resistiéndolo o adaptándose a él. Esta comprensión, de la ciudadanía, permite una exploración profunda de las representaciones sociales en diferentes contextos Pues, esa integridad de la moral se entreteje con el compromiso universal con la justicia, la equidad y la dignidad humana, dando forma a la educación para la ciudadanía en niveles diversos.

Las representaciones de la ciudadanía reflejaron un enfoque en la formación de la identidad y la pertenencia, con un énfasis en la enseñanza de valores cívicos desde una edad temprana (Sánchez, 2020).

Finalmente, se vislumbra las representaciones de la ciudadanía en diferentes contextos educativos y culturales (Díaz, 2020). Las implicancias para la práctica educativa son profundas, destacando la necesidad de enfoques pedagógicos adaptativos que reflejen la diversidad de perspectivas sobre la ciudadanía.

RESULTADOS

Campo de las representaciones sociales en la formación ciudadanía

En la actualidad las instituciones educativas buscan procesos de formación para   la enseñanza de la formación en ciudadanía , existe una necesidad emergente de transformación e innovación en las metodologías empleadas dentro del aula. Según Pagès y Santisteban (2004), el concepto contemporáneo de "educación para la ciudadanía" es sustancialmente distinto de las perspectivas clásicas, en las que el énfasis recaía principalmente en la comprensión de la maquinaria institucional.

Sin duda alguna el aporte sustantivo de la teoría de las representaciones sociales a este proceso formativo es claro, pues desde su estructura básica brinda ingredientes constitutivos, este enfoque renovado no sólo cambia la forma en que la ciudadanía y la enseñanza son entendidas, sino que también impone nuevos roles y responsabilidades tanto a los docentes como a los educandos. La educación para la ciudadanía contemporánea abraza una perspectiva integral que fomenta la preparación para la participación democrática, algo ausente en las prácticas pedagógicas más tradicionales.

En este contexto, la teoría de las representaciones sociales de Moscovici ofrece una perspectiva relevante. Según Moscovici (1984), hay dos procesos clave en la formación de representaciones sociales: anclaje y objetivación. El anclaje ofrece un proceso de integrar un objeto o idea desconocida en un marco de referencia existente, como en la incorporación de conceptos cívicos dentro de una cultura educativa en constante evolución. La objetivación es el proceso de convertir conceptos abstractos en algo concreto, un mecanismo esencial para convertir los ideales democráticos en competencias y valores prácticos que los estudiantes pueden asimilar y acomodar a sus estructuras socialmente elaboradas y compartidas . Estos procesos, junto con el compromiso pedagógico innovador, ayudan a explicar cómo los métodos de enseñanza pueden ser integrados en el currículo.

Entretejiendo ciudadanía: el arte pedagógico del anclaje y la objetivación en la democracia.

El concepto de anclaje, tal como se describe en el texto, opera como un puente simbólico entre lo desconocido y lo familiar, transformando el aprendizaje de la ciudadanía en un proceso dinámico y resonante. Se trata de una técnica pedagógica sutil pero poderosa que juega un papel crítico en la formación cívica.

En el contexto de la enseñanza de la ciudadanía, el anclaje no es simplemente un acto de traducción o simplificación de conceptos abstractos. Más bien, es un proceso reflexivo y activo que relaciona ideas complejas como la democracia, los derechos civiles y las responsabilidades sociales con el conocimiento y las experiencias previas de los estudiantes. A través de este acto de integración, los principios abstractos y, a menudo, esotéricos de la ciudadanía se vuelven concretos, tangibles y aplicables.

Este proceso de anclaje es comparable a la tarea de tejer una tela, donde los hilos de la experiencia personal se entrelazan con los conceptos abstractos para formar un patrón cohesivo y significativo. No es simplemente acerca de hacer que la ciudadanía sea más accesible; es un compromiso profundo con la creación de una comprensión auténtica y multifacética de lo que significa ser un ciudadano en una democracia.

En última instancia, el anclaje facilita una conexión viva y vital entre los alumnos y los principios democráticos, permitiendo una participación cívica más informada y consciente. Al traducir los valores democráticos en términos que resuenan con la experiencia individual de los estudiantes, se fomenta una relación más profunda y significativa con los conceptos cívicos, incentivando una ciudadanía activa y comprometida que es esencial para la salud y la vitalidad de cualquier sociedad democrática.

Ahora bien, la objetivación,  es una guía pedagógica refinada que transforma la formación en    ciudadanía,  de una mera absorción de conocimientos en una experiencia vivida y tangible. Se puede ver como el acto de dar vida a una escultura, donde los contornos abstractos y etéreos de la democracia y la ética cívica se tallan y dan forma hasta que se definen en algo real y concreto.

En el contexto educativo, la objetivación no solo humaniza los principios democráticos, sino que los encarnan en prácticas y experiencias auténticas dentro y fuera del aula. Al hacerlo, se crea una dimensión adicional en la enseñanza de la ciudadanía, una que va más allá del simple conocimiento teórico. Se trata de un proceso de inmersión y participación que pone a los estudiantes en el corazón de la experiencia democrática.

Por ejemplo, la participación en simulaciones de procesos electorales no es un simple juego educativo, sino una realización tangible de los derechos y responsabilidades de los habitantes de la urbe . Del mismo modo, los debates sobre temas sociales contemporáneos y la participación en proyectos comunitarios no son simplemente ejercicios académicos, sino oportunidades vivas para que los estudiantes interactúen y se involucren con su mundo social.

La objetivación, por lo tanto, es una forma de aprendizaje experiencial, un medio para que los estudiantes no solo aprendan sobre la ciudadanía, sino que la vivan y la experimenten en su totalidad. Es un proceso que fortalece no solo la comprensión intelectual, sino también la capacidad emocional y práctica para participar activamente en la comunidad.

En líneas generales, la objetivación en la enseñanza de la ciudadanía es una práctica de transmutación, convirtiendo los conceptos abstractos en una realidad tangible. Proporciona un puente entre la teoría y la práctica, permitiendo a los estudiantes no solo entender, sino también sentir y actuar como ciudadanos conscientes y responsables. En su esencia, es una forma de enseñanza que apunta a la totalidad de la experiencia humana, creando que no solo conocen su papel en una democracia, sino que también están equipados y motivados para vivirlo.

La concepción de la educación como un proceso participativo, democrático e inclusivo constituye una representación social contemporánea de la ciudadanía. Dentro de este marco, la ciudadanía trasciende el mero estatus legal para abarcar un conjunto integral de competencias, valores y actitudes, los cuales requieren ser fomentados de manera activa.  

En este sentido, la educación emerge no solo como un medio para transmitir conocimiento, sino como un vehículo para la inclusión democrática y la representación social de la ciudadanía. La concepción participativa y democrática de la educación se convierte en una representación social contemporánea de lo que significa ser ciudadano en el mundo actual. Dentro de este marco,  Grossman (2008) señala como la visión contemporánea de la ciudadanía debe trascender su definición como estatus legal, para convertirse en una amalgama integral de habilidades, valores y actitudes que deben ser fomentados de manera activa. Esta convergencia de ideas destaca la necesidad de una pedagogía que sea receptiva, flexible y capaz de responder a una comprensión multifacética de la ciudadanía en una sociedad cada vez más diversa y compleja.

Por otro lado, la conversión de nociones teóricas, tales como "democracia" e "inclusión", en acciones y estrategias pedagógicas concretas demuestra la objetivación en el ámbito educativo. Esta metamorfosis de la teoría abstracta de la ciudadanía en prácticas tangibles ilustra una evolución significativa en la pedagogía moderna. En esta línea, la realidad subraya la reconfiguración de la escuela como un escenario para la construcción de ciudadanía, en donde los principios de democracia y participación se incorporan en la estructura y función de la institución.

En concordancia con lo anterior, las prácticas ciudadanas dentro del ámbito educativo simbolizan un enfoque dinámico diverso, uniendo la teoría y la aplicación práctica en la formación de ciudadanos conscientes y comprometidos. Lejos de limitarse a la mera instrucción académica, este enfoque comprende una serie de acciones utilizadas a estimular la participación activa, el diálogo constructivo, el pensamiento crítico y el compromiso social de los estudiantes.

En palabras de Ramos et al., (2019),

La aplicación exitosa de cuentos prácticos exige una introspección significativa por parte de los educadores sobre sus técnicas de enseñanza, así como una recalibración de sus estrategias pedagógicas en función de los estilos de aprendizaje individuales de los discentes. Además, este proceso colaborativo exige que los estudiantes se conviertan en protagonistas activos de su aprendizaje, robusteciendo así hábitos de convivencia y cooperación social, es imprescindible que el profesor reflexione sobre su quehacer y sus estilos de enseñanza y que el estudiantado encuentre las herramientas necesarias para aprender (p. 10).

Las prácticas ciudadanas en el contexto educativo constituyendo un mosaico vital y multifacético de teoría y acción, aprendizaje y estrategias pedagógicas, currículo y vivencias diarias. La consecución exitosa de este enfoque facilita un entorno donde los estudiantes no solo asimilan conocimientos, sino también forjan habilidades que les habilitan para ejercer sus derechos y cumplir con sus deberes, mediar conflictos de forma pacífica, valorar la diversidad y aportar al bien común.

MODELO DE SUPERPOSICIÓN CIUDADANA EN CONTEXTO EDUCATIVO

Superposición ciudadana: una metáfora para explorar la identidad multifacética en los contextos educativos

La complejidad y dinamismo de la identidad ciudadana en la sociedad contemporánea requiere una perspectiva que vaya más allá de las descripciones tradicionales, es posible explorar estas nociones con una profundidad y sutileza renovada. La teoría de las representaciones sociales, desarrollada por Serge Moscovici, ofrece un marco intrigante para tal comprensión. En particular, la idea de la Superposición Ciudadana, esta puede proporcionar una metáfora reveladora para comprender la naturaleza multifacética de la ciudadanía en el mundo moderno.

La teoría de las representaciones sociales, formulada como un marco de referencia para descifrar la forma en que las personas interpretan y categorizan su mundo, actúa como un prisma por el cual se analizan las dimensiones intrincadas de la identidad y la ciudadanía. Dentro de este contexto, la superposición ciudadana se presenta como una metáfora vívida, delineando la habilidad de una partícula para coexistir en diversos estados simultáneos. Esta imagen se asemeja a la naturaleza compleja de la identidad ciudadana, capaz de manifestar varios roles y lealtades en múltiples esferas sociales, culturales y políticas.

Extendiendo esta comparación, la analogía con la Superposición, encapsula también la ambigüedad y flexibilidad inherentes a la ciudadanía. Así como una partícula permanece indefinida hasta su observación, la identidad de un ciudadano adquiere distintas formas según el contexto. Esta perspectiva resalta la fluidez y adaptabilidad de la ciudadanía, donde sus diversos aspectos pueden ser alternativamente destacados o subyugados según la situación. La interacción y la medición adquirieron una significancia primordial, las expectativas y normas sociales, junto con las interacciones humanas, pueden configurar la identidad de un ciudadano en un tiempo y lugares concretos. Esta relación paralela une la concepción de ciudadanía con la característica dinámica y versátil de las partículas cuánticas.

En resumen, la consecuencia de esta premisa amplifica nuestra comprensión de la identidad multifacética en el ámbito de la sociedad actual. A través de este prisma, la ciudadanía se revela como un concepto plural, interrelacionado y adaptable, iluminando la riqueza y complejidad de nuestra era contemporánea.

Entrelazamiento y conexión social: una alegoría de interconexión.

La teoría de las representaciones sociales se centra en el estudio de cómo los individuos en una comunidad forman y utilizan conceptos compartidos para interpretar y relacionarse con su entorno. Estas representaciones actúan como catalizadores entre el sujeto y su realidad multifacética, ya sea social, cultural o política, forjando una comprensión unificada y dando lugar al sentido y significado.

En esta esfera de pensamiento, la noción de Entrelazamiento Ciudadano,  este fenómeno ilustra una vinculación intensa y no local entre individuos , en la cual las alteraciones en una se manifiestan instantáneamente en la otro, sin importar la separación física entre ellas. Tal característica puede ser empleada de manera ingeniosa como una alegoría para simbolizar la conexión y dependencia recíproca en el tejido de la sociedad contemporánea.

La similitud del entrelazamiento se extiende para abarcar el modo en que decisiones y acciones en un rincón de un contexto pueden resonar inmediata y profundamente en otros lugares. Similar a las partículas entrelazadas, los habitantes de diversos espacios y tradiciones están unidos a través de una intrincada red de relaciones que incluyen aspectos económicos, políticos, sociales y culturales. Esta conexión evoca la naturaleza polifacética y enmarañada de las representaciones sociales en ciudadanía , en las cuales la interpretación y conducta de los individuos se encuentran   -entrelazadas - inextricablemente interconectados a través de un mosaico social y cultural que es a la vez diverso y unificado, trascendiendo las barreras geográficas y culturales.

La dualidad de la ciudadanía en el contexto educativo

La teoría de las representaciones sociales, concebida por Serge Moscovici, indaga en el proceso por el cual los miembros de una sociedad crean y utilizan entendimientos colectivos para interpretar su mundo circundante. Un paralelo intrigante con el Principio de Incertidumbre de Heisenberg puede aclarar el complejo fenómeno de la ciudadanía en las instituciones educativas.

Dentro del ámbito educativo, la ciudadanía es una entidad compleja y en continua evolución, en lugar de una estructura rígida o monolítica. Al igual que el Principio de Incertidumbre enfatiza la imposibilidad de determinar simultáneamente ciertos pares de variables con certeza absoluta, la ciudadanía en la educación es abierta a una amplia variedad de interpretaciones. Puede comprender distintos roles, deberes, derechos y responsabilidades, cuya definición puede cambiar según el contexto sociocultural y político.

A partir de este Principio, se destaca la fluidez en la concepción de la ciudadanía, que refleja la diversidad y el dinamismo de las sociedades actuales. Al igual que no es posible medir con exactitud simultánea ciertos aspectos, la ciudadanía en la educación se presenta como un concepto multifacético, capaz de adaptarse a las demandas cambiantes de la comunidad.

Este ofrece una perspectiva única para examinar cómo se estructuran, interpretan y aplican los conceptos de ciudadanía en la educación. Resalta la necesidad de reconocer la complejidad y la ambigüedad inherentes en estas nociones y de entender su significado y aplicación pueden fluctuar en diversos contextos y situaciones cómo. Actúa como un recordatorio de la importancia de ser consciente de los diversos factores que influyen y configuran este concepto vital.

En cuanto a la dualidad onda-partícula, que define el comportamiento de las partículas subatómicas, como los electrones, manifestándose tanto como ondas como partículas, sirve de metáfora iluminada para explorar la ciudadanía. Esta dualidad puede simbolizar la tensión inherente entre los derechos y deberes de los ciudadanos y la interacción entre la identidad individual y colectiva.  En el contexto educativo, este fenómeno cuántico ofrece una analogía sobre cómo estudiantes, educadores y administradores interactúan y negocian sus roles. La tarea de equilibrar derechos y obligaciones personales con los de la comunidad educativa en su conjunto, así como de conciliar las expectativas individuales con las normas colectivas, ilustra esta dualidad.

Desde la perspectiva de la teoría de las representaciones sociales, se puede entender cómo la percepción de la ciudadanía en el ámbito educativo contribuye en la interpretación y manejo de estas tensiones y dualidades. Los individuos y grupos dentro de la institución se esfuerzan continuamente para conciliar aspectos potencialmente contradictorios de su identidad y responsabilidad.   En resumen, la analogía con la dualidad onda-partícula encapsula eficientemente la naturaleza multifacética ya veces antagónica de estas experiencias. Proporciona un marco enriquecedor para conceptualizar y analizar los elementos complejos de la vida y la identidad ciudadana en las instituciones educativas, poniendo de relieve la complejidad de la experiencia humana en un contexto social y educativo en constante cambio.

En el entorno educativo, la identidad ciudadana puede compararse a una "superposición", representando diversas facetas, creencias y comportamientos simultáneamente. No obstante, bajo el escrutinio o la observación, esta identidad diversa puede "colapsar" en una forma definida que se ajusta a las normas y expectativas del contexto educativo. Este proceso metamórfico se asemeja al Colapso de la Función de Onda y ofrece una vía para entender cómo las representaciones sociales moldean la identidad y la ciudadanía en el contexto escolar. Asimismo, destaca cómo las expectativas y percepciones sociales pueden dirigirse y configurar el comportamiento de un individuo, llevándolo a adoptar una identidad específica en respuesta a la observación y el contexto.

CONCLUSIONES

En el presente corpus de investigación, se ha abordado la intrincada naturaleza de la formación ciudadana en el contexto educativo, tomando como eje central la teoría de las representaciones sociales propuesta por Serge Moscovici. La indagación ha revelado que la ciudadanía, lejos de ser un constructo monolítico o estático, se manifiesta como una entidad dinámica y multifacética. Esta complejidad intrínseca exige un enfoque pedagógico que ostente una flexibilidad y adaptabilidad conmensurables, capaz de responder a las demandas cambiantes de una sociedad diversa y compleja.

La interacción entre distintos actores educativos—estudiantes, docentes y administradores—emerge como un elemento crucial en la formación ciudadana. Se ha observado que cada uno de estos grupos detenta un papel específico en este proceso formativo, y que la tensión inherente entre los derechos y deberes individuales y colectivos constituye una característica ineludible de este fenómeno.

Adicionalmente, se ha puesto de manifiesto que la ciudadanía es un concepto altamente contextual, sujeto a la influencia de múltiples factores, incluidos los de índole sociocultural y político. Este hallazgo resalta la imperante necesidad de adoptar enfoques pedagógicos que sean sensibles a la diversidad de contextos en los cuales la ciudadanía se encuentra en práctica.

De manera innovadora, la investigación ha recurrido a metáforas y analogías derivadas de la física cuántica, tales como el Principio de Incertidumbre de Heisenberg y la dualidad onda-partícula, para iluminar la complejidad y ambigüedad inherentes a la ciudadanía. Estas metáforas no solo ofrecen una lente analítica novedosa, sino que también pueden fungir como herramientas pedagógicas útiles para desentrañar estos conceptos complejos de una forma más accesible.

En síntesis, la presente investigación contribuye al corpus académico al ofrecer un marco teórico enriquecedor para conceptualizar y analizar los elementos complejos de la vida y la identidad ciudadana en las instituciones educativas. Se destaca la necesidad de ser consciente de los diversos factores que influyen y configuran este concepto vital, y se sugiere que futuras investigaciones podrían explorar cómo estos enfoques teóricos se traducen en estrategias pedagógicas concretas.

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